One shots zodiacales; [PEDIDOS CERRADOS]

Géminis & Sagitario

Narra Sagitario

Me encontraba bailando en el medio de toda la gente con mis amigas cuando empezó a sonar mi canción favorita. Estábamos en la fiesta de Aries, mi mejor amigo, el cual era el DJ y anfitrión de la fiesta.

—Creo que alguien está mirando mucho a mi chica —dijo Acuario en un tono entre celoso y divertido. Miré a mi amiga confundida y ella me señaló a alguien detrás de mí. Observé en la dirección que me había indicado y vi a un muchacho rubio bebiendo de un vaso mientras no me quitaba la mirada de encima. Creo que la palabra "disimulo", no esta en su vocabulario.
—Ya vengo —avisé y escuché la risa de mis amigas.

Caminé en dirección al rubio y éste me miraba divertido por mi intento de llegar hasta él sin que alguien me empujara.

—Hola, linda —dijo y evité empezar una discusión. Se supone que vine a esta fiesta para hacer amigos, no enemigos.
—Hola —sonreí y él imito mi gesto.
—¿Quieres? —Me ofreció de su bebida y dudé en responder pero terminé aceptando. El sabor de su bebida era dulce y suave, quizás era un martini de fresas.
—Gracias —le devolví el vaso y nuestras manos se rozaron por un breve instante pero creí haber sentido una corriente de electricidad.
—¿Cómo te llamas, belleza? —preguntó cerca de mi oído porque la música estaba a un alto volumen, y me estremecí ante su cercanía.
—Sagitario, ¿y tú? —pregunté, ignorando las miradas que estaba recibiendo por parte de mis amigas.
—Géminis —bebió una vez más de su trago y dejó el vaso vacío sobre la mesa en la que estaba afirmado—. ¿Quieres bailar?
—Claro —me tomó de la mano y volví a sentir ese choque de electricidad. Él parecía bastante tranquilo, lo que me parecía raro era que yo hable con un chico así.

Bailamos tres o cuatro canciones y no pasó a más. Mis amigas me fueron a buscar porque a mi amigo Leo lo golpearon en la fiesta y lo llevaron al hospital. Además, apenas me fui, una chica se acercó a Géminis y se quedaron hablando.

(...)

Narra Géminis

—Ay, Leo, detesto decir te lo dije pero... ¿A quién quiero engañar? Te lo dije —me reí en la cara de mi amigo y él gruñó con dificultad.
—Cállate, Géminis —rodó los ojos y le mostré mi lengua en un acto infantil. Alguien tocó la puerta y entró sin más. Me quede mirando a la chica, con asombro de volver a verla—. ¡Sagi! —Volteé a ver a mi amigo sorprendido y cerré la boca antes de quedar como estúpido.
—¡Leo! ¿Cómo te sientes? —preguntó la rubia con la que había bailado en la fiesta de un tal Aries.
—Estoy de lo más bien, creo que puedo volar si me lo propongo —contestó el leonino y me reí. La chica cayó en cuenta de que estaba aquí y abrió los ojos de par en par con sorpresa—. Oh, olvidé presentarlos. Gém, Sagi. Sagi, Gém.
—Ya nos conocíamos —dijimos al unísono y sonreímos mientras que Leo enarcaba una ceja con diversión.
—¿Y por qué no lo dijeron antes, par de loros? —exclamó con un tono divertido y burlón.
—¿Me llamaste loro? —volvimos a hablar con la rubia al mismo tiempo y nos miramos asustados por tal sincronización.
—Ok, vamos a calmarnos —dije y logré hacerla reír mientras que Leo se limitó a sonreír.
—¿En donde se conocieron? —preguntó el herido y me levanté de la silla en la que estaba sentado para acercarme a la camilla
—En la fiesta de Ari —contestó ella y Leo murmuró un simple "ah", a lo que yo sólo asentí.
—Bueno, debo irme —anuncié y mi amigo se limitó a asentir.
—Vete, no te necesito —dijo "molesto" y la muchacha largó una carcajada.
—Yo sólo vine a ver como seguías. También debo irme —se apresuró a decir Sagitario y Leo la miró sorprendido.
—Esta bien. Pueden irse, par de traidores —exageró Leo y rodé los ojos, a veces podía llegar a ser muy fastidioso. Abrí la puerta y dejé que ella saliera primero.

Caminamos en silencio a través de los pasillos hasta que conseguimos salir del hospital.

—¿Qué harás ahora? —preguntó y no pensé demasiado la respuesta.
—Si te soy sincero... pues nada —escuché su risa y es hermosa, tal como su dueña—. No quería seguir escuchando las quejas de Leo.
—Te entiendo, puede volverse pesado —Sagitario miró al parque que teníamos en frente y luego volvió su vista a mí—. ¿Te gustaría dar un paseo?
—Claro.

Dimos tres o cuatro vueltas al parque y me dí cuenta que teníamos mucho en común luego de hablar bastante he de admitir; Sagitario es una chica única.

—¡Cuidado! —grité y la empujé a un lado para que no la chocara una moto.

¿Por qué no conducen por la calle en vez de en la acera?

Al empujarla, caí sobre ella y tenía su rostro a centímetros del mío. Podía sentir mis latidos acelerados y sentir su respiración agitada.

—Gracias por salvarme —sonrió, tratando de ocultar su sonrojo y sonreí con amplitud. Me fijé en cada detalle de su rostro. Su sonrisa era lo que más me encantaba de ella.
—Harí de todo por ti —dije sin pensar y al escuchar el eco de mis palabras en mi mente, me sonrojé al mismo tiempo que ella me dejaba escuchar su melodiosa risa.

Ví que hizo una mueca de molestia y recordé la posición en la que estábamos. Me levanté y la ayudé a ponerse en pie mientras que, sentía una extraña sensación en mi estomágo, tal vez sólo era hambre.

—¿Pero qué cosas dices? —Me golpeó suavemente en el brazo y sonreí de lado.
—Solo dije la verdad —me encogí de hombros, restándole importancia al asunto y visualicé un carrito de helados—. ¿Te gusta el helado?
—Eso no se pregunta. ¡Claro que me gusta el helado! —exclamó y adornó su bello rostro con una perfecta sonrisa, vaya que no se cansa de sonreír, ¡me encanta!

Espera, ¡¿qué?!

Caminamos hasta el carrito y le compré un helado de menta y limón, como todo caballero que soy me negué a aceptar su dinero. Yo pedí uno de chocolate y fresas. Mientras tomábamos nuestros helados, seguíamos hablando.

—Tienes un poco aquí —dijo pausando sus palabras y limpió un rastro de fresas de la comisura de mis labios.
—Gracias —sonreí y ella se quedó tildada un momento.
—Haría de todo por ti.