XX

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Shiro miraba tanto a Lance como a Keith quienes le iban contando con lujo de detalles lo que había pasado la noche anterior bajo las raíces del nogal. Luego de que terminaran se quedó unos segundos en silencio tratando de procesar toda la información y cuadrarla con lo que sabía. No apartaba la vista de la piedra transparente que habían dejado en el suelo y a unos metros de ellos.

-Entonces; la piedra se escondía bajo las raíces de un árbol que aparece y desaparece en mitad del desierto. Es brillante y demasiado caliente como para tocarla, sin mencionar que tiene la energía suficiente como para provocar temblores en la tierra. Keith y ese grupo de ladrones sabían dónde encontrarla y es el único de nosotros que puede tocarla.

-Más o menos eso tenemos hasta ahora. – dijo Lance. – la investigación era mucho más sencilla antes de encontrar la piedra.

-Pero si ni siquiera podemos tocarla ahora. – dijo Shiro con el ceño fruncido. – ¿Cómo se supone que vamos a unirla con los demás elementos que la componen?

-¿Por qué es tan importante? – preguntó el menor. No estaba dentro del grupo de Lance y Shiro, se lo habían dejado claro en varias oportunidades. Pero no por eso podría quedarse con la duda que lo venía persiguiendo desde hace mucho tiempo. ¿Por qué esa piedra era tan importante para ellos y qué relación tenía con su padre? Si había un momento para preguntar era ahora.

-Es lo más poderoso en todo el mundo. Capaz de alterar la materia y curar cualquier enfermedad. Incluso algunos dicen que puede convertir el metal en oro. – le respondió Shiro como un padre orgulloso hablando de los logros de su hijo. Pero para entonces Keith había dejado de escuchar. En su mente quedaron flotando las palabras "Curar cualquier enfermedad".

Esa piedra, La Piedra filosofal era la clave para solucionar todos los problemas de su familia, pensó el azabache mientras su mirada se posaba en ella. Si conseguían juntar los otros elementos de la piedra para completarla y que alcanzara todo su potencial, podría usarla para curar a su madre. Volvería a levantarse de la cama y Emma y Noah no tendrían que matarse trabajando para comprarle sus medicamentos. Su vida estaría arreglada.

-Dejen que los ayude. – dijo Keith acercándose a Shiro. – los ayudaré a terminar la piedra filosofal.

Lance abrió los ojos de par en par, ya veía venir el problema en el que se estaban metiendo. Shiro por su parte negó con la cabeza y se inclinó hasta quedar a la altura de Keith para hablarle de frente.

-De verdad lo siento, Keith. Pero no puedo dejar que hagas eso. – dijo intentando reconfortarlo con una palmada en la espalda. -¿Qué diría tu familia si sabe que estás haciendo algo tan peligroso?

-En primer lugar, ustedes no tendrían la piedra sin mi ayuda. – dijo con el ceño fruncido y señalando la piedra sin brillo que permanecía como una mera espectadora. – y sabes que aprendo muy rápido. He estado leyendo todo tipo de libros desde que Lance me enseñó. No voy a estorbarles.

-Aún así, son años de estudio para llegar a entender el funcionamiento de la piedra. – rebatió Shiro sin convencerse aún de lo que estaba haciendo. ¿Estaría dispuesto a rechazar la ayuda de Keith? – Tienes que estudiar Bioquímica, y cientos de tratados de alquimia. Lance, ¿Quieres por favor decirle algo?

-Yo digo que lo haga. – respondió el moreno al ponerle una mano en el hombro a Keith. El azabache lo miró de reojo y le dio una pequeña sonrisa antes de volverse de frente para mirar a Shiro, quien no se podía creer lo que su discípulo le decía. – Keith es tan listo como tú y yo, solo necesita un poco de tiempo para aprender algunas cosas. No veo por qué no pueda ayudarnos.

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