One shots zodiacales; [PEDIDOS CERRADOS]

Cáncer & Acuario

Narra Acuario

—¡Niña estúpida! —me grita un hombre desde su auto, ya que yo iba corriendo y me atravesé en su camino.

Casi muero y aún no paro de correr —salvo por ese pequeño "accidente"—. Estoy llegando muy tarde al instituto y si mis padres se llegan a enterar de que llegué tarde otra vez, me castigarán.

Sólo me falta media cuadra y gracias a mi buen estado físico, mis pulmones me permiten respirar sin ninguna dificultad.

—¡No cierre la puerta! —le grito a la portera y ella dibuja una macabra sonrisa en su rostro antes de cerrar la puerta en mis narices. Maldita.

Bufo y tiro algunos mechones de mi cabello en señal de desesperación. Rodeo el instituto y doy con la puerta trasera, bingo.

Entro y miro mi celular para ver la hora, ya voy quince minutos tarde del horario de entrada, maldición. En mi defensa, no me quedé dormida, mi hermanastro me encerró en mi habitación y logré escapar por la ventana del segundo piso. Casi muero dos veces en un mismo día, es todo un récord.

—Fíjate por donde vas, idiota —me insulta Virgo, la «abeja reina del instituto», y no le doy importancia porque me echo a correr de nuevo.

Mi primera clase del día es música y algo me dice que, hoy estaré en detención por mi tardanza, estúpido Leo, me las pagarás.

Llego al piso de mi clase y me detengo frente la puerta del salón para recuperar el aire perdido en mi carrera hasta aquí. Coloco mis manos sobre las rodillas y respiro con fuerza.

Me levanto y alzo mi mano para golpear la puerta y antes de que pueda tocar, ésta se abre de golpe, dejándome ver a un pelinegro de unos pocos años más que yo.

—¿Tú quién eres? —El muchacho ríe ante mi pregunta y frunzo el ceño.

—Soy Cáncer, el reemplazo del profesor de música —abro los ojos de par en par y vuelvo a escuchar su risa, había olvidado que íbamos a tener un suplente—. Debo suponer que tú eres la única persona que falta en mi clase, ¿verdad?

Iba a asentir pero unos ruidos provenientes de adentro del salón, llaman nuestra atención. Ambos entramos y puedo observar a mis compañeros, luchando entre ellos mientras otros tocan una canción de suspenso, no voy a negar que tienen talento.

—¡¿Qué está pasando aquí?! —grita Cáncer y tapo mis orejas. No creí que gritara tan fuerte, en el pasillo parecía una magdalena indefensa.

Los que estaban golpeándose, dejaron de hacerlo ante el grito y miraron al profesor para luego dirigirme miradas curiosas mientras susurraban entre sí.

—¿Qué miran? Sigan con lo que hacían —mascullo y escucho como Cáncer carraspea.

—Señorita Acuario, vaya a su asiento y no aliente a que sus compañeros peleen.