Capítulo 5.

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-¡Es un acosador! -exclamo, levantándome de su cama mientras Saray me mira con los ojos abiertos.

-Yo solo te dije que le aceptases - la chica de pelo rubio me mira sin saber nada más que decir -. Al principio pensé que sería alguien de la universidad, pero resulta que no.

Paso las manos por mi rostro y doy gracias a que no llevo maquillaje, ya que si no me hubiese quitado gran parte. Mi mejor amiga me mira dubitativa sentada aún sobre su cama.

Suspiro.

-Lo sé... Lo siento por haberme puesto así, sólo que... - hago un movimiento con la mano -. Me dijo que me vio, Saray, ¡que me había visto en persona! Si ni siquiera me conoce.

-O sí - ella se pone en pie, cruzándose de brazos y mirándome con aquellos ojos verdes que tiene -. Puede que, a lo mejor, sea alguien que conozcas y no lo sepas.

Ruedo los ojos.

-¿Ahora vas de CSI?

Ella ríe y niega con la cabeza, encogiéndose después de hombros.

-No, pero solo te lo he dado a ver como una probabilidad.

Niego con la cabeza.

-No sé, no sé. Es todo tan confuso... - alzo mi dedo índice y también mis cejas -. Ah, por cierto, dijo que quería que confiase en él.

-Pero si no le conoces.

Saray dice algo que es lo que yo le escribí al tal T en un momento. La miro y asiento, pasando la lengua por mis labios y clavando la mirada en la pared color beige de su habitación.

-¿Qué hago entonces?

Por la mirada que me da sé que no sabe qué contestar.

-Haz lo que tú quieras, Esther - su voz es pausada y lenta -, pero ves con cuidado. Eres mi mejor amiga y no quiero que te pase nada.

-Tengo miedo, Saray... - muerdo mi labio inferior -. ¿Y si es un psicópata? O vete tú a saber qué.

-Joder, Esther, no eres la única... - se acerca más a mí y me toma la mano -. Si quieres, puedo pedirle a alguien que rastree su IP y...

-¿Desde cuándo conoces a gente así? - la corto.

Ella ríe.

-Desde que me enrollé con uno de esa facultad.

Ruedo los ojos y reímos las dos.

-No, mejor déjalo - suspiro y me siento en su silla de escritorio. Miro el ordenador y se me ocurre una idea -. ¿Qué te parece si nos conectamos a mi Messenger desde tu ordenador y hablamos con él?

Saray enarca una ceja.

-¿Tú quieres? - me encojo de hombros -¿Eso es que sí o que no?

Ruedo los ojos.

-Que sí. Venga.

Cuando está ya encendido, entramos en mi cuenta y veo varios mensajes de él que no había leído.

10:45 a.m.

T: Hola, Esther

T: ¿Cómo estás?

1:56 p.m.

T: no me ignores, por favor...

-Realmente parece preocupado e interesado por ti - comenta la chica de pelo rubio mientras lee los mensajes -. Mira, está en línea. Contéstale.

-¿Y qué le digo?

-No lo sé, Esther. Piensa.

Frunzo mi ceño mientras tanteo las varias cosas que puedo decirle.

-¿Le digo "Hola"? - Saray niega con la cabeza - ¿Entonces? Aporta, tía.

-Hmmm... Dile: "Debería ignorarte después de todo".

Asiento y sonrío.

E: Debería ignorarte después de todo.

A los dos minutos responde:

T: Lo sé, Esther....

T: pero no lo hagas

T: por favor.

Miro a Saray, quien alza sus cejas por unos segundos, inclinándose más para ver claramente su respuesta.

-Parece bastante... mal - pone los brazos en jarra y me mira -. Yo... No sé qué decirte, Esther.

-Puede que no sea real, Saray. ¡Quizá no exista!

Mi mejor amiga me mira sorprendida.

-¿Acaso sientes algo por él?

Niego con la cabeza rápidamente.

-¡¿Qué?! No, por Dios. Lo que pasa es que me he acostumbrado a hablar con esta persona y... - paso las manos por mi rostro -. No sé qué hacer.

Saray hace una mueca.

-Va, déjame sentarme - me levanto y ella se sienta. Sus ojos me miran divertidos -. Ahora verás.

-Ay, Dios... ¿Qué vas a hacer?

La chica de pelo rubio empieza a teclear algo mientras yo miro la pantalla con el ceño fruncido. Lo envía sin preguntarme, haciendo que le de un reproche y ella ría

E: Me gustaría verte en persona, conocerte para saber si eres real

E: y como seas algo chungo, te juro que llevo un bate de beisbol y todo mi barrio irá a por ti.

-¡Pero tú eres tonta!

Saray ríe.

-Hay veces que se necesita arriesgar, Esther.

Me doy una palmada en la cara, arrastrando a Saray lejos del portátil y esperando su respuesta.

-Ahora se pensará que soy de la mafia, o vete tú a saber.

-Bah, tampoco te conoce.

La miro por unos segundos con mis ojos entrecerrados, provocando que ella ría y yo ruedo los ojos. La verdad es que Saray tiene unas salidas bastante ingeniosas.

-Oye... Gracias - le sonrío, abrazándola después -. Eres lo mejor que tengo.

Me corresponde al abrazo algo confundida.

-¿Y esta muestra de amor? Es raro en ti.

Cuando me separo, tomo lugar en el filo de su cama, mirando mis manos para después resoplar y desviar mi mirada hacia otro lado.

-Porque eres la única que sigue aquí a pesar de todo - le dedico una sonrisa triste -. Eres a la única que quiero de verdad, a pesar de todo.

-Oye, oye - se levanta de la silla, poniéndose de rodillas frente a mí para después tomarme de las manos -. Esther, no estés así. También quieres a Fran, Aitor, Lucas, Bea...

-Pero...

Me posa su dedo índice sobre mis labios.

-Encontrarás el amor, Esther. Sí, puede que esté tardando mucho y más le vale ser bueno porque si no es pa' pegarse un tiro, pero ten paciencia - me besa la mejilla, sentándose de nuevo en la silla -. Eres querida por mucha gente, ¿no te das cuenta?

Asiento y suspiro.

-Pero es que lo malo es no querer a todos lo que me quieren, Saray.

Un sonido nos interrumpe, haciendo que miremos la pantalla y corramos a ver el mensaje que ha enviado T.

T: A mí también me gustaría verte, Esther

T: Creo que no necesitarás nada de eso

T: me muero por verte finalmente.

Lo último que recuerdes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora