CAPÍTULO 32: "Te necesito papá"

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Narra Thiago:

Tal vez lo había decidido demasiado rápido... Pero se marchaba. Me dejaba, solo. Ambos se marchaban: Bruno y Mar.

— Al menos dejaras que vaya a despedirme al aeropuerto... — la digo la mañana de su partida, durante la hora del desayuno —. Por favor. Quiero despedirme de mi hijo.

— No te lo merecés.

Tacho, Jaz y Rama no dicen nada y siguen desayunando. Dios... Estoy perdido.

— Me cuesta decirte esto, pero si no fuera por mí, Bruno no estaría en este mundo.

— Jazmín, volveré cuando nazca Alai — dice Mar, ignorando mis palabras.

— Quiero desayunar tranquilo — dice Tacho —. Peleen en privado. Vos te lo buscaste, y vos Mar, deberías dejar de ser tan terca. Si tanto te importa Bruno... Podrías quedarte con él, al menos para que se críe cerca de su padre.

Mar mira a Tacho con el ceño fruncido:

— Thiago solito se ha buscado que nosotros nos marchemos. En primer lugar, todo el distanciamiento entre nosotros empezó por culpa de él. Y segundo, se besa con otra, a la que ni siquiera conoce.

— Pero bueno... Todo el mundo se merece una segunda oportunidad... — dice Tacho —. No lo hago por meterme.

— Gracias Tacho — digo.

— De nada — responde él.

— Tacho, sos demasiado bueno... — dice Rama.

— Rama, no sigas con esto. Estoy a punto de ser padre, y debo ser maduro — le responde Tacho de forma molesta.

— Tachito, no sé si te diste cuenta, pero Rama está enamorado de Mar — digo —. ¿Rama podrías irte con Mar a España? Así los cuidas a ella y a Bruno. Igual hasta podés darle los apellidos a mi hijo.

Justo en ese momento, Nico entra en la cocina:

— ¿Qué está pasando acá?

— Que Thiago, pase lo que pase, sigue pensando que todo ha sido por mi culpa, Nico — dice Rama.

— No he dicho es en ningún momento — me defiendo.

— Pero estás provocando a Rama — responde Mar de malas maneras.

— Bueno, solo venía a avisarte de algo Thiago. Acaban de llamar del hospital, Barto está muy malito.

Trago saliva. ¡Mar, Bruno, las peleas con los chicos...! Y por su fuera poco... ¿Mi viejo? Las cosas no me pueden salir peor hoy.

Me levanto de la mesa rápidamente y agarro mis cosas del colegio. También la campera, las llaves del Hogar y salgo rápidamente. Le levanto la mano al primer taxi que pasa y subo en él.

— Al hospital por favor.

— De acuerdo — me responde el taxista.

— Lo más rápido, posible. Mi padre se está muriendo — digo a punto de ponerme a llorar.

Barto... Mi viejo. El que yo siempre pensé que fue mi viejo. Hoy tal vez se vaya de mi lado para siempre. Me tapo la cara con las manos, desesperado. Tal vez no vuelva a verle nunca más después de lo que pase hoy. Y tampoco vuelva a ver a mi hijo y a Mar.

Mi vida siempre fue tranquila, aunque rara. Me busqué yo solo la vida, en Londres... Tina fue mi madre el tiempo que estuve de chiquitito en Buenos Aires, Kendra tenía cosas suficientes que hacer para estar pendiente de mí. De un hijo que había venido por error. Bruno... Él tuvo suerte. Al principio, el embarazo de Mar no estaba planeado, pero después pasó a ser la prioridad más importante de nuestras vidas, y la sigue siendo. Pero me la quitan, me van a apartar de mi hijo por un error que he prometido no volver a repetir. Pero no... Mar no me quiere escuchar.

El camino al hospital transcurre mientras pienso en todo mi futuro. Todos los planes se habían ido a la mierda cuando me besé con Melody, y después cuando Mar se enteró de lo que había pasado. Finalmente llegamos, pago al taxista y me bajo del auto corriendo. Llego casi con el corazón fuera del cuerpo hasta la habitación de mi padre.

Hay enfermeras dentro y fuera. Una de ellas me mira y sonríe levemente:

—¿Sos Thiago? ¿El hijo de Barto?

— Sí, soy yo.

— Bien. Pasa, a tu padre no le quedan más de unas horas.

Retengo por un poco más mis lágrimas, tomo aire y fuerza y entro en el cuarto de hospital de mi viejo. Está pálido y huesudo. Pero, es la única figura familiar que me acompañado parcialmente en mi vida. Yo le dí una segunda oportunidad, y por un tiempo supo aprovecharla.

Me siento justo en la silla que hay al lado de su cama y le agarro su delgada mano:

— Papá, soy Thiago. Hoy vengo solo, y es que estoy más solo que nunca. Si hoy te vas, me voy a quedar muy triste... Mar me quiere sacar a Bruno, me quiere separar de ella. Por favor... te necesito papá... No te vayas — y entonces, es cuando me pongo a llorar.

Pero mis ruegos no funcionan...

Padres Adolescentes 2 - Continúan los problemasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora