𝕽𝖊𝖎𝖓𝖆 𝕸𝖆𝖋𝖎𝖆

62

Evelyn

Muchas horas atrás.

Me encontraba paseando por las calles de Londres de camino a casa de Scherlott, quería ver como le había ido con su chico. Sí, hablo de Logan. Pase frente a un parque, en el parque se encontraban niños corriendo por todos lados, padres desesperados, parejas dándose cariño públicamente. Pero lo que mas me llamo la atención de el parque fue un chico, este estaba sentado en una banca mirándome fijamente. Podía sentir su mirada sobre mi, el chico se encontraba a varios metros de distancia de mi cruzando una gran fuente, pero aun así podía percibir una vibra extraña que rondaba cerca de él.
El chico se levanto dispuesto a rodear la fuente, eso me alertó y me aleje aún más. El chico era extrañamente conocido para mi, cuando se acerco más, me di cuenta de que era un simple adolescente, así que me calme. 
Pero esa calma de fue cuando sonrió de lado, el chico venia en mi dirección. 

—Hola—. Dijo cuando estaba a solo centímetros de mi, era más alto.

—Hola—, le devolví el saludo.

—¿Nos conocemos?—, preguntó.

—No creo. —Respondí, evidentemente nerviosa.

—No era una pregunta, era una propuesta—, él sonrió coqueto.

De la nada y sin previo aviso comenzó a llover, y para mi mala suerte no traía paraguas o algo que me cubriera.

—¿Vas a algún lado?—, pregunta sonriente—, yo podría llevarte.

—No, no te conozco—, le dije seria.

—Podrías conocerme de camino—, dijo—. Esta lloviendo, no querrás arruinar ese lindo cabello y peinado de horas.

Era verdad, mi cabello había tardado horas en peinar.
Cedí a su propuesta.

Después de minutos en silencio me arrepentí de haberlo echo. Él guió a su auto, uno realmente lujoso color aún metálico. Me subí en el asiento de copiloto, él comenzó a conducir. Después de varios minutos de silencio el ambiente era muy incómodo, pasaron muchos minutos así hasta que me di cuenta de que nunca le había dado una dirección específica y él ya había empezado a conducir fuera de la ciudad. Esta nerviosa por lo que pudiera suceder. Aclaremos algo, fuí una estúpida al subirme en el auto de un desconocido sin siquiera saber su nombre.

—Oye—, llame su atención—, no te he dado la dirección.

—No la necesito, Evelyn—. Me contestó, —por que no iras a tu destino.

¡¿Como sabe mi nombre?!

—¡¿Como sabes mi nombre?!¡Quiero regresar! Detén el auto—. Chillo.

—Por si no te has dado cuenta ya no estamos nada cerca de tu casa—, dice sonriendo—. ¿Que no me recuerda, Eve?

Lo mire a los ojos muestras el seguía conduciendo con mayor velocidad.

Jenner.

—¿J-jenner?—, pregunte asustada y nerviosa—¡¿Que haces aquí?!

—Pequeña, el de las preguntas soy yo—, me dice aún sonriendo.

Intervención de autora.

Cuando Evelyn y Scherlott tenían 11 años, Jenner recién tenía 5 años, era un pequeño niño travieso cuando lo conocieron
Scherlott, Evelyn y Jenner eran muy unidos apreciar de la diferencia de edad.
Jenner iba a casa de Scherlott a visitarla con sus hermanos, Emily y Eyeden junto a sus padres.
Es por eso que Evelyn y Jenner se conocen. Aclarando todo, Scherlott y Evelyn tienen 21 años.

Continuamos.

—¡¿A donde me llevas Jenner?!—. Le grite desesperada.

—¡Te dije que yo hago las preguntas!—. Gritó.

Yo comencé a llorar, no sabia que estaba pasando, eso me pasa por solo ver lo guapo que es. Nunca debí subir a es auto.

—Han pasado tantos años—. Comentá, sin mirarme.

Él para en auto en plena carretera vacía, saca un arma de bola parte trasera del auto, me apunta con ella.

—¿Te mato ahora? O, ¿espero a que Scherlott te busque?—, se pregunta así mismo riendo.

Yo me asuste.

El guarde el arma, al ponerla en su lugar, no espere más y comienzo a correr por la carretera vacía. ¿Que clase de loca intenta escapar en una carretera totalmente vacía y rodeada de gigantescos árboles?.
Saque mi teléfono, note que el estaba corriendo detrás de mi al parecer divirtiéndose al seguirme, marque el número de Scherlott, ella era mi única esperanza.

—¡Scherlott!—, solté un grito desgarrador. — Scherlott,  ¡ayúdame!—, le decía una y otra ves aun corriendo a través del teléfono.

—¡¿Eve?! ¡¿Que pasa?!

—E-esta loco, Scherlott, esta loco.  Ayúdame —. Fue lo último que logre decir antes de ser golpeada en la cabeza por detrás.