Le pedí al taxista que diera vueltas por la ciudad antes de llegar a casa, por el camino pasamos por la playa a la que fui la otra noche, a la luz del sol se ve igual de perfecta que a la luz de la luna.
Nota mental; 1) volver un día por la mañana y sacarme el color de muerta que traigo.
Cuando al fin llegamos a casa pago y me bajo, el automóvil de mamá ya está en la en la entrada y otro más a su lado.
- ¡Mamá, ya llegue!- anuncio mi llegada.
- Aquí estamos.- grita mamá desde la cocina.- ¡ven a saludar!- grita de nuevo.
¡Mierda! ¿Y si finjo que no la escuche y sigo mi camino? Luego saludo.
Continúo subiendo las escaleras hasta que escucho el ruido de los tacones de mi madre acercándose, intento subir más rápido pero su voz me detiene.
- ¡Amely, que vengas a saludar!- me reprende pero en voz baja.
- Mamá, estoy sucia y cansada.- enumero.- Deja que llegue al menos- le imploro.
- ¡Que vayas a saludar!- sentencia dura y señalándome la cocina.
- Pero ma...- me calla.
- No es una pregunta ni una sugerencia, es una orden.- molesta camino hasta la cocina.
Apenas asomo mi cuerpo a la cocina y ya estoy deseando salir, Sophia está muy concentrada cortando (tratando de cortar) mejor dicho, una cebolla. Mamá viene a mis espaldas y me alienta a entrar.
Sophia se percata de mi presencia y deja la cebolla para acercarse a mí y abrazarme... guaqui.
- Amely, llegas a tiempo.- me lamento en mi mente.- Estamos preparando la cena de esta noche.-se emociona.-Como aun no tienen cocinera, yo y tu madre lo prepararemos y tú puedes ayudar.- chilla emocionada. ¿yo cocinar? ¡Claro! Díganme donde está la estufa y caliento el agua. Es mi especialidad.
- Yo no sé cocinar- intento excusarme pero ella lo ignora. Me toma de la mano y me arrastra hacia donde estaba ella antes cortando vegetales.
¿¡Dios que es eso!? ¿Acaso siguiera eso está muerto? No pienso comer eso... listo lo dije.
- ¿Y quiénes cenaran con nosotras?- pregunto
- Todos.- exclama emocionada Sophia, mientras vuelve a cortar vegetales.
- Oh... los chicos comen mucho supongo ¿no?- le pregunto
Ella asiente con la cabeza y mira hacia la olla donde está su raro estofado
Yo también lo miro.- ¿Crees que alcance? Se ve muy rico -iré al infierno por mentir.- Pero creo que no será suficiente.- opino. Ellas me dan la razón...Perfecto.- ¿y si pedimos algo?- sugiero.
Ambas se lo piensan un poco antes de darme la razón y aceptar.
- Yo marco.- es preferible pedir comida ahora y no una ambulancia después.
Espero paciente a que llegue el repartidor, cuando llega lo recibo y le pago, con todas las bolsas camino hasta la cocina, ambas me mira con sorpresa y un poco de reproche por la cantidad.
En todo este tiempo solo me pregunte ¿Por qué no ir a un restaurante? Pero bueno... al menos ya nos salve de su comida
- Amely creo que es demasiado. - dice mamá mientras revisa las bolsas (apuesto a que lo comen todo)
- Mejor si sobra.- la tranquilizo.
Ellas se quedan preparando la mesa y yo subo a mi habitación para cambiarme.
Estoy agotada y solo deseo dormir hasta mañana, tomo una ducha y me cambio.
Luego me recuesto en mi cama a esperar a que me llamen para bajar, mis parpados pesan y siento como Morfeo me envuelve entre sus brazos, trato de luchar para no dormirme, pero finalmente pierdo la batalla y sucumbo ante mi cansancio.
Una suave caricia en mi mejilla me despierta, no quiero abrir los ojos por qué se siente demasiado bien, sonrió un poco y me acomodo mejor.
La caricia continúa pero ahora por mi cabello... se siente bien, con cada caricia se despiertan más mis sentidos y con ellos mi olfato. Un aroma masculino conocido inunda mis fosas nasales. Alto ¿dónde la olí entonces? La caricia me distrae de mis vagos pensamientos. Divago hasta que ya recuerdo por quien la olí. Abro mis ojos de golpe y me incorporo totalmente.
- Woo- exclama. - Creí que nunca despertarías. - el ríe y se levanta de mi cama ¿Qué hace en mi habitación?
- ¿Por qué entras sin tocar?- lo regaño. Esto es inaudito
- La cena ya está lista, tu mamá me pidió que te llame.- dice como si nada. Exacto, que me llame. No que se ponga a acariciarme para despertarme.
- ¡Sal de mi habitación Tristán!- le señalo la puerta.
- Ya voy ya voy.- dice al tiempo que se aproxima a la puerta.- Eres muy mandona.-me reprocha. Le arrojo la almohada y el cierra la puerta.
- ¡Uff!- me arreglo y bajo.
Todos están sentados en la mesa mirando con desagrado la comida (si se le puede llamar así)
- Pueden empezar.- dice mi madre.
- Cocinamos toda la tarde.-continua, Sophia.- Pero Amely creyó que sería poco y los dejaríamos con ganas, así que pidió un algo extra.
- Pero no es necesario que lo coman si no quieren.- termina mi madre.
Todos los hombre en la mesa me miraron con gratitud dibujada en sus rostros, solo sonreí de regreso.
- Gracias.- dice Dylan a mi lado muy bajito.
- Aun me pregunto si eso tiene vida propia.- digo disimuladamente.
- O si es comestible.- dice Tristan. Cometo el error de mirarlo a los ojos y me pierdo en ellos, son hermosos. Nota que me quede viéndolo y sonríe, aparto la vista un poco sonrojada.
- Eso ya lo sabemos y la respuesta es que no.- dice Dylan.