CAPÍTULO 12: "Cielo"

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Narra Mar:

Al día siguiente, a esto de las 2 de la tarde, volvimos a casa. Justo a la hora de comer. Bruno estaba muerto de sueño, al igual que nosotros. Pero Thiago, se había empeñado en quedarse en el hospital hasta que le dejaran pasar a ver a don Bartolomé de vuelta.

Al llegar, los chicos ya estaban a punto de volver del colegio. Y Nico y Malvina ya estaban preparados en la cocina para comer:

— ¿Y cómo fue todo, Nico? — le pregunto mientras le doy la mamadera a Bruno —. ¿Se portaron bien los chicos?

— Sí. Excepto cuando me hicieron enojar, pero después ya se arreglo el problema. Tu hermana Tefi es algo revoltosa y se peleó con Jaz.

Sí. Me lo imaginaba. Tefi se peleará con todos en el hogar... Desgraciadamente es una chica que no está cerca de la vida que hemos tenido todos los de acá. Mi mamá la ha criado junto a ella, la ha consentido todo y nunca la ha hecho falta buscarse la vida. Ha tenido, sin duda, mucha suerte. Toda la suerte que a los demás nos ha faltado: a mí me abandonaron en la puerta de una iglesia, los padres de Jaz fueron asesinados y a ella la enviaron primero a un hogar y luego con su tío loco, Tacho fue vendido por sus papás, la mamá de Rama y Alelí se esfumó, a ellos les dejó con una vecina y terminaron en la calle. Hasta Thiago, que era un nene bien, fue abandonado. Le mandaron solo a Londres cuando no era más que un nene. Lleca y Monito, también fueron abandonados por sus papás. Tefi, bueno, era adoptada. Pero nunca había sufrido un abandono siendo consciente. No había pasado ningún mal momento nunca en su vida, no se había preguntado realmente, ¿quién era su familia? Y por eso, ahora tenía ganas de reírse y burlarse de todos nosotros.

Y cuando peor lo paso, es cuando pienso que si no me hubieran abandonado en la puerta de la iglesia, tal vez ahora sería igual o peor que Tefi.

— ¡Holaa! — dice Jaz llegando a la cocina, lo que me despierta de mis pensamientos.

— Hola.

— ¿Todo bien Thiago? ¿Ya estás mejor? — le pregunta mi mejor amiga.

— Sí, un poco.

— ¿Bruno y vos, Mar?

— Bien, estamos bien.

— Me alegro.

Al rato, Tefi, Tacho, Rama, Alelí, Lleca y Monito, irrumpen en la cocina:

— ¡Hola! — dicen todos a la vez, excepto Tefi... Claro. La amargada de la casa a la que en verdad no la gusta nada estar acá. Pero tendrá que joderse y aguantarse, porque se va a pasar acá algunos años.

— Vamos a comer. Siéntense a la mesa — nos avisa Nico. Este se levanta, va a la cocina con Malvina y ambos vuelven con dos cazos llenos de comida.

— ¿Qué hay de comer? — pregunta Monito.

— Mi guiso especial.

Alelí pone cara de asco:

— No me gusta nada el guiso especial de Tina.

— Hay que comer de todo, Alelí — la dice Nico. Después nos empieza a servir la comida a todos. Y sí, cuando se la sirve a Tefi, me da la sensación de que Alelí no va a ser la única que no coma hoy.

— ¿QUÉ ES ESTO? — grita histérica mi hermana adoptiva.

— Guiso de carne y verduritas.

— Perdón pero yo esta grasada no la como — Tefi se levanta de la mesa.

— Se sienta — la ordena Nico.

— Usted no me va a obligar a comerme esta asquerosidad.

— Usted va a comer, porque a partir de mañana estará a mi cargo en el hogar.

Padres Adolescentes 2 - Continúan los problemasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora