Canción del capítulo.
«Changes by XXXtentation.»
Sentados alrededor de una mesa de hierro, se encontraban hablando entre sí sobre cosas ambiguas y al mismo tiempo bastante chocantes al oído. La puerta del sótano se abrió soltando un gran rechinado y los hombres voltearon en esa dirección alarmados, poniéndose de pie.
—Vaya, hasta que cierran la maldita boca —dice mientras camina en dirección al grupo. Ellos parecen soltar un suspiro de alivio y se vuelven a sentar. Uno de ellos, de tez blanca y gran tamaño se queda de pie. El rubio se percata. —¿Algún problema, Mr. Fisk?
El señor, que luce con un porte bien refinado, lleva vestido un traje azul marino perfectamente cocido, con una bandera de Estados Unidos bordada en el costado, luce molesto y con disgusto. Abre la boca para hablar.
—No uno, bastantes —dice y su voz suena gruesa, —No somos adolescentes encaprichados como tú, Octavius. Queremos ver las cosas suceder y no que simplemente pase la oportunidad perfecta delante de nuestros ojos como lo has estado haciendo hasta ahora.
Matt, quien tampoco ha tomado asiento y más bien se ha dedicado a merodear el lugar, le dedica una mirada soberbia.
—Oh, vamos. —suelta una risa —Esto apenas va comenzando, las oportunidades perfectas son difíciles del alcanzar, no pasan simplemente delante de nuestros ojos. Se crean. —no deja de sobarse las manos y parece bastante ansioso.
—¡Tu plan de nuevo salió mal! —su tono de voz sube, y hace que el joven lo mire inmediatamente —Te recomiendo que dejes de jugar al gangster y comiences a actuar. Ya.
Ofendido, toma la pistola del maletín y el equipo sentado en la mesa se pone de pie, con sorpresa. Wilson Grant lleva las manos a la altura de su cabeza, amenazado.
—¿Qué crees que te hace tan importante? ¿Tu dinero? O ¿Tu intelecto? —pregunta con veneno y comienza a jugar con la pistola en su mano. —Lamento ser yo quien te diga esto, pero ninguno de los dos. —se responde a sí mismo —Solo te he dejado vivir porque me das lástima, pero, tú en lugar de agradecerme, simplemente te has dedicado a insultarme y a querer dejarme como un imbécil.
Está delante de él, con la punta del arma en su quijada.
—Y no, no soy ningún imbécil, Mr. Grant —la mueve de un lugar a otro sobre su cara —Tengo toda la información que requería de usted, lo que significa que ya no lo necesito. Pero, ahora que lo pienso, usted si me necesita, ¿quiere saber por qué?
No deja que conteste y en lugar de eso solo se acerca más.
—Porque yo si sé quién es el hombre araña y usted no. —se aleja para admirar la expresión hastiada en la cara del hombre —Dígame, ¿A quién le va a disparar si solo puede reconocerlo con la máscara?
Mira a su alrededor y pone los ojos en cada uno de los varones. Falta alguien.
—¿En dónde está Quentin?—Nadie responde, entonces siente la sangre subirse a su cabeza y de un empujón logra mover de su vista a Wilson. —Voy a matar a ese maldito.
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—¿Cuándo llegaste de Malibú?—Pregunta tomando un trozo de pizza y llevándoselo a la boca.
Peter imita su acción.
—Justo hace —mira su reloj imaginario —una hora y media.
Sueltan una pequeña risa.
—¿Como va todo con-—Está todo perfecto. Me dieron un buen analgésico en el hospital, casi ni se nota —miente sobre la herida en su pecho, que aún sigue en tratamiento bajo análisis. —¿Y tú cómo vas con...?
La chica frunce su ceño sin saber a qué se refiere.
—¿Con qué?
—Olvídalo, solo quería preguntar lo mismo —los dos vuelven a reír y saca su teléfono móvil de su bolsillo trasero del pants. Siete con cuarenta y dos pm.
Siente tener un pendiente, pero lo olvida rápidamente al distraerse con la rebanada de pizza que está a punto de llevarse a la boca.
—Peter —lo llama y él posa su vista en ella —Yo, quería decirte que, lamento mucho todo lo que sucedió entre nos-
—No lo hagas —la interrumpió —solo olvidémoslo, pero por favor no te disculpes, porque yo soy el que debe disculparse contigo.
—No, Peter, hablo en serio —dice consternada. —Lamento haberme ido y haberte dejado solo. Lamento nunca dejarte dar una explicación. Lamento ser tan mala amiga, y mala persona.
—No, Am.
—También lamento lo de Gwen.
Se quedó paralizado.
Las manos se le enfriaron, y los ojos parecían que se le iban salir por aquella declaración de la chica. Tragó saliva.—¿Gwen? —la boca del estómago se le estrujó y perdió toda muestra de apetito. —¿Cómo sabes de Gwen?
Más que sentirse apoyado o entristecido, él parecía molesto.
Ella no respondió. La había cagado.
—Perdón, Pete, yo solo-
—¿Quién te hablo de Gwen? —volvió a su pregunta. —¿Por qué te pregunto esto?, es obvio que fue Ned.
Se levantó del sofá dispuesto a buscarlo, pero ella lo tomó de la muñeca, deteniéndolo.
—¿Por qué te molesta? —se zafó sin mucha fuerza de ella.
—¿Por qué debe andar por ahí contando mis cosas? A él no debería importarle.
—Obvio le importa, también era su amiga —profanó tratando de buscar su rostro.
—Tu ni siquiera la conociste, no sabes nada —ella abrió la boca ofendida y frunció su ceño.
—Es ridículo que te molestes por eso —tomó sus cosas del sofá, dispuesta a irse —Yo fui quien le pidió a Ned que me contara, porque estaba harta de tus mentiras.
—¿Ahora yo soy el culpable? —irónico también comenzó a tomar sus cosas.
—No has dejado de inventar cosas desde que nos conocimos, primero lo del número declinado, —caminaba enfurecida directo a la puerta principal —después sobre tu otra identidad, tus "dolores de cabeza" —hizo comillas con los dedos —¿Y ahora? ¿Me vas a mentir diciéndome que todo este tiempo estuviste tratando de contactar a los estupidos vengadores?
—¿Qué pasa contigo, Am? Estoy tratando de hacer las cosas bien.
—No parece, Peter Parker. ¡Siempre que intentó conectar contigo haces algo que me hace retroceder diez paso atrás!
Abrió la puerta.
El semblante de la chica se endureció y el hombre en la entrada flaqueó.
Se miraron durante un largo tiempo, y aunque algo dentro de ella la hacía sentirse conectada a él, no bajó la guardia.—¿A-Amelia? —jamás imaginó escuchar la voz del imponente Capitán América en un débil susurro, pero su coraje era más grande que su sorpresa como para ponerse a pensar en eso y en la expresión tan plasmada que tenía.
—Y a ti qué te importa —respondió malhumorada, y sin ninguna pizca de delicadeza pasó a un lado de él, empujándolo y caminando lejos de la puerta para dirigirse al ascensor, una vez que estuvo dentro, le dedicó una última mirada y exclamó: —¡Todos ustedes son una basura!
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𝐉𝐔𝐒𝐓 𝐏𝐄𝐓𝐄𝐑 ↯ Peter Parker/Tom Holland.
FanficLas situaciones trágicas que pasaron en la vida de Peter a tan corta edad habían provocado que Nueva York se olvidara de El Hombre Araña. Después de siete meses de ausencia, lo único que quedaba era rendirse ante el crimen que gobernaba las calles y...