One shots zodiacales; [PEDIDOS CERRADOS]

Tauro & Sagitario

Ella giraba por toda su habitación nerviosa. No sabía dónde estaban sus zapatos favoritos y ya casi era hora de ir al baile de graduación.

Él estaba jugando en su Play Station cuando escuchó que su amigo le hablaba para que fueran a la fiesta, lo había olvidado por completo.

Ninguno estaba preparado, pero lograron llegar a tiempo.

(...)

Narra Sagitario

Fui de los primeros en llegar, así que conversé un rato con mis amigos hasta que llegaron todos los invitados.

Dieron la bienvenida a los graduados y pude observar que a unos pocos lugares delante de mí se hallaba una hermosa chica, la cual, ignoraba por completo mi existencia.

—No te rindas —me animó Piscis, mi mejor amiga, al notar que mi mirada estaba puesta sobre la taurina.

—Hoy tienes una oportunidad de bailar con ella, ¿o quieres acobardarte de nuevo? —me preguntó Virgo, un gran amigo, mientras se cruzaba de brazos. Lo observé nervioso, él tenía razón.

—¿Yo acobardarme? —reí nervioso y desvié mi vista hacia la taurina otra vez, quien reía junto a sus amigas.

—Sagi, ella te vuelve sensible —se carcajeó Piscis y bufé.

—Claro que no.

—¿Ah, no? Entonces, ¿por qué no puedes decirle lo que sientes por ella? —me cuestionó Virgo y me encogí de hombros.

—Si no le dices hoy, la dejarás de mirar, Sagitario —sentenció la pisciana con tono firme y me causó temor, por lo que asentí varias veces. Ella nos brindó una sonrisa divertida, dispuesta a seguir hablando —. Estamos en nuestra fiesta, ¡vamos a divertirnos!

Luego de eso, nos arrastró a ambos hasta la pista de baile, no me iba a negar a divertirme de todas maneras.

Mientras bailaba, cada tanto miraba a Tauro. Ella ni se percataba de mis miradas. De hecho, no sé cómo es que no se dio cuenta de mis sentimientos, es decir, hasta yo mismo creo que soy demasiado obvio.

(...)

Narra Tauro

—No es para que te alteres pero, Sagitario no te ha quitado el ojo de encima desde que llegaste —me dijo mi mejor amiga, Capricornio.

Volteé a ver al sagitariano y él corrió su mirada hacia otro lado.

—No lo creo —dije, tratando de restarle importancia. No era muy posible que él me estuviera viendo.

—¿Y si le gustas a Sagitario como a ti te gusta él? —sonrió la capricorniana y abrí los ojos de par en par, sonrojándome.

—¡¿Qué?! —grité y atrajé varias miradas, así que me acerqué a ella para que sólo nosotras pudiéramos escuchar—. A mí no me gusta Sagitario.