Las tardes resultaban de lo más tediosas en compañía de Clarissa quien se dedicaba a hablar mal de las jóvenes nobles. Aleera y las demás le seguían el juego, dando falsa información, o creando rumores tan absurdos, que daba risa.
Narissa se sentía tan fuera de lugar, pero al menos tenía la compañía de Oria. Durante sus horas libres iba a la cocina, donde conoció al chef real y a todos los cocineros. Resultaron ser de lo mas agradables, sobre todo porque querían probar sus deliciosos pasteles. Fueron ellos los que los ayudaron, debido a que la peli rosa, no eran muy amante de crear cosas. Así pasaron los tres días programados para el gran banquete que debía preparar Narissa, y para la fiesta en honor a Berenice.
Narissa estaba haciendo una última revisión, y estaba contenta con sus creaciones, y esperaba que Clarissa por fin diera su aprobación. Durante esos días, como dama de compañía, aun no le habían dado una tarea, pero Narissa esperaba que se tratara con algo de la cocina. La señorita Bitia le había comunicado, que se le asignaría una tarea una vez que terminara la fiesta. Y por fín podría conocer como eran las fiestas de la capital.
El reloj marcaba las seis de la tarde, así que comenzó a buscar un vestido ideal para la ocasión, no quería tampoco algo muy llamativo, porque no quería problemas con la princesa. Finalmente, se decidió por un vestido color celeste, no muy apretado, de cola larga, adornado por pequeñas flores de color rosa pastel. Esta vez, optó dejar su larga cabellera suelta y con una pequeña cola de caballo trenzado, y como accesorio unos pajarillos de color morado.
Al verse en el espejo, pudo notar la diferencia. Antes solía vestirse como una niña mas pequeña, ya que su cuerpo aun no había tomado las formas de una mujer adulta. Y aun que ahora, aun no las tomaba, se veía diferente...mas adulta. Se maquilló de forma suave, no quería parecer payasa.
Oria fue a buscarla, y a Narissa le pareció muy llamativo su forma de vestir en las fiestas. Estaba vestida con un abombado vestido rojo, lleno de flores rojas, y entallado en la zona superior de su tronco.
- ¿No crees que es muy llamativo tu vestido? -preguntó la joven.
- Para nada, mi vestido es lo menos llamativo -dijo Oria dando unas vueltas, haciendo que la falda se abombara mas -cuando entres al salón de baile, notaras que hay mas extravagancia que en nuestros vestidos.
Narissa no lo creyó posible, pero estaba en un error.
Llegaron al salón de baile, que era una monstruosa habitación, adornado por una gran cúpula en la parte superior, desde donde podías ver los últimos rayos solares del día, dando un color anaranjado y rosado al salón. El piso era de mosaicos, había sido un trabajo arduo y prolijo, le comentó Oria, pues cada pieza había sido cuidadosamente cortada y pegada de forma simétrica. Las paredes eran adornadas por unos gigantescos ventanales que mostraban una vista en 360 grados hacia la capital. También habían dispuesto de los jardines reales, para poder conversar, fumar, pasear, etc.
La señorita Bitia que siempre vestía de color verde oscuro, se acercó a las jóvenes raudamente, recordandoles que debían estar al lado de Clarissa una vez que ella entrase en el salón, junto a los reyes. Lady Casia y Dunia, merodeaban el salón como un par de moscas necesitadas de atención, sobre todo de la atención masculina. Pese a que eran las ocho de la noche, ya había gran concurrencia, y Narissa observaba con atención a las damas mayores, ataviadas con vestidos abombados y cortos, de un solo color o de diferentes matices. Algunas llevaban vestidos de pelos, que les daba un aspecto de animal grotesco, otras apenas llevaban vestidos hecho de tiras de cintas semi transparentes, donde solo se oscurecía en los senos y su sexo. Otras, llevaban peinados mas altos que su propio cuerpo, otras con formas de animales, algunas llevan barcos, castillos, animales y mariposas en su tocado. Hasta el maquillaje era variado, pues algunas llevaban los ojos pintados como mapaches, como reptiles, como felinos, al estilo oriente, otras llevaban flores en sus sienes, plumas...los labios siempre tenían diseños únicos. Los habían de temas florales, como un árbol de primavera, barcos hundidos, rayos y tormentas, el ocaso, dragones....
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Coronas ☆ Rumores
Ficción GeneralEl reino de Zurza es conocido como un país utópico, donde lo antiguo y lo moderno convive sin haber roses, donde puedes encontrar todo tipo de modas extravagante, eso sí, solo tienes dinero. Donde si no eres muy afortunado, quizás tengas un encuentr...