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Logan soltaba maldiciones hacia si mismo por haber aceptado y seguir a Scherlott horas atrás.  No estaba seguro de porque la había seguido y se había atrevido a montarse sobre esa metálica motocicleta que corría a tal velocidad que se vio obligado a pasar sus extremidades alrededor de la rubia.

El destino final fue un enorme mar de gente moviendo las caderas al compás de la música dentro de un edificio iluminado por luces rojas y moradas. Scherlott al bajar de la motocicleta y estacionados en un aparquemiento se quitó el abrigo dejando expuesto su conjunto - No podía negarlo, sexi - trataba de un reducido top rojo y un ajustado jean negro con rasgaduras exponiendo su piel blanca.

Soltó su cabello cayendo como cascadas sobre sus hombros. Minutos después apareció ante sus ojos una cabellera gris platinada enrrollando sus brazos alrededor de la pequeña cintura de la rubia abrazandola. Logan levantó una ceja intrigado.

—¡Scherlott! Me alegra que llegarás, la carrera está por empezar, estúpida, por poco y no entras en la competencia —, la voz gruesa del recién llegado lo hizo dudar a un más.

—Estoy aquí, basta zopenco inútil, sueltame —, contestó la rubia alejándose de él.

—Tengo que irme, suerte, Scherlott aposté en ti, más te vale ganar —, tan rápido como llegó se fue dejando a un confundido castaño.

Scherlott tomó la mano cálida de Logan y tiró de el hasta sumergirse en la multitud cruzando entre ella para así llegar a un pequeño espacio alejado con mesas redondas, donde tomó lugar llamando al camarero y pedir bebidas.

—No tomaré nada que provenga de este lugar. Quiero irme de este lugar, Scherlott —, rechazó la bebida frente a alejándolo.

Scherlott suspiró. Ella no tenía muy claro la razón por la que se habia encapuchado con su menor. No era muy musculoso, sus extremidades parecían salchichas aunque no podía negar que era guapo. Sólo sentía la necesidad de tenerlo cerca sin razón alguna. Pero tampoco podía obligarlo -bueno, si podía pero no sería lo correcto-, aunque, ¿cuando ella hacia algo correcto y legal?.

—Yo sólo quiero disculparme por mi comportamiento de hace años, las palabras no me salen así que prefiero demostrarte que de verdad lo lamento —, eso también era raro, ella había cometido actos peores e incluso había matado a sangre fría, pero de algún modo quería disculparse por haberlo casi dejado morir de hambre un año atrás.

—No te creo nada.

—Mira, sólo déjame demostrarlo está noche, si después quieres alejarte te lo permitiré. No lo estoy preguntando Logan.

Apresar de mantenerse tranquila no dejaba su postura competente y orgullo.

—Miren, miren. A quien tenemos aquí, S —, una voz gruesa apareció detrás dejando ver á un hombre con barba afectada y corpulento.

Scherlott volteó reconociendo la voz y levantándose del asiento tomando lugar frente a él.

—Lucifer —, murmuró con evidente rabia y despectividad.

Scherlott esbozó una sonrisa. El pelinegro se acercó a ella y la empujó levemente.

—¿Qué te pasa imbécil? —, Scherlott se molestó por la agresión y dispuesta a responder volvió a empujarlo de vuelta.

El de nombre Lucifer también estaba dispuesta a llevar esa discusión más lejos, pero sus amigos lo detuvieron alejándolo de la rubia. Entre ellos se interpuso un peligris.

—¿Qué mierda sucede?

—¡Este estúpido inicio! —, Lucifer rodó los ojos ante la acusación infantil de Scherlott.

—¡Basta! Vamos a comenzar está mierda de una vez, pelean lo que quieran después.

La gente se disolvió y todos comenzaron a formar copas alrededor de lo que sería el inicio de la carrera.

—Perderás, S.

Fue lo último que dijo el moreno para después alejarse.

—¡Quisieras!

Scherlott tomó la mano cálida de Logan y se encaminó a la su motocicleta. Lo obligó a subirse aún con sus quejas, para después formarse en el camino de terraceria donde empezaría la competencia, a un lado del moreno Que estaba acompañado por una mujer blanca de cabello rojizo.

La gente los rodeaba gritando y aplaudiendo. Una mujer de cuerpo escultural, falda corta y tacones altos se detuvo delante de ellos con una bandera amarilla que indicaría la hora de salida.

—E-espera Scherlott, me bajaré. No quiero competir ni nada, Y-yo sólo...

La multitud alocada comenzó a contar en retroceso. Las motocicletas de los diez competidores comenzaron gruñir acelerando sin soltar el freno.

—Sujetate con fuerza de mi, angelito —, sonrió malvada esperando que esa bandera amarilla bajará para poder arrancar.

—Scherlott, yo no quiero estar aquí —, repitió el castaño con la voz temblando.

—Muy tarde —, la bandera bajo indicando la hora de salida.

—¡Scherlott! —, gritó Logan sujentadose fuerte del cuerpo de Scherlott. La velocidad de la motocicleta aumentó.

El corazón atemorizados y lleno de adrenalina de Logan latía rápidamente, igual que el de Scherlott. Sin embargo, Scherlott se divertía y sentía el placer de la adrenalina recorrer sus venas. Mantuvo un ritmo acelerado arrevazando a la competencia, ella iba de primera. Hasta que sintió un empujón en las ruedas de la motocicleta perdiendo el contra por poco. Era Lucifer y su acompañante, estaba tras ella como sanguijuela molestando con su presencia. Scherlott no perdió tiempo y aceleró aún más, Lucifer tampoco quedo atrás y hizo lo mismo alcanzandola y amenazando con arrevazarla y ganar.

Logan siendo espectador apretó la cintura con sus cálidos dedos llegando a provocarle dolor y marcas. Scherlott no le tomó importancia y empujó a Lucifer brutalmente desequilibrandolo. No tardo para retomar el control. La meta no estába cerca, pues era llegar de un lado de la ciudad a otro, entre edificios y personas, no muchas pues pasaba de la media noche. Los demás competidores, algunos habían resbalando o chocado, otros iban detrás pero muy lejos. Scherlott y Lucifer eran quienes tenían mayor ventaja.

Scherlott relamio sus labios rojos y buscó un atajo para perder del camino a Lucifer. La motocicleta violeta de Scherlott se desvió del camino para entrar en un oscuro callejón, donde caninos comenzaron a ladrar a la intrusa. Paso por baches y charcos de agua pero nunca perdió el ritmo acelerado. En callejón poco iluminado era estrecho y lleno de basura y roedores. Scherlott no tarde en salir de callejón volviendo a la ruta principal segura de que había dejado a Lucifer atrás.

Scherlott comenzaba a cansarse y sudar. La adrenalina desbordada por su cuerpo. Logan había escondido su cabeza entre la curvatura del cuello de la rubia, provocando un cosquilleo en ella. Más no dijo nada, el calor del aliento de Logan en su piel era muy placentero.

Sintió otro empujón proveniente del moreno, estaba tras de ella. Faltaban pocos kilómetros para llegar a la meta, donde ya esperaban multitudes a gritos.

𝕽𝖊𝖎𝖓𝖆 𝕸𝖆𝖋𝖎𝖆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora