𝕽𝖊𝖎𝖓𝖆 𝕸𝖆𝖋𝖎𝖆

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E S C A R A B A J O

No sabía porque estaba tan enojado.

Sabía que no debía estar de mal humor, es decir, todo en su vida iba de maravilla. En el trabajo le iba bien, Kimberly había conseguido que contratarán a su esposo en la empresa de moda de su padre como modelo de ropa masculina.

Había pasado una semana desde la última vez que vio a la rubia. Desde entonces el sueño había decidido irse de vacaciones dejándolo a él sin noches completas de sueño. Tuvo que tomar pastillas para lograr dormir unas pocas horas. No sabía siquiera como lograba levantarse con energía y seguir su rutina al día siguiente.

Debería estar contento, no siendo un cavernícola enojado.

Logan verdaderamente no se daba cuenta de cuan se encontraba hasta que le tiró un zapato a James, su mejor amigo que estaba de visita en la ciudad. Dando directamente en la cara y sacándole sangre, sólo por comerse el último helado en la nevera.

Así que antes de que pudiera pedir la novena disculpa o arrodillarse frente a el por piedad, James lo sacó a patadas de la mansión gritándole  "¡vuelve cuando tu humor de mierda mejore!".

Así que para dejar que al moreno se le pasará el enojo, salió a tomar un café helado. El clima era caluroso.

De camino a casa nuevamente en el anochecer. Se cruzó con ruidos tenebrosos y gritos dentro de un callejón. La primer voz era masculina, la que lo acompañaba era bastante parecida a la de... ¿Scherlott?.

Logan se acercó de poco en poco escondiendo su cuerpo detrás de botes de basura, logró ver claramente la escena.

—Te lo diré una última vez, ¿donde diablos dejaste el dinero? —, la voz del joven soñaba molesta y amenazante.

—Y-yo n-no lo sé —, la voz del sujeto acorralado temblaba y se ponía percibir el miedo.

El joven que lo acorralaba no dudo y disparo manchando la pared de sangre espesa de un rojo intenso. Los atacantes tenían puestos chalecos de cuero, una mujer y un hombre, un rubio y un peligris.

Logan asustado por haber presenciado un asesinato intentó escabullirse. Grave error. Al pisar tropezó captando la atención de los demás y llenando su ropa de estiércol de perro talvez.

Gran error.

—Es mejor que salgas de tu escondite, estúpido escarabajo