T r e i n t a

67.8K 10.1K 11.1K
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Llevé mi mano a mi cuello porque me sentía más cansada de lo normal. La cabeza me dolía y pronto, la presión en mi nariz dejó una caída de sangre. Tuve que correr al baño antes de ensuciar mi uniforme. La mentira que le dije a mamá para ocultar a Rust se volvió contra mí, pero en esta ocasión gracias a un viaje.

—Karma —me dije al ver mi rostro malogrado en el espejo del baño.

Quizá lo era, pero no el dolor de cabeza, sino ese vacío inexplicable que se siente cuando algo anda extraño. Me quedé quieta en el baño, encorvada, con mis manos apoyadas en el fregadero. Medité sobre lo que percibía diferente, eso que me hacía falta y obtuve mi respuesta en medio de un grito ahogado que se alojó en mi garganta hasta que comenzó a trazar un arduo camino hacia mi pecho.

Volví a mi habitación sin encontrar la presencia juguetona de Berty y Crush. No estaban, tampoco en el cuarto de mamá, en la sala de estar o la cocina; ni sus comederos, ni las bolsas de comida, su arena, las horrorosas manchas en la alfombra o los rasguños en mis brazos y piernas de los que tanto me quejaba. Se esfumaron.

Mamá me encontró llorando en el sofá de la sala, hecha un desastre total. Sin embargo, diferente a todo lo que creí, solo blandió una dolorosa pero indiferente mirada hacia mí, se quitó la cartera e ignoró mi estado. Actuaba fría, como en la mañana. ¿Qué le pasaba? No me quedé a obtener respuestas, no pude. Mamá se encerró en su habitación y no salió de ahí en mucho rato.

Después de aceptar la soledad en la que me vi atrapada en la noche, un mensaje llegó a mi olvidado celular. Había perdido todo el interés en leer los mensajes que llegaban a él, pero uno en particular llamó mi atención. Provenía de un tal "Bugs Bunny".

Voy llegando😏

Su contacto no tenía una foto para identificarlo, tampoco su número coincidía con alguno de los números que tenía memorizados con anterioridad al viaje reciente. No lo conocía, mas la curiosidad se encajó en mi cabeza a tal grado de intriga que necesité responder.

¿A qué vienes?

Mi confuso mensaje tuvo respuesta en cosa de minutos.

A devorarte, Zanahoria. Esta vez no tendré compasión 😈😈

Rust. Nadie más podría llamarme así.

Llegó a casa golpeando la puerta, no por la ventana. Al abrir me lo encontré con su cabello rubio alborotado, sus enormes ojos azules y la sonrisa que siempre lo caracterizó. Sin dudas era él, el mismo chico de mis viajes anteriores, incluso con su chaqueta de cuero.

Bastó verlo para despertar mi lado más emotivo. De manera automática la comisura de mis labios cayó en una picada hasta formar un puchero, mi barbilla se arrugó en un temblor que pronosticaba sollozos. Apreté mis ojos que se humedecían y salí de la casa para consolarme en él, quien me recibió en un abrazo.

Díselo a la Luna ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora