CAPÍTULO 33: "Perdonarme"

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Narra Thiago:

— Estamos hoy reunidos, para despedir al señor Bartolomé Bedoya Agüero — dice el cura.

Miro para atrás. Han venido todos. Al menos, un día tan desolador como hoy, no me siento solo. Mar no se ha ido, y Bruno tampoco. Tengo a mi hijo, que es el mayor apoyo con el que cuento ahora. Al menos un bebé es incapaz de odiar a nadie, ese es el caso de Bru.

Bruno nació para ser querido y feliz, con sus dos padres juntos. Porque por eso luchamos los últimos meses, para que Bruno naciera con nosotros dos juntos y felices. Y ahora no puede ser, que por un error mío Mar se lo lleve a España como si nada.

Termina el entierro. Solo Tina y yo hemos llorado. Pero bueno, se nota tristeza en el ambiente. Mi padre no fue el mejor de todos, pero al menos, cambió durante los últimos días antes de estar en coma.

Volvemos al Hogar. Mar, Bruno y yo subimos a nuestro cuarto. Su ropa sigue en la valija aunque anuló el vuelo de hace dos días.

— ¿Te vas a ir? — la pregunto mientras agarro a Bruno de encima de la cama.

— Sigo pensando que el darse un tiempo va a ser lo mejor — me responde ella secamente.

— Pero, no me podés separar de Bruno. Yo estudio acá Mar, no puedo estar yendo y viniendo de Buenos Aires a España todas las semanas. Además, aunque tenga la herencia de mi viejo, sería imposible mantener tantos viajes con la plata — hago puchero —. No es por darte pena, pero ahora los necesito muchísimo. Estoy re triste por todo lo que ha pasado con mi viejo. necesito un hombro en el que llorar. Ni siquiera me has prestado atención. No sé, te he pedido perdón, ¿qué más querés que haga Mar?

Ella me mira:

— Me hubiera gustado que no me hubieras puesto los cuernos con esa mina, Thiago.

— Te juro que no voy a volver a hacerlo Mar. Pero para ello, me tenés que dar una oportunidad, no te podés ir así porque sí. Me dejás solo, acá con toda la mierda que se me viene encima. Acabo de perder a mi viejo.

— Yo también estoy muy mal, Thiago — dice ella —, me metiste los cuernos con una a la que no conocías. Además, me decís que fue por que lo sentiste así en el momento de verla. ¿Qué pasaría si yo ahora viera a Rama y me besara con él de la nada?

— Me enojaría.

— ¿Ahora me entendés?

— Pero no te vayas a España, por favor... No te lleves a Bruno de mi lado. Los necesito. Son las dos personas a las que más amo en el mundo. Son las dos únicas personas a las que amo de verdad. Mi viejo era mi viejo, pero nunca habrá nada como mi familia: Brunito y vos...

Mar traga saliva:

— Tengo que pensármelo... ¿Te vale con estar separados... Por un tiempo... Mientras yo sigo con Bruno en el Hogar?

Sonrío. Llevo sin sonreír mucho tiempo.

— Me parece fantástico. Pero nunca te olvides de que te amo, y de que fui el hombre más tarado del mundo cuando me besé con Melody. Estoy muy arrepentido de lo que pasó... Y necesito que...

Pero no me deja terminar, ella se acerca a mí y comienza a besarme dulcemente. Yo la sigo el beso rápidamente.

Sí, se puede decir, que este beso se trata de una reconciliación.

Tras un rato, ella se separa:

— Esto es que te perdono, pero necesito un respiro. En cuanto esté preparada para volver, te lo diré.

— Y yo te estaré esperando con muchísimas ganas — digo satisfecho.

Ella agarra la valija y empieza a meter su ropa y la de Bruno de nuevo en el armario, lo que me satisface y me tranquiliza aún más. 

Padres Adolescentes 2 - Continúan los problemasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora