Diego.
Estamos mirándonos durante unos largos segundos hasta que ella opta por bajar la mirada, rompiendo contacto visual y haciendo que mis sensores de alarma salten.
-Esther — la llamo y sus ojos apagados me miran —, no te preocupes por mi trabajo. Ahora debes de estar con tu familia.
La chica de pelo rubio me mira detenidamente y realmente no sé qué está pensado justo ahora, pero eso no es motivo para no fijarse en su descompuesto rostro.
Sus ojos color miel están sin vida e hinchados, sus regordetas mejillas que tanto me gustan están blancas en vez de tener aquel rojo que la caracteriza y su tono de piel es blanco, lo que me hace asustarme un poco.
Parece un fantasma.
-Tú eres parte de mi familia, Diego.
Cuando dice aquello, mis cejas se alzan involuntariamente y no sé cómo reaccionar realmente a su confesión, pero entonces me doy cuenta de la situación.Soy parte de su familia, como un hermano o tío.
Mi corazón se destroza pero sé que justo ahora no es motivo para romperme frente a ella y en esta situación.
Hace tres días me llamó Virginia para comunicarme el fallecimiento de su padre, y cuando me lo dijo entre lágrimas y palabras llenas de dolor, tan solo pude imaginarme a la chica que tengo delante más dolida de lo que yo podía llegar a imaginar.
Y hoy, cuando la he vuelto a ver tras casi tres meses, el alma se me ha caído al suelo. He visto como Fran, totalmente roto, la consolaba antes de despedirse de las cenizas de su padre en el mar.
-¿Crees que algún día le veré de nuevo? — vuelve a hablar.
Suspiro y mis ojos se fijan en el mar.
-Puede ser.
Su mano se entrelaza con la mía y me da un apretón, entonces decido mirarla y sus ojos están centrados en el mismo punto en el que yo estaba mirando hace poco.
Para mí, ella es realmente preciosa, pero verla en estas circunstancias me duele ya que nunca he vivido una situación así y apenas sé cómo actuar.
-¿Vuelves con nosotros? — Virginia pregunta, seguida por Fran.
Niego con la cabeza.
-Me iré con Alicia y Enrique — murmuro, saludando a Fran después y dándole el pésame —. Llámame si necesitas algo, enserio, Virginia.
La madre de Esther no dice nada durante un corto periodo de tiempo, pero después me abraza.
-Gracias por venir, Diego — dice mientras se aprieta contra mi pecho.
Paso mis manos por su espalda.
-No me des las gracias, Virginia, es lo que tenía que hacer.
Mis ojos miran a la chica de pelo rubio, quien tiene su mirada fija en su madre para después posar aquella mirada tan bonita en mí.
-Vete — murmura, acercándose a mí —, vamos a estar bien. Cuidaré de mi madre.
Completamente hipnotizado por su mirada, acaricio suavemente su mejilla derecha, provocando que cierre los ojos y entreabra sus labios. Al mirarme de nuevo, me devuelve a la vida.
-Estoy para lo que sea, Esther, ya lo sabes.
La chica asiente y yo me separo, dándome un largo abrazo con Fran. Cuando subo al coche, miro a través de la ventana el lugar donde siguen ahí.
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Lo último que recuerdes.
Storie d'amoreEsther nunca ha querido u amado a alguna de sus parejas, pero Diego sí. Él ha entregado su corazón ocasionando que se lo rompan, y ella ha roto el de los demás. Pero... ¿Qué pasaría si un día tuvieses sentimientos por el mejor amigo de tu madre? ...