Lo último que recuerdes.

Capítulo 11.

         Me he despejado por completo desde que entré en la habitación y me puse a chatear por Messenger. Desde entonces, no sé cuánto tiempo ha transcurrido hasta ahora pero sé que debe ser la madrugada, ya que he escuchado a mi padre y hermano irse a dormir cuando ha acabado su serie favorita.
   
            Tengo la vista levemente cansada de mirar tan fijamente el portátil durante tanto tiempo, pero eso lo compensa, en cierta manera, hablar con T. Nunca antes podía haberme imaginado que alguien al que no conozco es capaz de hacerme reír tanto a través de una pantalla.

T: me gustaría escuchar tu risa

Contesto rápidamente:

E: tal vez algún día

E: Quién sabe

            Opto, finalmente, por mirar la hora en mi teléfono móvil y veo que son las dos y media de la mañana. Froto mis ojos cerrados y largo un bostezo, debatiéndome si finalmente me iré a dormir, pero su respuesta me despierta por completo.

T: Yo espero que sí

         De todos mis amigos agregados, él es el único que sigue conectado a estas horas, y yo supongo que seré la única para él.

Sonrío.

E: El tiempo lo dirá todo

T: Y si no lo dice iré yo a exigirle respuestas

          Obviamente sigo bastante acojonada por el simple hecho de que no se quién es, pero aún así, eso no es motivo para que me saque una sonrisa.

         Anteriormente él y yo no habíamos hablado bastante, si no simples conversaciones banales que no llevan a ninguna parte. Pero hoy ha sido diferente.

Y eso me ha gustado.

E: jajajajaja

E: Eres raro

T: cómo sabes que soy raro y no rara?

Tiene razón.

E: Idk*

E: Sexto sentido

T: entonces has acertado

E: Premio para mí?

T: Todos los que quieras

           Estoy acostumbrada a que me regalen el oído e intenten seducirme de cualquier manera, pero T es diferente.

            Nunca he caído ante esas cosas ni las palabras dichas, solamente me he fijado en los actos. Pero él, a través de la pantalla, me está haciendo reír de una manera sorprendente y un nosequé que me hace quedarme un rato más a hablarme con él.

E: Pues hay una larga lista

T: Alguna de las cosas es verme?

             Me quedo parada, leyendo el mensaje enviado y descansando mis dedos sobre el teclado.

       La habitación es únicamente iluminada en cierta manera por la luz que produce mi pantalla y el sonido de las teclas es sustituido por mi rítmica respiración.

No sé qué decir.

          Me quedo varios minutos así, releyendo el mensaje y no sé qué hacer. Otro mensaje me llega de él, haciendo que rápidamente lo lea con mi corazón en un puño.

T: solo si quieres, claro

Finalmente le contesto.

E: Me lo tendría que pensar