Capítulo 28

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Tormenta interna.

Después de un lapso entre conversación y trabajo, Victor y la dama decidieron abandonar el bar para dividir sus caminos

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Después de un lapso entre conversación y trabajo, Victor y la dama decidieron abandonar el bar para dividir sus caminos. Ante de ello, parecía que el platinado se esforzaba en no pensar en la anterior acusación con referencia a él y Yuri, como si aquello mero sea parte de un simple error de comprensión a lo que respectaba su relación. ¿Realmente era así? Era complicado de afirmar ya que continuaba viéndolo un poco absurdo; ¿Cuáles eran las causas de que otras personas pensasen que entre él y el japonés podría haber algo que cruzara la línea del trabajo o amistad? Pese a esto, sentía que también era parte de su culpa por no etiquetarse en un nombre, ¿eran amigos, simples compañeros de trabajo o conocidos? Si eso rondaba en su mente nunca llegaría a una conclusión ya que ni él sabía cuál era el adecuado. Seguro no había un nombre ideal, el no etiquetarse significaba que la relación que los ataba podía desarrollarse con una completa libertad en la que no haya pautas a respetar. Si fuesen simples amigos, ¿acaso gustarte ese amigo no complicaría esa amistad? Si fuesen pareja, ¿Qué significaba en sí serlo? ¿Comportarse como si fuese tu posesión?

Sin importar la etiqueta, lo único importante siempre derivaba en los sentimientos, en la forma que tiene uno de ver al otro, del grado de cariño o confianza que se desarrolle. Entonces, ¿Qué era Yuri para Victor? ¿Acaso era suficiente para él el solo verle cada día? ¿Era suficiente con componer su melodía? Sin pensarlo a fondo, lo sabía, sabía que no era suficiente. Porque estar a su lado era cálido, el verlo con una faceta atrevida lo atraía, se sentía cómodo y progresivamente comenzó a desprender una sonrisa sincera solo por el hecho de entrar en su vida, se permitió confiar en otros; con todo esto, el lado frío de la cama nunca antes le había molestado tanto como esos días en lo que el japonés regresó al sillón, ¿por qué?

—Vuelve cuando desees. —Se despidió Gavrel de Victor y miró a la mujer—. También es bienvenida. —Dijo cortés.

—Cuídate y nos vemos en la próxima. —Respondió el platinado acercándose a la puerta junto a su acompañante.

—Gracias por todo. —Se despidió a la vez ella, siguiendo los pasos de Victor hasta la salida.

Ambas personas y Makkachin, salieron del local y caminaron nuevamente al coche. La rubia observaba la espalda de ese muchacho y notó algo que percibió con anterioridad pero por alguna razón surgió en sus pensamientos, que Victor se había vuelto mucho más alto; era una mirada de nostalgia.

Al abrir la puerta del coche, ella se quedó de pie sin ingresar.

—¿No quieres que te lleve? —Preguntó el ruso en espera en el asiento del conductor.

—Creo que caminaré. Me agradan las noches de verano, son cuando más se disfrutan. —Sonrió y cerró la puerta del lado del copiloto. Luego se agachó para mirar por la ventanilla.

—Bien. Entonces seguiremos en contacto. Confío en que ya no debe faltar mucho. Debo asegurarme de ver a Plisetsky en estos días para captar por mi cuenta cuánto avanzó. —Acomodó su espejo retrovisor, alistándose para irse.

La Melodía Incompleta. - [ Victuuri / Fanfic ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora