Voltee para dirigirle una sonrisita a Travis, pero justo en ese momento sucedió.
El sonido de dos charolas de metal estrellandose contra el piso llamó la atención de todos los presentes, provocando que todos levantaramos la vista. Trevor y yó solo giramos nuestro craneo.
Esa, fue la primera vez que lo vi.
Su cabello rubio cenizo destacaba de entre la multitud. Tenía unos aniquiladores ojos negros, así como también un semblante poderoso, y retador. De cierto modo, me había recordado al momento en que vi a Trevor por primera vez, tan extraño y al mismo tiempo temerario.
El extraño chico recorrió su mirada por todo el lugar, y se detuvo Justo en dónde estábamos. Trevor lo miró, mientras que enojado, forzaba la quijada.
¿Quien es ese chico?
De pronto, el ambiente se torno más tenso de lo que se encontraba. Aquel chico de ojos negros miró a Trevor fijamente, se encontraba a unos metros lejos de nosotros. Trevor se convirtió en la primera persona en colocarse tensa ante la aparición de ese chico que desde ese preciso momento empezó a volverse un misterio ¿Quién era y por qué miraba a Trevor así? Recorrí a Trevor con mi mirada. Pero el parecía inmerso en él. Travis me miró al instante mientras que yo no le quité los ojos de encima a Trevor.
—¿Trevor?— Le susurré intentando hacerlo reaccionar. Pero él no me escucho. —¿Trevor?— Dije ahora más claro. Travis volteo a verme.
—Tenemos que irnos Lena.— soltó Trevor de repente dejándome fría ¿sorpresa? Tal vez. Había algo dentro de mí que me hacía dudar enormemente de aquel chico. Era un fuego ardiente entre mi esternón y mis costillas.
Me tomó de la parte interna del codo arrastrandome hacía él. Trevor volteó a ver a Travis y ambos asintieron. Bufé, era inutil decifrar todos sus secretos.
Pasamos frente al chico rubio, y una sensación de frialdad me invadió completa, haciéndome estremecer. Noté como Trevor trataba de ignorarlo. De repente, sentí unas frias manos dezlisarse por mi cintura, alejandome de Trevor.
Un pequeño gritó ahogado salió de mi boca. Una ansiedad enorme me inundó, no sabía por qué. Ni siquiera conocía a aquel tipo.
Trevor paró en seco y volteo a verme.
—Max.— Murmuró Trevor con la quijada tensa.
Entonces era el tal Max el que me tenía presa entre sus brazos.
—Lodge, pero que milagro.— Casí lo pude sentir sonreir. —¿No me vas a presentar a tú acompañante?—
—No.— Trevor apretó los puños en sus lados. —Suéltala, no la lastimes.—
—Claro que no Lodge, ese es tú trabajo.—
Miré a Trevor espantada apenas escuché las palabras. Esto no me gustaba, nada. Traté de zafarme de su lado, pero fue en vano.
—Tenemos un trato Brooks.— Habló Trevor. —Suéltala ahora.— Gritó. —Sabes que puedo repetir el acontecimiento de la vez pasada.—
Una ronca risa salió de los labios de Max, mientras él me liberaba lentamente de su agarre. Suspiré.
—No me amenaces Lodge.—Fué lo último que murmuró después de dejar el pequeño local.
Suspiré más tranquila ahora, y al parecer Trevor igual lo estaba, ya que dejo salir un suspiro y se apoyo tranquilamente sobre la pared.
Frotó sus risos algo frustrado y volteó a verme. Quería preguntar quién era aquel tipo, pero al ver a Trevor decidí guardar la pregunta para mí misma.
—Ven aqui bambie.— Murmuró. —Es hora de irnos.—
Lo miré atónita. No quería ir con él después de lo que Max habia dicho.
Negué lentamente con la cabeza.
Él solo alzo una ceja.
—¿Qué? ¿Ahora me vas a decir que le crees al imbecil de Max?—
Se incorporo sobre la pared y se acercó a mí.
—Tal vez.— Murmuré viendó al piso algo intimidada por su altura. Este día había estado literalmente de locos, y ahora tenía unas terribles ganas de meterme a mi cama y dormir hasta morir.
Él colocó su mano en mi menton obligandome a mirarlo a los ojos. Pudé distinguir un brillo de bondad en sus estos.
—Bambie, escucha...— Comenzó. Pero fué interrumpido por mí. Tenía unas inmensas ganas de desahogarme con él, y no las iba a dejar pasar.
—No, tú escucha...—Aunque en realidad tenía unas inmensas ganas de ponerme a llorar, me obligué a hablar alto y claro. —De un día para otro llegas a mi vida, y la pones de cabeza, primero me atemorizas hasta los huesos y después me invitas a jugar cartas como personas normales. ¡No lo entiendo! Todo mundo me grita que me lastimaras y que me aleje de tí, y yo no se que hacer. ¡Mis sentimientos estan hechos un pelota de confusión y simplemente no saben para donde rodar!— Terminé.
Perfecto, la última frase había sonado un poco chillona, pero no demasiado. De pronto me dí cuenta de lo bien que te quedas soltandolo todo de una vez. Por primera vez en ese día me sentí liberada y deje de sentirme mal.
Trevor me miraba tan desconcertado que me hubiera puesto a reir si no me hubiera sentido tan desesperada. ¡Menuda novedad! Parecía que él por fin se había quedado sin habla.
Trevor me tomó del brazo y me dirigió rapidamente hacía el exterior. El aire helado de la noche choco contra mi cara. Voltee a verlo.
—Ahora quiero ir a casa.— Espeté, tratando de poner término a mi discurso triunfal de la forma más digna posible mientras lo veia a los ojos.
Por desgracia, no lo conseguí del todo, porque, al pensar en mi familia, de repente mis labios empezaron a temblar y sentí que los ojos se me llenaban de lágrimas.
¡Maldita sea! Ahora no.
—No pasa nada, tranquila.— Me calmó Trevor.
La sorprendente suavidad de su tono fue demasiado para mi capacidad de autocontrol. Las lágrimas empezaron a rodarme por las mejillas sin que pudiera evitarlo.
—Oye, Lena, lo siento.— De repenté, se acercó a mí, me tomó de los hombros con suavidad y me atrajó hacía él. —Soy un idiota, lo sé.—Murmuró a mi oido. —Sé que ahora no entiendes nada, pero pronto lo entenderás.—
Me pasó la mano por los cabellos.
—No llores más.— Dijo sin saber que hacer. —Todo ira bien.—
No, nada iba bien. Todo era espantoso.
Mis llaves fuerón robadas por un lunático, y luego ese mismo lunático me invitó a un jodido local de cartas. Mis sensación de olvido y finalmente mi estúpido dolor de cabeza, y por no hablar de el extraño tipo que acababa de entrar. ¡Y ahora, para colmo, ver que ni siquiera conseguía decirle lo que pensaba a Trevor sin estallar en lágrimas y soportar que el tuviera que consolarme!
Me dejé llevar por las emociones.
¡Por dios! ¿Dónde estaba mi sentido de la dignidad? Avergonzada, me enjugue las lágrimas con el dorso de la mano.
Escuché una risita que salia de los labios de Trevor.
—Bueno bambie, es hora de irnos.— Habló con su característico tono arrogante. Lo cual me alivió, ya me estaba espantando tanta dulzura de su parte.
Asentí lentamente mientras me acercaba a su motocicleta.
Me pasó el casco, y cuando lo iba a agarrar murmuró:
—Perdón.—
—¿Por qué?—Le dije.
—Porque tal vez si me he estado comportando como un lunático estúpido.— Hablo mientras una pequeña sonrisita de lado se situaba en sus labios.g
Sonreí, esto era épico. Trevor Narcisista Egocéntrico Lodge me estaba pidiendo una disculpa a mí, Lena Sparks.
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Curse || editando.
Teen Fiction❝Él tiempo desaparece. Lo único que queda esta en tú memoria. Y la única realidad ahora, no es sólo lo que tus ojos ven, sino lo que tú corazón siente. No me da miedo vivir. Me da miedo vivir así, sabiendo que tú dolor alimenta mi alma❞ Libro comple...