Narra Mar:
Desde el día en el que Rama me dijo que se había enamorado de mí, todo cambió en el Hogar. Nos dividimos en dos bandos, por un lado: Rama, Tacho y Jazmín; y por el otro lado: Thiago y yo. El Hogar se había vuelto silencioso, tan solo quedaban los ruidos de los nenes y de Brunito. Pero ya no existían nuestras charlas de amistad, las charlas que manteníamos antes.
Jazmín parecía llevar un embarazo tranquilo, con el apoyo de Tacho. Y por muy buen padre que quisiera parecer, era una difícil tarea para él:
— Yo podía haberle ayudado — me dijo Thiago un día, justo antes de irnos a dormir —. Pero claro, él no puede perder su orgullo. Es un auténtico tarado.
— Thiago, no continúes con su juego. Las cosas están así, y duele que estén así, pero no van a ceder... Y nosotros no tenemos la culpa de esto. Vos les quitaste un peso de encima a la hora de decirle a Nico que Jazmín estaba embarazada, ellos tan solo deberían habértelo agradecido, no echarte la culpa — suspiré —. Ahora tenemos que tener cuidado con Bruno, él es nuestra prioridad.
— Tenés razón, las cosas ya cambiaran...
— Vos también necesitas su apoyo — dije.
Y sí... Thiago también necesitaba de sus amigos. Más que nada, porque su viejo seguía en coma en el hospital. Barto nos había lastimado mucho por un tiempo, pero por otro lado, gracias a Thiago, y también a el aumento de la familia Bedoya-Agüero, con el nacimiento de Bruno, había cambiado, ¡incluso Tina había cambiado! Por muy malo que hubiera sido en un pasado, había sido, la única figura paterna que Thiago siempre había tenido. Su amigo necesitaba de ellos, pero tampoco le apoyaban.
Las comidas eran tensas, al igual que las cenas y los desayunos. También, los recorridos al colegio, por lo que Thiago me contaba. Yo por el momento, seguía estudiando en casa con Nico, y evolucionaba con ganas y entusiasmo. Lo de los estudios nunca había sido algo por lo que tuviera preferencia, pero debía pensar en mi futuro, y también en el de Brunito. Él se merecía a la mejor madre del mundo.
Y bueno, aunque el Hogar estuviera algo decaído, Cielo lo intentaba animar. Ella había llegado con la intención de ser la luz de todos. Pero en la situación en la que estábamos, era complicado. Pero bueno, para los nenes era como su mamá, y también me servía como niñera y apoyo con Brunito. La verdad, que la llegada de Cielo al hogar, había supuesto algo de claridad, y sobretodo, mucho orden.
— ¿Por qué no arreglan las cosas? — me preguntó un día.
La miré con el ceño fruncido. ¿No deberían tener ellos también interés en perdonarse con nosotros?
— Es... Complicado. Trataron muy mal a Thiago... Y además, creo que lo mejor sería estar alejada de Rama. Así no le hago más daño.
— ¿Daño por qué, Mar? — me preguntó ella.
— Le gusto. Bueno, al menos eso me dijo hace unos cuantos meses hoy. Pero vamos a ver... Yo estoy con otro chico, al que amo de verdad, y con el que tengo un hijo maravilloso — miré a Bruno y sonreí —. No me falta de nada, soy feliz con ellos dos al lado. Y bueno, yo no siento nada por Rama.
— ¿Y por qué no lo hablan bien y tranquilamente?
— Porque él me lo dijo de muy malas maneras. Debería haber sido más amable y a lo mejor las cosas no estarían así ahora.
— Pero Mar, es complicado estar así. Con el hogar dividido en dos bandos. Creo... Que a lo mejor deberían madurar un poquito — dijo ella —. No te ofendas, es solo por el bien de todos.
— ¿Y vos... Por qué no hacen algo con Nico? — la pregunté cambiado de tema.
Ella esbozó una leve sonrisa y permaneció callada.
