CAPÍTULO 28: "La nena"

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Narra Mar:

— ¿Así que de la nada te arreglas con Jazmín y además te deja ir a la ecografía? — me pregunta Thiago mientras se viste rápidamente con el uniforme del colegio.

— Sí, eso parece. ¿Te molesta? Además, fui yo quién bajó junto con Bruno para pedirla perdón.

Él niega con la cabeza y me mira:

— No, ¿por qué iba a molestarme? Me parece bien que se arreglen entre ustedes. Pero a mí Rama me ha hecho mucho daño, dudo que como no venga a pedirme perdón, nos arreglemos.

— Thiago, no se comporten como nenes dale... — suspiro —. Mirá, Jaz y yo ya estamos bien, nos arreglamos pronto y otra vez volvemos a ser mejores amigas.

— No es lo mismo. A vos, Jaz no te dijo en ningún momento que estaba enamorada de mí. Y Rama metió la pata diciendo que gustaba de vos. ¿Por qué mierda tiene que meterse en nuestra relación? ¿Quién le llama a meterse en nuestra relación, Mar? ¡No le importa nada! Y eso es lo que me molestó de verdad. Y para remate, me grita estando mi hijo delante.

Thiago tiene razón. Yo también me hubiera enojado si Jaz me hubiera dicho que gustaba de Thiago. Me hubiera hecho daño. Porque somos amigos, y las parejas entre amigos, se respetan. Pero bueno, tampoco en ningún momento, Rama se lanzó para besarme ni nada por el estilo. Tan solo me dijo que gustaba de mí, y que había cambiado mucho desde que estaba con Thiago. Aunque si, puedo llegar a entender los celos de Thiago.

— ¿Tenés prueba de matemática hoy? — le pregunto, cambiando de tema. No quiero que se sienta más presionado.

— Ajá... De cálculo.

— ¿Y cómo lo llevas? ¿Bien? — le pregunto sentándome en la cama y sentando a Bruno encima mía.

— Un poco regular. Aprobé de pura casualidad el primer examen. Pero es complicado, ¿sabés mi amor? — Thiago termina de ponerse los zapatos y le da un beso en la frente a Bruno —. Espero tener suerte esta vez y aprobar de una vez por todas. El profesor no me ayuda mucho, solo dice que tengo que esforzarme por mi parte, y no me da ningún tipo de ayuda.

— Te deseamos mucha suerte, ¡te deseamos mucha suerte papá! — exclamo con tono infantil, como si fuera Bruno el que lo dice.

Thiago ríe:

— Muchas gracias, amores de mi vida.

— De nada. Seguro que te va muy bien...

— Eso espero. ¿Sabés? Ya estoy pensando en el tema de la Universidad, en verdad, tampoco me falta tanto tiempo para empezarla. Y la cosa es que, me encantaría estudiar empresariales, o economía... Algún grado que desemboque en un buen trabajo, que nos pueda proporcionar una buena vida a los tres. Y desgraciadamente, necesito cálculo para ambas asignaturas.

— Amor, vos tranquilo, ¿si? Todo va a salir bien. Vamos a ser muy felices los tres, pase lo que paso. Porque somos una familia muy unida, nunca vamos a separarnos.

— ¿Me lo decís desde el fondo de tu corazón? — Thiago se agacha, enfrente de Bru y mía, sonriendo tiernamente.

— Desde lo más profundo de mi corazón, mi amor.

— Aww... No saben como los amo a los dos — Thiago le da un beso a Bruno y un pico a mí —. Y bueno, ahora papá se tiene que ir a estudiar, para garantizarles un futuro a todos.

— Nosotros también te amamos, mucho.

-...-

Narra Jazmín:

— Vamos a proceder a realizarla la ecografía, señorita Romero.

— De acuerdo.

— Acuéstese en la camilla entonces, por favor — me ordena el ginecólogo.

Miro a Mar, Cielo y Tacho, que son quiénes me han acompañado. Rama será el que nos avise de toda la tarea que están haciendo en clase durante el tiempo que estemos en el médico, y Bruno se ha quedado con Tina mientras que Mar me ha acompañado.

Me acuesto en la camilla y me desabrocho el pantalón. Ya estoy acostumbrada a las ecografía, llevo unas cuantas durante el embarazo. Me subo también un poco la blusa y el ginecólogo procede a hacerme la ecografía.

— ¿Va a verse si es nene o nena? — pregunta Tacho.

— Si el feto se ha movido, es probable que podamos verle la parte íntima. Pero Jazmín tiene la panza muy redondeada, y eso es una buena señal de que puede ser una niña.

— ¿Niña? — dice Tacho.

Uh... Una niña. Tacho lleva diciendo desde que sabe que va a ser padre que no quiere que sea una niña. A lo mejor para un varón es difícil lo de tener una hija.

— Exacto, señor Morales. Una niña. Vamos a comprobarlo ahora mismo — pone el gel sobre mi panza y también en el aparatito. La pasa haciendo círculos mientras mira la pantalla.

Observa durante un buen rato:

— Se pueden ver acá — señala la pantalla —. Los ovarios... Así que confirmo que es una niña.

— Voy a ser padre de una niña — a Tacho le cuesta asimilarlo.

— ¡Una niña! — exclama Cielo —. Una amiguita para Bruno. ¡Es fantástico!

Es fantástico. Para mí, para Cielo... También para Mar supongo... Pero creo que a Tacho no le ha gustado la idea para nada. 

Padres Adolescentes 2 - Continúan los problemasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora