CAPÍTULO 21: "Una nueva vida"

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Narra Jaz:

Mar baja con mala cara de su cuarto:

— ¿Problemas?

— Sí, el querido Bedoya es el problema. No se cuando va a comprender lo que es la madurez. Pero bueno, ahora vos sos la importante Jaz. Tengo que ayudarte.

Mar es muy buena, es la mejor amiga que alguien puede tener. Estaba teniendo problemas con Thiago y aún así mis problemas eran más importantes, y quería resolverlos antes de resolver los suyos. No puedo perder a Mar, porque es oro. Y ahora me arrepiento muchísimo de no haber seguido sus tan buenos consejos, porque gracias a ellos, si la hubiera escuchado, la hubiera obedecido, ahora yo no estaría así.

— Gracias, amiga. Pero en cuanto sepamos algo de lo mío, te ayudo a resolver lo tuyo.

Mar sonríe:

— Aún así, lo tuyo va a seguir siendo lo más importante, Jazmín. Vos no sabés... Podés tener una vida adentro tuya — Mar me toca la panza y sigue susurrando —. Un amiguito o una amiguita para Bruno... Y al principio tardas en acostumbrarte, tu vida se vuelve por un tiempo un agujero oscuro, pero terminas viendo la luz, cuando te das cuenta de que esa cosita tan pequeña te necesita y depende de vos. A mí me pasó con Bruno, y aunque no sea la misma situación, te entiendo como estás en este momento. Aún así, me tenés a mí Jaz — saca la mano de mi panza y me abraza —, te voy a ayudar en lo bueno y en lo malo.

Mar y yo salimos del hogar y recorrimos la calle hacia abajo. Al llegar al final, giramos a la derecha, embocando una calle que tenía tiendas a ambos lados. Cuando llegamos a una panadería, vimos el cartel verde y luminoso de farmacia cerca.

Instintivamente, comienzo a caminar más rápido. Necesito tener en mis manos el test, quiero hacérmelo, quiero saber el resultado, por mucho que sea una buena o una mala noticia. Pero me quiero sacar la duda. Ahora mismo solo quiero saber que pasa para no tener más esa duda en la cabeza que lleva un par de días revoloteando y me impide dormir.

Y por fin llegamos a la puerta de la farmacia. Mar me mira:

— La dependienta me conoce. Muchas cosas de Bruno las compro acá. Así que si querés lo pido yo. ¿Sí?

Sonrío:

— ¿Harías eso por mí?

— Obvio, para eso somos amigas. Esta chica no va a decir nada, además, soy yo la que viene a la farmacia casi siempre. No creo que a nadie del hogar se le ocurra aparecer por acá... — en ese momento, Mar palidece mirando al frente. Dejo de mirar a Mar y miro al frente igual que ella.

¡Mierda!

— Esto era inesperado — comenta.

— Muy inesperado — digo mirando a Tefi y a Nacho.

Justo ellos nos ven. Tefi sonríe maliciosa y nos saluda con la mano mientras sigue caminando al lado de Nacho hasta que están cerca de nosotros.

— Hola, ¡qué raro verlas por acá! — dice Tefi.

— ¿Todo bien chicas? — Nacho nos saluda con un beso en el cachete —. ¿Venís a comprar algo para Bru, Mar?

— Solo paseamos — dice Mar.

— Eso — apoyo.

— Igual Thiago volvió a embarazarla y venían a comprar un test.

Mar frunce el ceño pero la agarro del brazo para que no haga nada que no tiene que hacer. Tefi saca a cualquiera, pero Mar tiene que estar tranquila.

— Tefi, hermosa. Para. Thiago aprendió ya... Lo de Brunito por el momento no va a volver a ocurrir, estoy seguro.

— Yo no estaría tan segura...

— ¡Basta Tefi! — tiro de Mar y seguimos caminando dejando atrás a Tefi y Nacho, y también a la farmacia. Debemos volver, pero cuando ellos ya no estén allí.

— Jaz, no debíamos habernos ido.

— Pero no quiero que nadie lo sepa Mar, iban a seguir bardeando, les conozco bien.

— Tefi iba a seguir haciéndolo, además de ponerme celosa, me jode siempre. La odio, no sé como mi mamá pudo adoptar a alguien así.

— Porque cuando sos un bebé, nadie es malo. Es dependiendo de la educación que le dan, Mar.

— Pienso a veces que podría llegar a haber sido así si no me hubieran abandonado en la iglesia.

— ¿Marianella cheta? Dios... Hubiera sido horrible — digo riendo. Mar también se ríe.

— Hay otra farmacia cerca de acá, podemos ir allí a comprar el test. ¿Dale?

— Bueno.

— Además, ahí es aún menos probable que vaya alguien del hogar, así que podemos estar tranquilas.

Mar y yo seguimos caminando hasta llegar a la farmacia. Allí fue ella misma la que pidió un test de embarazo. La dependienta nos estuvo explicando cómo hacerlo. Durante el regreso a casa, fuimos por otro camino, hasta llegar de nuevo. Entramos y fuimos directamente al baño. Mar me dio el test :

— Creo que es mejor que estés sola.

Asiento con la cabeza:

— Cuando termines, me decís y vengo, ¿si?

Mar sale del baño y yo me quedo sola.

Siguiendo las indicaciones de la farmacéutica, me hago el test y espero un rato para saber el resultado. Es entonces, cuando comienzo a escuchar afuera una discusión:

— ¡Está ocupado!

— Mar, ya se que está ocupado, pero solo voy a entrar a lavarme las manos, las tengo llenas del tierra del jardín.

— Lavatelas en la cocina.

— No porque en la cocina no hay jabón.

— Tacho está Jazmín haciendo pis.

— ¿Y qué? Quiero y necesito entrar.

De repente, la puerta se abre de golpe y Tacho me mira. Ve el test y vuelve a mirarme. Completamente pálido. Él no sabe que decir, y yo tampoco. 

Padres Adolescentes 2 - Continúan los problemasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora