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Por la mañana desperté con un terrible dolor de cabeza, era como si mi cabeza fuera a estallar, me trague todo lo  que encontré a mi paso pero no sirvió de nada. En esta casa no dejan ningún tipo de pastillas, ni siquiera una mísera aspirina, así que tuve que esperar llegar al instituto e ir a la enfermería para que me den algo. Por surte me dieron unos calmantes que me supieron a la más dulce gloria por un rato, la dosis era muy suave.

Todo lo que paso ayer me sobre estreso y las pastillas para dormir no fueron buena idea... me siento aun cansada, solo deseo acostarme en mi cama y olvidarme del mundo. Salí muy temprano de esa casa, el chofer me trajo y creo que fui la primera en llegar al lugar (cabe destacar que estaba vacío) solo me quede porque necesitaba las pastillas.

La enfermera decidio que no estaba tan bien como para volver a clases, así que estoy en la camilla de la enfermería viendo pasar la vida (bueno... también influyo un poco mi actuación de ultima moribunda) pero lo que menos deseo es ir a clases, no tengo cabeza para nada en estos momentos.

Me concentro en que tengo que descubrir que paso antes de seguir sacando mis conclusiones.

Mis estados de ánimo están muy cambiantes, pero no pasan de tres emociones. Rabia, impotencia y por ultimo tristeza. Admito que la última es por la que paso ahora, creo que nunca en mi vida me siento como en estos momentos, siempre trato de ser positiva pero ahora no sé de dónde sacar fuerzas.

- ¿cariño, como te sientes?- la enfermera me saca de mis torturados pensamientos.

- Un poco mejor, solo que el dolor aun no disminuye.- el rostro de la mujer se tiñe de preocupación y palpa con sus manos todo mi rostro, luego acerca una pequeña luz y me revisa los ojos.

- Ya debió haber disminuido.- dice preocupada.- Si continuas así tendremos que llevarte al hospital.

- Creo que la pastilla que me dio no resultara, su dosis es muy pequeña, estoy acostumbrada ha medicamentos más fuertes, tal vez sea por eso.- ella asiente.

- Creo que tengo algo más fuerte.- busca en las gavetas y me da justo lo que quiero, esto me calmará y relajara. Me lo da y me acerca un vaso con agua, lo tomo y vuelvo a recostarme.

- Con esto creo que ya pasara.- intento sonreírle.

- Puedes dormir cariño, si necesitas algo mas solo llámame.- dice antes de salir.

- Gracias.- me acaricia la mejilla y sale.

Los minutos pasan y el dolor va desapareciendo pero el cansancio y el sueño no, no me resisto y me relajo para dormir. En este lugar respiro paz, es mucho más gratificante que estar en casa luego de los últimos acontecimientos. Mis parpado de apoco se sierran...

Unas caricias en mi mano van despertándome, abro mis ojos y veo una chaqueta sobre mi cuerpo, la chaqueta desprende una fragancia a la cual ya me estoy acostumbrando.

Muevo mi cabeza para poder ver mejor mi entorno y lo encuentro, está sentado en una silla y con la frente pegada a la camilla, siento como tiene guardada mi mano en su posición y la acaricia con sus dedos. Lo contemplo varios minutos hasta que ya no aguanto las ganas de acariciar su cabello, llevo mi otra mano hasta su cabeza y la acaricio. Duramos así varios minutos, hasta que mis manos dejan de acariciarlo y buscan levantar su rostro para verlo.

El sube la vista hacia mí y en su rostro no está la sonrisa que tanto me he acostumbrado a ver, en cambio hay autentica preocupación. Besa mi mano y vuelve a mirarme.

- ¿Cómo te sientes?- pregunta muy despacio.

- Mejor... ¿Qué haces aquí?- pregunto.

- La enfermera aviso que estabas aquí para que no te marquen falta, así que a la primera que pude vine a verte.- sonrió.

UNIDO A TI (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora