C u a r e n t a y t r e s

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Capítulo dedicado a @camilamisterio por sus beshas palabras en el cap. pasado <3

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Antes de poder reaccionar y saber que la jodí en grande, antes de aventurarme buscando alguna solución a tan enorme problema, antes de sentir la pesadumbre de haber expuesto información futura a Claus Gilbertson, antes de que todo se fuera aún más...

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Antes de poder reaccionar y saber que la jodí en grande, antes de aventurarme buscando alguna solución a tan enorme problema, antes de sentir la pesadumbre de haber expuesto información futura a Claus Gilbertson, antes de que todo se fuera aún más a la mierda, tuve que ser consciente del mal rollo por el que estábamos pasando Shanelle y yo.

Poco a poco tras conocer la fatídica noticia de la muerte del legionario Jaho, el bullicio del exterior expuso de manera frenética lo imperativo del tiempo y me situó en la realidad: la sala de cámaras. Como no había mucho tiempo pues nuestro pellejo estaba expuesto, pese a la revolución estudiantil que Sindy y las chicas tenían afuera, Shanelle y yo debíamos salir lo más pronto posible. Ya parte del trabajo estaba resulto, conocíamos a las dos chicas y quién estaba detrás de su acoso; lo que quedaba pendiente era buscar alguna forma de detenerlos.

¿Cómo lo haríamos? Eso fue más simple de lo que creía que haríamos.

Lamentablemente, al caer en cuenta de la situación de nuestro encierro, Shanelle y yo quisimos salir lo más rápido que nuestras extremidades, aún tensas por la noticia de Jaho, pudieron permitirnos.

Apenas abrimos la puerta de la sala nos encontramos cara a cara con el encargado de seguridad, el mismo que, con llave en mano, nos miró asombrado por nuestra impertinente aparición desde el interior de la sala a la que él pretendía entrar para ver qué tan espantosa era la revolución estudiantil. A su lado, con el ceño fruncido a más no poder, el director.

Ninguno de los dos tardó mucho para deducir que el escándalo armado por la antigua presidenta del Consejo Estudiantil era un medio para distraer a los profesores y las autoridades con el fin de que nosotras nos ocupáramos del registro de las cámaras.

Como a dos prisioneros, el director nos ordenó —con una voz autoritaria que nos hizo temblar del susto— acompañarlos a la revuelta armada en el hall principal de Sandberg, donde las chicas llevaban el ritmo singular de una melodía con rimas más pegajosas que un chicle bajo el sol. Es curioso que diga esto, que recuerde a los estudiantes reunidos gritando a todo pulmón, que retenga imágenes borrosas de las manos alzadas de mis compañeros y los gestos enardecidos que hacían, pero que no tenga memoria del cántico que habían inventado.

En fin...

Llegar como dos reclusas en compañía del encargado de la sala de cámaras y el director tuvo como consecuencia el decline de todos los que se habían proclamado fieles partidarios de Sindy y la revolución. Bastó un discurso por parte del director y amenazar con cancelar el baile de graduación para que todos metieran el rabo entre las piernas.

 Bastó un discurso por parte del director y amenazar con cancelar el baile de graduación para que todos metieran el rabo entre las piernas

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