C u a t r o

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Sexta primera vez

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Sexta primera vez.

El día continuó igual que su parte inicial, mi primera clase empezaba con Lenguaje.

En la sala Claus hablaba con sus amigos, meciéndose en las patas traseras de su silla. La tentativa de volver el tiempo y hacer alguna cosa para que se cayera de esa jodida silla me sacó una sonrisa. Sonrisa que para mi disgusto fue descubierta por el mismísimo Claus, provocando que su ego se reprodujera a un guiño dirigido a mí. Mi mueca de asco le fue ocultada al sentarme y darle la espalda. Durante los minutos en la espera del profesor Wahl, supliqué que esta vez mi compañero de trabajo fuese otra persona. Cerré mis ojos con fuerza, pero volví a abrirlos cuando sentí el aroma dulce que María siempre lleva consigo. La miré con deseos de abrazarla y decirle cuánto me alegraba tenerla de vuelta. No lo hice. Me mordí la lengua para actuar como si su presencia no me importara.

Wahl entró, la clase empezó en silencio. Nada de presentación con los nuevos estudiantes o un informe de las materias que veríamos el resto del año. Comenzó hablando sobre el lenguaje y su importancia, luego condujo todo a la vida y de la vida a los libros; así concluyó con la investigación sobre los géneros literarios en pareja.

No podía dejar de vincularme con él aunque lo intentara con todas mis fuerzas. No quería verlo ni en fotos, pero siempre aparecía. Estaba tan ligada a él como con Rust.

Si tuviese me pidieras describir qué tan bueno me parecía Claus, sería algo así:

Si tuviese me pidieras describir qué tan bueno me parecía Claus, sería algo así:

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Así de jodido.

Lamentablemente, y recordando las palabras de Rowin, hay cosas inevitables de las que no podemos escapar. Claus se asimilaba a todo, menos una cosa. Si tuviese que compararlo con algo, sería el olor a caca de perro cuando la pisas y te queda en el zapato por horas.

Esa es una linda comparación.

Estarás de acuerdo conmigo más adelante.

Al salir de Lenguaje esperé que mi teoría estuviese en lo correcto y la pequeña conversación que tuve con María (antes) fuese la causante de que saltara. Me dirigí al campanario de Sandberg y me detuve ahí mientras omitía los llamados de Claus... otra vez.

Díselo a la Luna ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora