Capricornio siempre fue un chica diferente comparada con las adolescentes de su edad. No era la típica "chica mala", ni la chica que vivía en la biblioteca, ni la niña fresa a la que todos aman/odian, no. Ella era especial, lo sentía, pero no sabía el porqué.
Aries, un chico para nada musculoso ni flacucho, sólo trataba de encajar en la sociedad como tantas personas en el mundo. Él no sabía que para encajar, debía ser el mismo y no imitar a nadie más.
Estos dos adolescentes compartían clases en la preparatoria, aunque nunca se hablaron más allá del «¿me prestas tal cosa?», «sí» o «no». Sin embargo, existía algo que los atraía el uno al otro. A pesar de eso, hacían lo imposible por ignorar ese sentimiento que les mantenía la mente ocupada con la imagen del otro.
(...)
Años más tarde, terminaron yendo a la misma universidad. Se podría decir que sus gustos no eran tan diferentes.
Si bien tenían algunas clases que coincidían, su relación no avanzó más allá de las miradas fugaces que se dirigían de vez en cuando. Eran demasiado tímidos para con el otro como para mantener una conversación que durara más de un minuto.
Cada quien con su grupo de amigos. Capricornio con dos amigos de oro y Aries rodeado de gente que ocultaba su verdadera forma de ser, tal como él lo hacía.
Un día, el destino se cansó de que ellos se siguieran evitando sin razón alguna e hizo que sus caminos chocaran, literalmente.
—Hey, chica, ¿acaso no ves por donde vas? —Farfulló el rubio y Capricornio lo miró incrédul, con el ceño fruncido.
—¿Esperas que me disculpe contigo por haberme chocado? —Aries se limitó a observarla con detenimiento. No estaban tan lejos del otro, pero había cierta distancia entre ambos, la cual le molestaba al chico.
Capricornio bufó y siguió su camino a paso rápido. El hecho de haberlo chocado no la hizo feliz. Por el contrario, ella sabía que esa actitud altanera de él reflejaba su miedo. Sin embargo, no por eso iba a dejarse pisotear por alguien así, menos por él.
Aries volteó a ver el lugar por el cual ella se había ido y una mezcla de sensaciones explotó dentro de su sistema. Miró a su alrededor y se rió como si nada. La gente lo miraba raro, aunque ya no le importaban las opiniones de los demás. Luego de eso, retomó su caminata en dirección contraria a Capricornio.
Por lo menos el destino estaba de mejor ánimo con ese pequeño roce de emociones entre ambos corazones hechos el uno para el otro.
(...)
Sus discusiones aumentaron con el paso del tiempo, pero por alguna extraña razón, eso les gustaba y nació una rara amistad entre ellos.
Aries buscaba una excusa para poder hablarle sin sentirse lejano a ella. Capricornio trataba de esconder sus sentimientos para no salir lastimada.
Ambos se gustaban y ninguno lo quería asumir. ¿Por qué hacían que el amor sea algo difícil de sentir?
—¿Debes traer a tu juguete aquí cada vez que peleamos? —Le recriminó Capricornio con molestia a su compañero de vivienda.
Aries abrió la boca indignado y la miró lleno de veneno.
—Nunca más la llames así. Nuestras peleas no son culpa de Virgo —defendió el rubio a su novia. No la amaba, eso lo tenía bien claro, pero necesitaba distraer y eliminar todos los sentimientos que sentía por su compañera.
—Después de todo lo que hemos pasado juntos, ¿todavía prefieres defenderla a ella? —Capricornio estaba muerta de rabia, sobre todo de celos, y no podía hacer mucho contra eso, ya que no eran más que amigos.
Aries se limitó a quedarse callado y a sumir la conversación en el duro y crudo silencio. Si volvía a abrir su boca, su corazón estaría expuesto al rechazo y no quería perder en esta lucha. No hizo caso a su consejo de la vida.
Si no arriesgas no ganas.
Capricornio, por otro lado, tomó su silencio como que a él no le importaba en lo más mínimo ella. Estaba muy equivocada, pero no lo sabía, no tenía cómo saberlo.
—Bien —fue lo último que dijo para juntar unas pocas cosas de su pertenencia para después marcharse de la casa que compartía con él.
Aries no podía creer, mucho menos entender lo que había pasado hasta tiempo después, cuando se dio cuenta de que perdió cuando la perdió a ella.
(...)
—Después de meses nos volvimos a encontrar. Nos miramos a los ojos sin saber qué hacer, qué decir, ni en qué dirección correr.
Aries se detuvo un momento para dirigirle una mirada cargada de sentimientos a Capricornio. Ella por su parte, acarició la mano del hombre que amaba y ambos sonrieron.
—De esas tres opciones, decidimos la última. Correr. Pero no para alejarnos, sino para fundirnos en un abrazo.
Capricornio no contuvo las ganas de besar a su marido, así que se vio obligada consigo misma a hacerlo.
—Aish, mamá, papá, ¡qué asco! —se quejó Leo, su hijo más pequeño de seis años.
—No sabes de lo que te pierdes, enano —murmuró su hermano mayor de dieciséis, Escorpio, mientras sonreía al ver a sus padres tan felices.
Al instante la pareja se separó entre risas y ambos mantuvieron unas bonitas sonrisas adornando sus rostros.
Ellos pasaron por muchos problemas hasta llegar a ser felices, pero...
—Niños, recuerden que, el que no arriesga no gana —finalizó Aries de contar su historia y abrazó a su esposa con felicidad y ternura, no quería que se alejara nunca más de él.
Capricornio se sentía tan afortunada al tener una gran familia. No los cambiaría por nada en el mundo. Ellos eran su felicidad. Y esta vez, no dejaría que su felicidad se escapara de sus manos con tanta facilidad.
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N/A
Me inspiré para hacer este one shot en una de los capítulos de la obra «letters [zodiaco]» de cellophane-stf (pasen por su cuenta, no se van a arrepentir).
¡Gracias por leer! 💕
—Eve xx
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One shots zodiacales; [PEDIDOS CERRADOS]
RandomDonde los signos del zodíaco son protagonistas de diversas historias de un capítulo. ─── ❖ ── ✦ ── ❖ ─── NO SE ACEPTAN PEDIDOS.