Díselo a la Luna ✔️

C i n c u e n t a y s i e t e

Capítulo dedicado a mí, porque luv yursel.

okno

Capítulo dedicado al Jaxphy :)

Si tuviera que hacer una lista de los momentos que jamás olvidaré, es probable que en uno de los primeros lugares se encuentre nuestro viaje a Hazentown. Duraba alrededor de un día y medio, lo que era el tiempo suficiente como para que nuestros traseros dolieran, así que tomaríamos dos descansos largos en moteles de paso. Salimos por la tarde con las maletas hechas para una estadía de tres semanas.

Yo, como buena madre, estaba preocupada por mis gatos. Los habíamos dejado en un sitio especial para mascotas, con animalistas que prometieron cuidarlos bien. No obstante, mi inquietud sobre cómo estarían me mantenía al vilo de la incertidumbre. Una avalancha de posibles situaciones que les podrían ocurrir acaparaban mi cabeza y no me dejaban tranquila.

—Pobrecitos, deben estar asustados.

—Estarán bien —me decía mamá cada vez que sacaba el tema—. En el lugar son muy cuidadosos, los tratan bien. Se nota que aman a los animales. Además son gatos, sabes que ellos son independientes. Cuánto apostamos a que al regresar ni nos recordarán.

—¡Eso es mucho peor!

—Estoy bromeando, Onne, relájate por Dios... Este viaje es para desprendernos de Los Angeles.

Terminó su innecesaria explicación colocando música. Las canciones que más le gustaban a mamá eran las bandas sonoras de películas, por lo que el ambiente en el auto se convertía en escenas casi cinematográficas. De música de terror pasaba a una de acción, y yo sentía que era perseguida por alguna clase de monstruo cibernético con mamá conduciendo al punto más profundo de la concentración.

—Ya. Faltan los disparos y las explosiones —le dije a modo de queja pasiva.

—Pon algo que te guste a ti entonces.

Eso era lo que quería, pero no tenía nada que ambas pudiésemos compartir. Así que puse la radio. Sintonizar alguna estación fue un reto que por poco me vence; estuve a nada de apartar mi dedo de la radio cuando di con una canción bastante familiar. That's Life, cantada por Frank Sinatra llegó a nuestro viaje de manera mágica.

—¿Esa no es la canción que papá siempre ponía?

—La es. Cuando la escuchó en el final de Joker estuvo más de dos meses poniéndola todos los santos días. Casi me vuelvo loca.

Me eché a reír a modo de añoranza. Que sonara aquella canción en los viajes, tal cual como papá siempre hacía, no podía ser una simple casualidad. Mamá también debió pensar lo mismo, pues decidió subirle al volumen. En cuestión se segundos, ambas cantábamos siendo parte de una remembranza que continúo con deseos de tener de vuelta. La estación sintonizaba solo tocaba temas viejos o clásicos, la combinación perfecta para un viaje que nos tomaría horas.