CAPÍTULO 3: "Otro más"

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Narra Thiago:

Tras hablar con mi papá, cruzo el pasillo para regresar a clase, aunque los de dibujo, supongo que aún estarán terminando de hacer el examen. Pero una vez que miro abajo, me encuentro a Jaz y a Tacho sentados en el piso.

Jaz me mira rápidamente a los ojos:

— No digas nada Thiago, nos han echado por culpa de Tacho.

— ¿Qué hiciste esta vez Tacho? — le pregunto riendo.

— No hace gracia, nos echaron porque me pidió la pregunta de un examen el muy estúpido.

— ¡Eh! — exclama Tacho —, tampoco hace falta insultar nena.

— No soy nena.

— Eso ya lo veremos.

— Bueno chicos, no se peleen.

— Empezó él — Jaz le señala a Tacho.

— ¡No! Empezó ella — Tacho la señala a Jaz. ¡Ay Dios, hasta Bruno les supera en madurez! Y eso que todavía tiene 3 meses.

— Yo solo digo que no se peleen.

— Claro, como vos no te peleas con la petisa porque hacés todo lo que ella te manda. Thiago cambia a Bruno, Thiago anda a comprar a la farmacia... Desde que sos padre te volviste un pollerudo — me dice Tacho.

— ¡Mentira! Es re tierno. Yo quiero que el padre de mi bebé sea alguien como Thiago. Mar tiene mucha suerte — dice Jaz.

— Claro, como todas son tan manipuladoras — susurra Tacho.

— Tacho, pará. En serio — le dio poniendo los ojos en blanco.

Y entonces, el profesor de dibujo abre la puerta y nos avisa de que ya podemos pasar a la clase. EL resto del día en el colegio transcurre con normalidad, y por fin volvemos a casa. Por fin puedo ver a Bruno y a Mar, no saben lo que les extraño mientras que estoy en el colegio.

Nada más entrar todos en la mansión, me encuentro a mi papá sentado en el sillón jugando con Bruno a los autitos. Mi nene me mira nada más que entro por la puerta:

— Hola campeón — sonrío y voy a agarrarle.

— ¿Todo bien en el colegio, Thiago? — me pregunta Barto, y después mira a todos —: ¿Ustedes qué tal en el colegio!

— Bien papá.

— Bien señor — dice Alelí dejando la mochila en el piso. Después corre hacia mí y le agarra el piecito a Bruno —. ¡Chiquititoo!

Tacho y Jaz no dicen nada. El profesor de dibujo les ha puesto una nota para mi padre sobre el 1 que sacaron en el examen. Le ocultan las cosas como si fueran dos nenes. Hay cosas que no entiendo. Aunque, bueno, hace unos meses yo también le ocultaba el embarazo de Mar, pero ese es ya otro tema.

— ¿Usted Ramiro?

— Todo bien, señor Bartolomé.

— ¿Y Jazmín y Tacho? ¿Cómo les fue?

Ellos asienten con la cabeza sin emitir sonido alguno.

— ¿Mateo? — Mateo era el nombre real de monito, lo que pasa que a mi papá no le gustaba llamarle Monito, y por eso le decaía Mateo.

— Bien.

— Bueno, vayan a comer. Thiago, Mar está en el cuarto terminando de hacer la tarea de inglés, ayúdala porque hay cosas que no debe entender. La profesora...

— Sí, ya sé papá. Buscaré a otra profesora. Esa mujer no es una buena persona.

— Hijo, siempre ha trabajado para la familia.

— Pero no es buena persona. Así que yo me voy a ocupar de buscar a otra, no se preocupe — le agarro bien a Bruno y subo a nuestro cuarto para buscar a Mar.

Toco la puerta:

— Pasa.

Yo paso con Bruno a upa y Mar me mira sonriendo:

— ¿Ya volvieron mis dos amores a la vez?

Bruno mira a Mar ansioso, se que quiere irse a los brazos de ella, y rápidamente se lo doy.

— ¿Me extrañaste bebé?

— Seguro — respondo yo por Bruno, sonriendo.

— Se pasó casi toda la mañana con tu papá. Seguro que se divirtieron mirando facturas y cosas del juzgado de menores.

— Cuando yo llegué estaban jugando.

— Pero antes seguro que hicieron eso. Tu papá es responsable con su trabajo.

— Y sí... ¿Sabes qué?

— ¿Qué?

— Voy a buscarte a otra profesora Mar, o profesor. Así tal vez, aprendas mejor y más a gusto.

— Ay mi amor sería genial — Mar me sonríe de oreja a oreja. Sé que con la señorita Petinal está ahogada, porque esa mujer es una amargada de primera clase.

— Lo elegiremos juntos si te parece, ¿de acuerdo?

— De acuerdo.

— Ahora vamos a comer, dale. Dejá a Bruno en la cunita.

Pero Mar hace puchero, no quiere dejarle a Bruno solo ni un solo segundo.

— Bue... Bajamos los tres a comer — suspiro. Ella sonríe satisfecha y los tres bajamos a comer.

Y durante la comida, mi tía Malvina ingresa en la cocina. Va mal maquillada, cosa que es bastante rara viniendo de ella:

— ¡Bartiiiiiiii! — grita como loca.

— Papá está en la sala, tía — la digo rápidamente, antes de que Bruno se ponga a llorar por el fuerte grito.

— Bueno Thi mi vida... Pero antes, les voy a dar la noticia a todos ustedes. ¡ESTOY EMBARAZADA!

Justina se da la vuelta, pues estaba vigilando los fuegos de la cocina:

— ¡¿CÓMO SEÑORITA MALVINA?!

— ¡Qué estoy embarazada!

Mi papá va a matarla... 

Padres Adolescentes 2 - Continúan los problemasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora