Los recuerdos son como tesoros.

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Narra Gideon

Aterrice y el pequeño Gideon me estaba esperando, lo levanté en mis brazos, el estaba muy contento de verme.

Mini Gideon: Has vuelto John te he esperado una hora.
Gideon: Oh lo siento pequeño. Hoy iremos a la feria así que ¿Estás preparado?
Mini Gideon: Claro que si vamos.

Me tomo de la mano subimos las estrechas escaleras del sótano cruzamos la sala y salimos de la casa caminamos varias cuadras hasta llegar a la feria.
Recordaba aquel día a la perfección.

Gideon: ¿Vamos a la montaña rusa pequeño? 
Mini Gideon: Le tengo miedo John.
Gideon: Tranquilo prometo protegerte.

Subimos a todos los juegos comimos algodón de azúcar y palomitas de maíz, disfrute esta tarde como ninguna, hacía demasiado que no disfrutaba así. 
Mi reloj marcaba que solo faltaba media hora para que volviera a saltar así que cargue a Mini Gideon y camine lo más rápido que pude.

Al llegar a la casa estaba un chico muy joven. Algo en él se me hacia conocido. 

Desconocido: Oh dónde te has metido, Falk me mataría si yo te perdiera, él dijo que estarías con la niñera. 
Gideon: Tranquilo, él estaba conmigo. 
Desconocido: ¿Tu eres?

Decidí mostrarle a mi anillo vi el suyo con la insignia distintiva de la logia. Abrió sus ojos tan grandes no podía creerlo.
No podía creerlo.

Gideon: ¿Sabe quien soy no?
Desconocido: Claro que sí Señor de Villiers.
Gideon: Pequeño ve arriba tenemos que hablar a solas con el Señor.
Desconocido: Soy Oliver, Oliver Francklyn, soy adepto de primer grado.
Gideon: Mucho gusto, -estrechando su mano- ya debo irme hasta luego, ojalá volvamos a vernos.
Oliver: Un gusto haberlo conocido diamante.

Iba bajando al sótano y todavía faltaban unos 15 minutos para volver, saque las botellas de agua que había dejado, pronto traería más cosas, elapsaria todos los días a partir de ahora, pero aprovecharía esas horas para dormir, termine la botella de agua me puse a pensar en cada bello recuerdo con mi familia amigos la escuela.

Solo valora cada recuerdo, no sabrás cuando la felicidad podría acabar, cuando todo por lo que has luchado pueda llegar a desaparecer cuando un huracán de tristeza puede decidir llegar a tu vida destruir lo que con esfuerzo has construido, vive el día a día crea un buen baúl en tu mente donde cada recuerdo sea guardado como un tesoro, uno invalorable que no pueda valer ni todo el oro y la plata del mundo. 


Narra Gwen 

No sabia donde estaba, pero había flores muchas era un prado llena de hermosas flores, el sol brillaba sentía el aroma a jazmines mezclado con lavanda, estaba tirada en el pasto disfrutando de aquel día de sol, cuando comencé a escuchar su voz, no sabia de donde venia, me incorpore rápidamente cuando lo vi estaba de espaldas comencé a correr a sus brazos.

Gideon-Gideon-Gideon corría cada vez más fuerte pero él se alejaba cada vez más, sentía una fuerza que me ataba al piso, ya no podia correr mas, siguió avanzando hasta desaparecer.
-Me mentiste en la cara, durante bastante tiempo es inadmisible te odio me has mentido, yo te sigo amando pero mi enojo durara, nada será tan fácil para ti Gwendolyn.

Eso retumbaba constantemente en el sueño, miles de recuerdos invaden, recuerdos que guardaba como un tesoro, nada ni nadie podría ponerle valor a cada uno de ellos, veía muchos lindos y bellos, pero veía malos, como cuando llore al saber que Gideon me había enamorado por orden del conde o los lindos como al saber que mi mama estaba embarazada al saber que iba a tener un hermanito era la persona más feliz.

No sabía cuánto tiempo llevaba en este estado, por momentos en sueños parecía todo real como si nada hubiese cambiado, cada tanto volvía a vivir todo, cada emoción cada pequeño detalle en sueños. Vi recuerdos con Xemerius lo vi jugando con Eclipse ¿Como estarían?.

El pequeño daimon se había ganado mi amor, al fin y al cabo era quien me acompañó los primeros meses que estuve en Irlanda sola, cuando no estaba vigilando a Gideon,estaba jugando con Eclipse, que increíblemente lograba ver al daimon, pero por mi parte a pesar de todo aquel gato negro de ojos verdes se había ganado mi amor, aprendí a quererlo, cada tanto tenía la sensación de que estaba conmigo pero debía ser todo de lo mismo, tal vez así tal vez semanas meses o incluso años, tal vez Lai se había enamorado, casado tal vez había tenido hijos. 

El renacer del cuervoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora