Escorpio & Tauro; two shot

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Dolía

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Dolía. Mirarla dolía.

El joven taurino no podía creer que después de dos años Escorpio siguiera en coma. Ha ido cada día al hospital para hacerle compañía, no había un momento en el que la dejara sola.

Sus padres se preocuparon por su estado de salud, y él sólo le restó importancia. Se sentía incompleto si ella le faltaba, y vaya que lo hacía.

Perdió el último año de preparatoria pero poco le importó, lo único que deseaba era poder admirar los ojos verdes de la escorpiana mirarlo una vez más.

Sólo una vez más.

(...)

Narra Tauro

—En verdad, agradecemos todo lo que haces por mi hija, Tauro —dijo el padre de Escorpio mientras me entregaba un café de la máquina expendedora.

Se quedó en silencio y con la mirada fija en algún punto perdido en el suelo.

—¿Pero? —inquerí y le di un pequeño sorbo a la bebida luego de haber soplado el vapor de la misma.

Un sollozo ahogado por Acuario, la madre de Escorpio, hizo que volteara a verla.

—No es necesario que lo sigas haciendo —susurró mientras retenía las lágrimas.

Los miré atónito. Eso sí que no me lo podía creer.

—¿Es una broma?

El señor Sagitario y su mujer negaron con un movimiento de cabeza y me levanté de un salto de la silla que estaba junto a Escorpio.

—No me iré. No la dejaré sola.

La máquina que monitoreaba la frecuencia cardíaca de la rubia emitieron unos fuertes pitidos, los cuales me hicieron girar mi vista hacia ella.

Los médicos y enfermeras entraron luego de que el padre de Escorpio los llamó y pude ver que estaban cargando el desfibrilador para enviarle descargas eléctricas a su corazón.

El llanto de Acuario pasó a segundo plano cuando escuché el sonido de la descarga en el cuerpo de la escorpiana.

No quería que ella muriera, lo era todo para mí, podía sonar egoísta pero, no me importaba si sufría, yo la quería con vida.

Luego de dos descargas más, lograron estabilizar a aquella chica de la que estaba pérdidamente enamorado, la cual me rechazó infinidades de veces hasta que se cansó y decidió darme una oportunidad.

Aún lo recuerdo como si hubiera sido ayer...

¡Tauro! ¡Joder! Si dejarás de acosarme a cambio de una cita, está bien —dijo y me sentí el chico más feliz del universo.

No contuve mis ganas de abrazarla y me vi forzado conmigo mismo a hacerlo. Escorpio lanzaba patadas hacia cualquier dirección pero en el fondo, yo sabía que ella era feliz, se notaba en su mirada.

One shots zodiacales; [PEDIDOS CERRADOS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora