El auto se detiene frente a la casa, tomo mi mochila y salgo del auto. Camino hasta la puerta e ingreso a la casa, todo se ve reluciente, completamente amueblado, todo en un perfecto estado (muy diferente a como lo teníamos nosotros estos días) recorro la estancia y toda la planta baja. Luego de un rato me dirijo a la cocina, abro la puerta del refrigerador cuando una voz me sorprende.
- ¿Le sirvo el almuerzo señorita?- llevo una mano al pecho por el susto.- Discúlpeme señorita, no fue mi intención sorprenderla.- suspiro tranquila (no es un monstro que me comerá)
- No importa...- la invito a que me diga su nombre con un gesto de la mano mientras tomo una botella de agua del refrigerador.
- Frida.- completa.
- Claro... Soy fácil de sorprender Frida.- le comento, miro la hora en mi reloj.- Mejor que sea la merienda.- le sonrió.- Algo con mucha azúcar y el batido de vainilla más dulce que sepas hacer.- ella asiente.- Estaré en el jardín... ah y pide a alguien que lleven mis cosas a mi cuarto.- dejo mi cartera y mochila sobre la mesa.
- Como ordene señorita.
- Solo dime Amely, Frida.- ella asiente y yo salgo de la cocina.
Bebo de mi botella de agua mientras camino hacia el jardín, me detengo abruptamente cuando de una habitación sale alguien con dos canasto enormes obstaculizando su vista, chocamos pero cuando tambalea para caer hacia atrás, la sostengo de los brazos y recupera el equilibrio
-. Fíjate por donde vas.- me espeta sin siquiera mirarme, su forma de hablarme me sorprende.- Sal del camino ¿que no ves que esto pesa?- me pego hacia la pared y la chica pasa refunfuñando algunas groserías.- Al menos y me ayudabas.- se queja y desaparece en otra habitación (que carácter) creo que no me vio... se lo dejo pasar por que me confundió con otra empleada. Me encojo de hombros y sigo mi camino.
Me siento en un mueble del jardín, desde ese lugar tengo a la vista la piscina y todo el jardín. Sierro mis ojos y me acomodo mejor en mi lugar, necesito relajarme.
Pero no creo que pueda relajarme demasiado... todas las escenas de lo que paso con Tristan asaltan mis pensamientos, y pronto solo tengo a Tristan ocupando cada espacio de mi torturada mente ¿Por qué me gusta tanto? Prácticamente no lo conozco de nada y toda va tan... rápido. Crese a pasos agigantados y me abruma.
- Ya está servida su merienda señorita.- la voz de Frida me saca de mis pensamientos. Abro un ojo y enarco una ceja.- disculpe, Amely.
- Gracias. Retírate.- la mujer asiente y se marcha.
Estiro mi mano hasta la mesita y tomo el batido (de verdad esta dulce, pero adivinen quien se lo traga todo) a mitad de mi batido vuelven a interrumpir.
- Señorita.- llama mi atención la mujer.
- Dime Amely, Frida o yo te diré cocinera.- advierto.
- Señorita Amely.- suspiro cansada. Con una mano la invito a continuar, sé que esto del nombre costara.- Un joven desea verla.
- ¿Cómo se llama?- pregunto mientras bebo de mi batido.
- El joven dice llamarse Tristan Burke.- casi me atraganto.
- Dile que no estoy.- lo que me faltaba, no lo puedo ni sacar de la cabeza y el viene a materializarse en mi casa.
- Tarde, si estas.- su voz a mis espaldas. Rayos.
- Entonces haz de cuenta que no me viste y retírate.- ¿¡para que viene!?
- No hasta que hables conmigo.- bufo.
- ¿Acaso no lo estamos haciendo?- pregunto con sarcasmo. El camina hasta ponerse frente mío.
- No estamos hablando, me estas corriendo.- replica molesto.