XIII

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Se quedó en silencio unos segundos, esperando a ver alguna reacción por parte del menor. Keith se limitaba a mirarlo con los ojos abiertos de par en par en un silencio que terminaría matando a Lance de un ataque a los nervios. Sin saber qué hacer o decir, asintió con la cabeza.

-Vaya... interesante.

-¿Eso es todo lo que vas a decir? - dijo el mayor alzando los brazos dramáticamente, haciendo que la manta cayera al suelo. - ¡¡Te cuento sobre lo que los alquimistas hemos estado buscando durante siglos y tú no tienes nada mejor que decir!!

-Perdona. - dijo Keith mientras retiraba las manos del rostro contrario. - es que no tengo idea de lo que estás hablando.

-La leyenda habla sobre un objeto oculto en algún lugar del mundo que otorga a quien la posea el poder de hacer cosas increíbles. - comenzó Lance. - no es una piedra en realidad, sino más bien una especie de recipiente capaz de contener la energía de los elementos que componen a la "piedra filosofal". Lo que dibujaste. - dijo enseñándole el dibujo, ya medio arrugado por tanto movimiento. - se parece mucho a lo que pensamos que puede ser ese recipiente.

-¿Estás diciendo que hay una... piedra... que no es una piedra... y que además es mágica? - dijo Keith, alzando una ceja y mirando con desconfianza al mayor.

-No es magia, es ciencia. - le respondió este a su vez. - llamamos magia a las cosas que no entendemos, pero esto es perfectamente posible. La piedra filosofal existe y está en algún lugar cerca de aquí.

-¿Por qué no buscan otro recipiente y ya? - preguntó el menor cada vez más confundido y mal humorado. Pasar de pronto de estar totalmente marginado de los asuntos de sus amigos a escuchar algo así no había resultado reconfortante como pensaba. No le gustaba no entender las cosas.

-No existe nada más en el mundo capaz de soportar tanto poder. - respondió Lance. - estamos hablando de algo capaz de desequilibrar la realidad como la conocemos e incluso alterar el tiempo.

Con cada segundo que pasaba, Lance se emocionaba más y más. Pronto llegó al punto en el que le había tomado las manos a Keith y daba saltitos en la cama como un niño. Pero Keith no compartía su emoción. Llegado a ese punto se levantó de la cama, soltándose bruscamente de las manos del mayor para abrir la tienda y salir cabizbajo.

-¿A dónde vas? - dijo Lance, poniéndose de pie también. - Keith...

-No tienes que tratarme como si fuera un idiota. - le respondió frunciendo el ceño. - si no vas a contarme está bien, pero no creas que voy a tragarme una mentira como esa.

-No es una mentira. - dijo Lance apretando los puños y ya sin importarle que alguien fuera a escucharlo. - la piedra filosofal es...

-Una tontería. - lo cortó Keith. - no sé porqué pensé que ibas a contarme.

El muchacho salió de la tienda dejando tras de si a Lance con la boca abierta e indignado a más no poder. Acababa de desobedecer a Shiro como nunca y Keith ni siquiera se había molestado en tomarlo en serio.

-¡KEITH! - lo llamó gritando mientras corría fuera de la tienda. No contaba con que el menor se hubiese quedado parado de espaldas a la entrada, de modo que apenas hubo salido a toda marcha chocó con la espalda del azabache tan fuerte que ambos cayeron al suelo de tierra reseca. Keith boca abajo y Lance sobre él.

-¡¡LANCE, BÁJATE DE ENCIMA!! - le gritaba mientras se removía en el suelo para librarse del cuerpo del mayor. Lance lo abrazó por la cintura ganándose varias patadas, pero valía la pena si con eso lograba mantener a Keith en su lugar. - voy a morderte hasta que me sueltes...

-Espera. - dijo Lance con cierto miedo bien justificado. Aquello no era una amenaza, Keith solo le estaba advirtiendo, porque no tendría ningún reparo en morderlo hasta verse libre. - no estás cumpliendo tu parte del trato.

GoldenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora