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C A F E T E R Í A

—Vamos a dar un paseo, cariño—, pronuncia con dulzura los labios gruesos de la pelirroja.

El llamado levanta la mirada y sonríe a su esposa.

—Si, claro—, le sonríe.

Salen de su hogar, mansión. A l Kimberly le sobraba dinero así que compraron una hermosa mansión en el centro de la ciudad de Londres. Llenando a su esposo de lujos innecesarios para cautivar  su corazón. Si tan sólo el fuese un chico materialista lo hubiera logrado.
Con manos unidas caminan fuera de la zona residencial. El estómago de Logan ruge pidiendo alimento.

—Logan, pasemos a una cafetería, amor. Tienes hambre, no lo niegue —, Kimberly se percata del sonido y lo obliga a caminar a una sencilla cafetería sobre la calle.

Logan se deja guiar de la mano de Kim y ríe ante las ocurrencias que la pelirroja dice en el transcurso a la cafetería. Al cruzar la entrada de esta los recibe un olor a pan y café delicioso. Ambos terminan de ordenar su desayuno y se alejan a una mesa cerca de la ventana. A Kimberly le encanta el sabor amargo del café sin azúcar, en cambio Logan opta por ordenar un café de moca.

Logan choca con un cuerpo de menor tamaño que el de él al sentarse en la silla. El cuerpo con el que chocó da vuelta dejando ver á una mujer de lentes oscuros y pelo rubio con mechas moradas. Logan se disculpa con ella y toma asiento frente a su esposa. La mujer sale de la cafetería hecha furia junto a un hombre más alto que ella de cabello gris.

Logan comienza una charla con Kim cuando sus pedidos llegan olvidándose de la mujer malumorada de minutos antes.

Ambos con las manos enrroradas uno en el otro comienzan a caminar lejos de la cafetería hasta llegar a un parque.

—El cumpleaños de mi ex-novio se acerca, me ha invitado a asistir a su fiesta. ¿Qué opinas? —, el intento por causar celos de parte de la pelirroja intenta hacerse notar.

Logan responde con una sonrisa ligera, sin prestar mucha atención.

—Si quieres asiste. Las fiestas de John son siempre buenas.

Kimberly forma un adorable puchero a su esposo deteníendo su paso.

—Quiero que estés conmigo.

—No tengo mucho ánimo de estar en una fiesta, Kim. Si quieres ir, ve, no te detengo.

Kim se sintió repentinamente molesta y insatisfecha.

—No tienes nada que hacer hoy por la noche. Si no quieres estar en esa fiesta, salgamos a otra. Un antro talvez. —Sugirió afligida viendo el semblante inseguro de Logan.

Relamiendose los labios, Logan evitó mirar el rostro triste de Kim.

—Kim, no.

—¿Pero qué tienes que hacer? —renego casi con capricho.

La insistencia de la pelirroja comenzaba a molestar a Logan. Más sabía de sobra que Kim no tenía la culpa de que precisamente ese día, coincidía con atentado en Rusia.

𝕽𝖊𝖎𝖓𝖆 𝕸𝖆𝖋𝖎𝖆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora