La Melodía Incompleta. - [ Victuuri / Fanfic ]

Capítulo 18

Confiar en otros.

Yuri se dispuso a ocupar unos minutos para salir a caminar por la cuadra junto a Makkachin y así tomar un poco de aire, la idea no era alejarse demasiado para prevenir accidentes si se volvía a sentir mal a causa de su resfrío. Por el momento se sentía lo suficientemente estable como para dar una breve caminata y a su vez reflexionar acerca de sus rutinas de patinaje. A cada paso que daba se distraía profundamente con referencia a sus secuencias y saltos, sumado a algunos movimientos que realizaba con sus manos y se detenía bruscamente cuando en cierto punto imaginaba que habría un salto. El patinaje siempre fue parte de su vida por lo que aún estando enfermo y ausente de prácticas no podía simplemente perder el tiempo en ocio.

—Entonces luego de mirar a Victor doy un giro... —murmuraba para sí mismo a la par de vigilar que Makkachin no se alejara demasiado—. No, no, no, el público, es al público —nuevamente la imagen de Victor aparecía en su mente con suaves palabras de incitación a que le "seduzca"—. Es imposible... No puedo dejar de pensar en que tengo que seducir a Victor —pronunciaba quejoso llevando sus manos hacia su rostro—. Realmente, ¿qué pensará Victor de mí?

El japonés, volviendo de a poco a su realidad, notó en un árbol que se observaba en el jardín de una casa vecina, cómo desde sus ramas se hallaban pequeñas estalactitas que se derretían conjuntamente y recordó cuando él había llegado en el deshielo de la primavera y ya no faltaría mucho para que llegase el verano. Aquel paisaje le chocó con cierta nostalgia y no pudo evitar compararlo con Victor y preguntarse si de una misma manera se podría derretir el hielo que ocupaba en el interior de Victor. Él no pensaba que el compositor fuese frío para nada, pero sí creía que por determinada razón había creado una especie de capa de hielo para aislarse y no demostrar quién era en realidad. Yuri afirmaba que el Victor que conocía era el real Victor pero también había otro lado suyo que no mostraba a cualquiera, era ese que ebrio parecía divertirse y no importarle hacer el ridículo, ese que de a poco podía estirar su mano para dejar que le alcancen, esa cálida mano que podía cubrir tus ojos y sumirte a un profundo y relajado sueño...

De pronto, su móvil suena y sacándolo rápidamente de su bolsillo revisó de quién se trataba. Era un mensaje que le resultó un tanto extraño al principio pero se guardó las preguntas obedeciendo a lo que allí estaba escrito.

—¡Makkachin! Volvamos. —Le indicó a la alegre mascota que se acercó a él como si de su propio dueño se tratase en hacerle caso y juntos regresaron al apartamento.

Cuando Yuri se adentró al edificio y subió a su piso, caminó hasta la puerta encontrándose con la persona que se había puesto en contacto con él.

—¿En dónde estabas? ¿No te encontrabas enfermo? —Preguntó Mila un poco molesta por haberle hecho esperar afuera – creí que te habías dormido.

—Lo siento —se disculpó reduciendo la distancia hasta poseer en frente a su amiga— ¿Pero Mila, qué estás haciendo aquí? Yo salí a caminar un rato, tomar aire. —buscó las llaves y abrió la puerta invitándole a pasar a la compañera.