C i n c o

140K 15.1K 9.9K
                                    

Felicitaciones a  iwillsaveyoutonight (ノ◕ヮ◕)ノ*:・゚ por adivinar lo que decían los emojis! Aquí está tu dedicatoria ^^


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


«Hay golpes que duelen, pero miradas que matan».

La mirada de Siniester podría encajar perfectamente en aquella frase. No preguntes de dónde la saqué, solo puedo decirte que la recordaré siempre. Si existe una forma en descifrar a quién me enfrentaba, si Rust o Siniester, esa era a través de su mirar. También su semblante.

Aunque Rust la mayoría del tiempo era un impúdico que decía obtener todo lo que quisiera, con sus malos modales, horrible sentido del humor y la entrega total de sí mismo a quienes quería. Siniester, por otro lado, emitía un aura fría que evocaba una preocupación por no recibir una patada de su parte. Tomaba todo muy en serio, incluyendo su trabajo.

Nunca me gustó ese lado, pero aprendí a amarlo porque pertenece a Rust.

Y sigo haciéndolo, por esta razón verlo con Shanelle Eaton me estremeció tanto. Es difícil saber que alguien más hace feliz a la persona que te hace feliz —valga la redundancia—, porque... no sé, tal vez la misma realidad te golpea y grita: «eh, baja de esa nube, tú eres igual que el resto».

¿Sabes qué es lo peor de todo? Que por él volví a una sexta vez, para repetir todo lo que ya viví.

El 25 de diciembre Rust murió por primera vez.

Aún puedo oler el chocolate recalentado, recordar la taza con el dibujo de un reno sobre la mesa, oír la música navideña sonando por la radio. Movía mi cuerpo al contagioso ritmo de Let It Snow! Let It Snow! Let It Snow! cantada por el magnífico Frank Sinatra. No conocía la canción del todo, pero su ritmo pegajoso me llevó a tararearla entretanto me maquillaba.

Rust pretendía enseñarme a patinar en la pista de hielo de LA Live. Estaba esmerado en arreglar la enemistad entre los patines, el hielo y yo. Para ser franca, yo sabía que, muy en el fondo, le entusiasmaba la idea de arruinar alguna foto familiar o de parejas. Su expresión facial sufrió un extraño cambio el momento en que bromeé diciendo lo gracioso que sería aparecer de casualidad en alguna fotografía romántica, pues para Navidad siempre ocurría alguna propuesta de matrimonio. Después nos iríamos al sitio de siempre, la quebrada elevada que nos regalaba una maravillosa vista del mar.

O eso creí.

No había terminado la canción cuando recibí una llamada de Brendon, el mejor amigo de Rust y su mayor cómplice, informando que uno de los lacayos de Snake le había disparado a Rust.

¡Bang! Mi cabeza se hizo añicos días después. Los doctores no pudieron hacer mucho, la bala impactó en su cabeza. Todo muy... impensado. Créeme que ni siquiera podía imaginar lo que sucedía, me sentía inmersa en una pesadilla. Me pareció una tragedia tan repentina que no digerí la noticia en un mes.

Díselo a la Luna ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora