- Mira lo que trae el viento.- bromeo, él sonríe y se acerca a besar mi mejilla
- Más bien un tornado.- mira hacia Frank.- Pero creo que no me aburriré como lo predije.- susurra muy cerca de mi oído.
- ¿Trajiste a un payaso para que te divierta?- pregunto recuperando la compostura. Se aleja un poco de mí.
- No, pero te encontré a ti.- olvidando todos mis buenos modales, le doy un codazo muy disimulado en las costillas.
- ¿Así o más divertida?- su rostro se pone rojito y lleva una de sus manos al lugar, ni que le hubiera dado tan duro.
- Así está bien.- dice apenas se recupera un poco.- Me rompiste una costilla.- se queja
- Y te romperé otra si vuelves a decirme eso.- bufo. Es una nena, estos hombres ya no aguantan nada.
- Creo que necesito un doctor.- se sigue quejando. ¿Lo abre golpeado muy fuerte? La culpa se apodera de mí, lo miro con desconfianza pero su cara de dolor no pasa... mierda.
- Tristan perdón...-busco con la mirada donde sentarlo.- vamos te ayudare a sentarte... yo lo lamento.- lo tomo del brazo para ayudarlo a llegar. Mientras l comienza a carcajearse.
- Si vieras tu cara... fue tipo así.- hace una cara rara y vuelve a reír.
- No le veo la gracia.- replico molesta.
- Vamos no te enojes preciosa.- me insiste y frota mis brazo.
- ¿preciosa?-enarco una ceja.
- Ahora me saldrás con que eres una feminista consagrada y ese tipo de comentarios te molestan y bla bla bla...- me imita
- No.- bueno sí...
- Claro...- el ríe.- ¿Qué haces por aquí?
- Acompaño a mi padre.- el mira a su alrededor.
- ¿A si, y dónde está?- ni yo lo sé.
- Dijo que volvería en un rato.- el asiente.
Un mozo con bebidas se acerca y le ofrece uno a Tristan, él toma una copa.
- ¿Puedes traer un jugo para la señorita?- pregunta.
- Enseguida.- responde y se retira.
- Gracias.- el mi guiña un ojo y bebe de su champaña.
- Por ahí hay una terraza con una vista preciosa, vamos.- señala hacia unas puertas, me toma de la mano y comienza a guiarme por el lugar.
- ¿Ya has venido otras veces?- pregunto
- Unas veces, suficientes como para aprenderme todas las vías de escape.- ríe un poco. La calidez que desprende su mano me desconcentran un poco. Solo pido que las mías no empiecen a sudar y lo arruinen todo.- Generalmente de remplazo.- termina
Tristan abre las puertas corredizas y me invita a pasar, cuando ya estoy fuera me acerco a la barandilla y unos segundos después siento que se posa a mi lado. Admito que la vista es maravillosa, se puede apreciar toda la ciudad, las personas en la calle parecen pequeñas hormigas circulando por las calles.
- ¿No te hacen parte?- dudo en preguntar pero al final lo hago.
- Yo no deseo ser parte, así que no me molesta.
- ¿Y no tienes la ambición de heredar nada?- pregunto mirando su perfil. El esboza una suave sonrisa y mira hacia mí.
- No soy un heredero como tu Amely, tampoco lo deseo.- se encoje de hombros.- soy el hijo de un hombre humilde y no podría sentirme más orgulloso de lo que ya me siento.- sonríe