Y... ¿Quién no pensaba, que Nico podría cambiarla algún día por Malvina? Eso era algo muy raro. Desde que Cielo había llegado al Hogar, la relación entre Nico y Malvina había cambiado, cada vez estaban menos juntos, por Nico no paraba de hablar con Cielo... A todas horas. Se llevaban muy bien, y podría confirmar que Nico aprovechaba cualquier excusa para hablar con Cielo. Se ponían nervioso cuando estaban juntos. Se notaba que se perdían en los ojos del otro.
Y con el paso de los meses, llegó el invierno, el frío invierno. Los paseos con Bruno por la calle se iban haciendo mucho más cortos, porque cada vez la temperatura bajaba más. La pancita de Jazmín crecía un poco más cada día, ¡y se veía a plena vista! Ya que nuestras palabras se habían limitado a: "Hola", "¿Cómo estás?" y "¿Cómo está Bruno". Por lo que sospechaba... No la quedaba mucho tiempo para saber el sexo del bebé. ¿Sería un nene o una nena?
A lo mejor Cielo tenía razón, y ambos teníamos que madurar y arreglar las cosas entre nosotros. El ir con Bruno era la clave para una conversación pacífica. Sí, tal vez era algo raro utilizar a mi hijo para amansar a las fieras, pero bueno. Un bebé siempre inspiraba ternura, y era el caso de mi hijo.
Así que, un día de finales de agosto, justo por la mañana, después de levantarme, decidí arreglar las cosas, al menos con Jazmín. Ella y yo no nos habíamos enojado, tan solo habíamos dejado de hablar, de ser amigas como antes, por el tema de Tacho y Rama contra Thiago. Pero, ¡entre nosotras no había pasado nada! Yo fui la que la acompañó a hacerse el test de embarazo. Pero no, los chicos la habían cagado entera. Y ahora, nosotras teníamos que arreglar las cosas para que el Hogar volviera a estar bien y unido.
Bajo al cuarto de las chicas y toco, con Bruno en mis brazos. Dentro está la maleducada de Tefi, con la que las cosas estaban prácticamente como siempre. Siempre jodiéndonos a todos, de una forma u otra. Es su misión en el Hogar, la de dar aún un toque más amargo a todo el tema.
— Pase — puedo escuchar la voz de Jazmín hablar desde adentro.
Abro la puerta y entro con Bru:
— Hola — digo.
— Hola — me saluda Jazmín.
Veo que Tefi no está. Muchísimo mejor...
— ¿Tefi? — pregunto.
— Se fue temprano, con sus amigos chetos, supongo.
— Ajá... — digo —. Me gustaría hablar con vos.
— Bueno... Decime.
Veo como su mano acaricia su panza:
— Ha crecido mucho. Está muy grande ya — digo.
— Sí, es cierto.
— ¿Ya sabés el sexo? — pregunto.
— Me lo dicen hoy. Tacho y Cielo van a acompañarme.
— Qué bueno...
— Si las cosas no hubieran estado así entre nosotras, me hubiera gustado que vos me hubieras acompañado... Pero bueno. Las cosas llevan mal mucho tiempo. Y ya parece que esto no se va a terminar nunca.
— De ahí que me gustaría hablar con vos. Total, fueron ellos los que discutieron, no nosotros.
— Sí, pero las cosas también se pusieron feas. Thiago metió mucho la pata.
— No vamos a hablar de Thiago esta vez, solo quiero arreglar las cosas, no quiero que estemos mal Jaz. Somos amigas, éramos las mejores amigas.
Ella asiente con la cabeza:
— Por mí, no hay ningún problema en arreglar las cosas con vos.
— Por mí tampoco.
— ¿Entonces, a qué estamos esperando? — Jaz saca las manos de su panza y me abraza fuerte, un abrazo, que trae consigo una amistad, ¡el regreso de una amistad que nunca va a terminarse!
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Padres Adolescentes 2 - Continúan los problemas
FanfictionDe regreso en el Hogar Mágico, Thiago y Mar se enfrentan a la crianza de su hijo Bruno, la cuál no va a ser nada fácil. Por su parte, Jaz y Tacho, comienzan a tener relaciones sexuales sin ningún tipo de protección, de la cuál, nacerán consecuencias...