CAPÍTULO 23: "Un intento de perdón"

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Narra Tacho:

— ¿La gitana embarazada? — pregunta Thiago levantando la ceja —. ¿Tacho, no se cuidaron? Sabían perfectamente lo que podía pasar, ¿y aún así no se cuidaron? ¡Sos tarado o qué te pasa! Casi me matás el pasado año por esto — señala a Bruno —, ¿y cometés el mismo error? ¿Exactamente el mismo error? Verdaderamente, no te entiendo Tacho, no te comprendo para nada...

Rama sigue callado, creo que asimilando lo que acabo de contar. Y sí, Thiago tiene razón, he cometido el mismo perdón, y aún así, ellos tienen más perdón que nosotros, pero nosotros no tenemos perdón, porque sabíamos perfectamente lo que podía pasar.

— Fue un descuido — digo.

— Lo mío también y aún así casi me matás — me responde Thiago malhumorado.

— Thiago, no seas tan duro con él. Ahora está nervioso — dice Rama de forma tranquila. Él me mira y suspira hondo negando con la cabeza. Eso quiere decir, en su idioma, que no he hecho nada bien.

— Conmigo fueron duros los dos. Y él ha cometido un error peor, porque nosotros no sabíamos lo que podía pasar.

Rama levanta la mano y pega un golpe en la mesa:

— ¡No te hagas el inocente Thiago! ¿Cómo mierda no sabías lo que hacías? ¡No sabías como venían los bebés al mundo! ¡Follando! ¡Así vienen! Puede que Mar no lo supera, pero vos si que lo sabías, lo sabías muy bien como podían venir.

Bruno hace un puchero y se pone a llorar fuerte. Rama lo ha asustado. ¡Ay Dios! ¿Cómo voy a calmar yo a mi hijo cuando llore? Voy a ser el peor padre del mundo, una auténtica mierda, porque no tengo ni idea de hacer absolutamente nada. Y ahora mismo Thiago está demasiado enojado conmigo como para que pueda pedirle un consejo.

— Gracias por ser tan directo Rama, y gracias por hacer que Bruno llore. Muchísimas gracias — Thiago se levanta de la mesa y se va de la cocina muy enojado.

— Has sido duro.

Rama me mira:

— ¿No me das ni las gracias?

— No ha estado bien eso, Rama. Has sido demasiado duro con Thiago, y más estando Brunito delante. No es más que un bebé, tiene los oídos sensibles, le has gritado, casi le volvés loco.

— Ahora creo que debés preocuparte por otras cosas, Tacho. No por Bruno. Puede que dentro de unos meses tengas uno como él, o puede que una nena.

— Una nena no... ¡Una nena no, Rama! — grito desesperado. Sé que no voy a poder ser padre de un nene, y las mujeres son mucho más complicadas, soy incapaz de ser padre de una nena. ¿Cómo mierda la toco?

— Bueno, el sexo nunca viene por elección...

— Ya lo sé, no soy estúpido. Voy a... — dudo entre si ir a ver a Jazmín o hablar con Thiago. Tengo que llevarme bien con él si quiero consejos para poder ser el padre perfecto. Necesito sus consejos. ¡Urgentemente!

— ¿Ver a Jaz?

— Emm... — vuelvo a dudar —. ¿Es lo mejor?

— Creo que sí. Sería lo mejor.

— Dale... Voy con Jaz.

-...-

Narrador:

Alguien toco a la puerta aquella mañana soleada, que, desgraciadamente había comenzado muy mal en el Hogar, por la pelea de los chicos y la noticia del embarazo de Jazmín.

Una chica, con aspecto celestial, llama a la puerta del Hogar, en busca de trabajo. El señor Bauer, ahora encargado legal de aquel lugar, por lo menos por un tiempo, hasta que el señor Bartolomé Bedoya Agüero se mejore, abre la puerta.

— Hola — dice ella tímida.

— Hola — responde él mirándola de arriba abajo, porque Cielo, realmente es hermosa, capaz de embelesar a cualquier hombre tan solo con mirarla una vez.

— Estoy buscando trabajo. Vi el cartel que tenían en la entrada de la casa — le muestra un dibujo que Alelí había hecho el día anterior. Tina se lo había ordenado, porque ahora el ama de llaves mucho más trabajo, y ella sola no puede con todo.

— Ah sí, pase. Viene por el trabajo de mucama, ¿verdad?

— Sí.

— ¿No la importa ser mucama siendo tan...? — Nicolás está a punto de decir bella, pero tiene miedo de que alguien pueda escucharlo y por eso mejor calla.

— ¿Tan qué?

— Tan joven — dice resuelto.

— No, he perdido mi trabajo y ahora mismo no tengo nada en lo que poder trabajar. Es un hogar de huérfanos.

— Sí, son amorosos todos, pero un poco rebeldes. El chico del antiguo director y una de las chicas tuvieron un bebé, y como comprenderán hay muchísimo trabajo, y el antiguo llama de llaves, bueno, sigue trabajando acá, necesita trabajo.

— Bien, si usted me lo da, yo lo acepto.

— Está contratada entonces — dice Nico con una sonrisa —. En la planta de arriba hay lugar para usted.

— Bien, gracias.

— ¿Tiene sus pertenencias acá?

— No, tengo que ir a por ellas al carromato.

— ¿Carromato?

— Vivo en un carromato.

— Qué... Original.

— ¡Nico! — Thiago viene con el ceño fruncido y gritando.

— ¿Si?

— ¿Podemos hablar? Es urgente. Buen día señorita — la saluda a Cielo.

— ¿Este es el bebito del hogar? — pregunta Cielo ilusionada al ver al pequeño bebé moverse entre los brazos de Thiago.

— Sí, señorita. Va a ser la nueva mucama Thiago. Disculpe, no la pregunte su nombre.

— Cielo — responde ella —. Cielo Mágico.

Padres Adolescentes 2 - Continúan los problemasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora