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Llegaron a la gran y espaciosa mansión, que de entre toda la oscuridad deslumbrada con sus focos en su interior, este hogar se encontraba a las afueras de la ciudad, en un terreno remoto pero remodelado, completamente desolado, sin vecinos molestos o algún tipo de ruido.

Al entrar, los invadió el dulce olor a galletas, y leche tibia. El empalagoso olor los guió a la cocina principal, donde Scherlott se sorprendió al encontrar a su presa comiendo animadamente galletas y tomando leche. Y a su cocinera -que también era su nana- acariciando su cabello dulcemente.

Eliott también los miró extrañado, se suponía que llevarían al pelinegro a alguna celda del sótano.

-Nana, ¿qué hace? -, cuestionó un poco molesta la rubia.

-Oh, mi vida, hace unas horas llegó este jovencito escoltado por tus hombres, estaba herido así que les pedí -exigi- que me dejaran curarlo -, sonrió enternecida la anciana.

-Nana, debió dejar que lo llevaran abajo -, intervino Eliott fijando sus vista en el pelinegro.

-¡Pero que maleducados! -, expresó la anciana levantando sus brazos a la altura de su cintura - ¿¡qué no ven el dolor en los ojos de este pequeño Ángel!?

-Nana le pido de una buena manera, que no intervenga en mis asuntos -, ordenó Scherlott -, Eliott lleva a Logan a una celda. Debo recuperarme de esto, ordena a la servidumbre que lo alimenten y le lleven ropa.

El rubio no cuestionó las órdenes de Scherlott y simplemente tomó los hombros de Logan guiando por pasillos cada mes con menos luz, hasta llegar a una puerta de barrotes de acero - donde Eliott utilizó llaves para ingresar- recorriendo escaleras hasta llegar al final de un pasillo. Donde Eliott empujo cruelmente al menor lanzando su débil cuerpo al frío cuarto.

El mayor cerró la puerta de barrotes dejando atrás a un asustado pelinegro que gritaba por ayuda. Eliott regresó con la rubia y su nana, que encontraban en la cocina discutiendo aún.

-¡No cuestione mis órdenes! -, exclamó alzando un poco la voz Scherlott. La anciana resignada salió hecha furia de la cocina. La rubia notó la presencia de Eliott y no tardó en llenar de preguntas, aún sabiendo que debería ser al revés.

-¿Cómo llegaste a mi? -, cuestionó extrañada.

-Shifeen me llamó alarmado diciendo que lo habías bajado de la camioneta y que huiste de él con un niño. ¿A eso te dedicas ahora? ¿A secuestrar niños en casinos? -, gesticula en tono ee burla y con una sonrisa resaltando sus brillantes dientes -, sabia que te gustaban menores pero no niños con ojos de bambi.

-Calla -, refunfuñó la rubia.

-¿Donde conseguite una oferta así? -, siguió mofándose Eliott -, ¿acaso quieres caer en pedofilia? ¡mujer, estás loca!

𝕽𝖊𝖎𝖓𝖆 𝕸𝖆𝖋𝖎𝖆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora