One shots zodiacales; [PEDIDOS CERRADOS]

Capricornio & Capricornio

N/A

Antes de leer; la narrativa es bastante confusa, así que, recomiendo leer con paciencia.

—Eve xx

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Empezó un tiempo diferente. Nada es como lo era antes. Nadie sabe bien que fue lo que provocó este gran cambio, habrá sido algo grande por el alcance que ha tenido.
Sólo soy un «vago» de la vida, que la única forma que encontró para expresarse es escribiendo. Pero tampoco es en el sentido de "escribir" de la palabra propiamente dicha.

No soy aquella figura típica; son sólo estereotipos que la gente crea de los demás sin razón alguna. Sólo lo hacen, sin importar lo que la otra persona lo siente de manera diferente. Hay quienes dirían que son solamente palabras, pero estas palabras describen a personas totalmente diferentes a lo que son en realidad, hasta tal punto de que cada quien dude de sí mismo, tal como lo hago yo.
Amo expresarme tal cual soy, en la única forma que encontré. Pintando. Donde sea, con o sin permiso de los demás, porque sé que mientras lo hago soy yo al cien porciento.

Sentí como algo me llamaba hacia la calle. Mi auto, estaba pintado, completamente decorado y lleno de brillos. Admito que me inspiró a publicar este hallazgo en el periódico local; mientras tanto mi auto seguía ahí, esperando a que lo limpie, pero no lo hice. Tampoco pienso hacerlo. En cada trazo y detalle se notaba que quien lo hizo fue una mujer, cada pincelada delicada y segura.

—"... tu propio juego había empezado por aburrimiento; tal vez, ¿no lo sabías bien? ¿Tantas cosas que empiezan y acaso acaban como un juego? De eso estaba seguro, tú lo sabías muy bien, te sobraría tiempo para imaginar los detalles... Pero tenías miedo y aún lo tienes, miedo a que te descubran. Tu pintar es majestuoso tal como una obra de arte, me imagino que tú misma sabes de lo que hablo. Tu hermosa obra no la he destruido y tampoco pienso hacerlo porque me siento reflejado en ti..."
Escuché a mi padre recitar estas palabras del diario, desde las escaleras, y sentí un leve rubor en las mejillas. Me volví directamente a mi habitación tropezando con mi largo vestido, lo que provocó que cayera sobre mi arpa.
Mi madre subió casi corriendo por las escaleras y me ayudó a levantarme. Bajamos a desayunar y mi padre ya se había ido, vi el diario en el lugar donde siempre espero el desayuno. Allí en el periódico había una fotografía del auto que había pintado en algún momento de la noche.
No sabía que era el auto del periodista del diario más famoso de la ciudad, del cual mi padre es el director ejecutivo, me arriesgué demasiado al hacerlo, pero ya es demasiado tarde para lamentar mi error.

Mi jefe llegó temprano, creí que me iba a regañar por la noticia pero, no. Esta artista está siendo buscada por toda la ciudad. No la conozco y no la conoceré tampoco para no ponerla en riesgo, por lo menos no más del
peligro que le puse.
Una nueva noche llegó. Estaba exhausto por el trabajo del día así que decidí dormir.

Al salir de mi casa me tropecé con el marco de la ventana, por suerte no caí y nadie escuchó cuando bajé, porque si hubiese sido así, ya hubieran encendido las luces del jardín.

La noche se estaba yendo y yo estaba por salir al trabajo. Mi auto seguía con aquel brillo que la misteriosa muchacha había dejado plasmado en él. Al voltearme luego de cerrar la puerta, vi que el garaje de mi vecino de enfrente estaba pintado. Tenía dibujado una especie de palabras saliendo de una caja con un gran moño, era un regalo para ser más precisos, obviamente tomé una foto.

Mi madre mandó a nuestra ama de llaves a que me despertará.
"Pobre de mi vecino cuando vea esta gran obra plasmada y desperdiciada en su propiedad; particularmente sé que es para mí y te lo agradezco tanto..."
Con cada palabra que leía, me ruborizaba cada vez más. Mi madre sabía de mi verdadero yo, claro que se preocupaba como todas las madres pero sabía cómo cuidarme sola, le he estado diciendo esto desde hace seis años.
Me estuve ocultando de todos por mucho tiempo, no quiero que esto me afecte y perjudique más.

Mi jefe me ha estado presionando todo el día porque quería que le diga quién es la misteriosa artista. «No la conozco», mi respuesta a la mayoría de sus preguntas.
(...)
Eran las seis y media de la mañana, no trabajé, pero salí a observar el ambiente fuera de mi casa.
El garaje de mi vecino completamente limpio, como si nada hubiese pasado. En los muros cercanos ni un solo grafiti; sentí frío en los pies y baje mi mirada. Allí se encontraba un dibujo más, un carro policial, una figura ocultándose tras un muro. Ese muro... es del edificio de la imprenta donde trabajo. La silueta estaba estirando su brazo y su mano despareja como si se estuviese moviendo.

De alguna manera tenía que decirte adiós, pensé al volver a subir a mi habitación a través del ventanal.