Escorpio & Capricornio

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Desde que el profesor entró en el salón, no dejó de hablar con su monótona y aburrida voz

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Desde que el profesor entró en el salón, no dejó de hablar con su monótona y aburrida voz. Lo único que conseguía era dormir a sus estudiantes. De hecho, un joven de cabellera azabache tenía su rostro afirmado sobre una de sus manos, con sus ojos cerrados, aunque unos lentes le ayudaban a no delatar que se había dormido. Sin embargo, su amiga y compañera sí se había dado cuenta de ello, por lo que procuró que nadie más lo hiciera.

Ella tampoco estaba prestando atención a la clase. Veía con aburrimiento como el profesor movía sus labios, pero no oía sonido alguno. Se giró hacia su amigo y cubrió su boca con una de sus manos al ver que la boca de Capricornio se abría y un hilo de saliva escapaba de ella. Movió discretamente su brazo y él fue despertando poco a poco. El pelinegro miró hacia ambos lados, encontrándose con Escorpio, quien le indicaba el camino que su propia saliva había recorrido.

—¿Por qué no impediste que me durmiera? —susurró avergonzado y terminó de eliminar cualquier rastro que pudiera delatar su siesta.

—Te veías lindo —Capricornio destinó toda su atención a la joven de cabellos castaños que tenía a su lado, quien fingía tomar apuntes para evitar mirarlo a los ojos; moriría de vergüenza si lo hacía, aquel comentario se le había escapado, pero estaba lista para remediarlo—. No me malinterpretes. A veces hablas demasiado y tu silencio me agrada de vez en cuando.

El muchacho no agregó ningún comentario durante el resto de la clase, ya que sentía la mirada penetrante de su profesor puesta en él. Acomodó sus lentes de manera que pudiera ver mejor y dedicándole una mirada más a Escorpio, se concentró en copiar sus apuntes porque no llegaba a entender lo que tenía escrito el pizarrón.

Al finalizar la clase, ellos fueron de los primeros en salir para evitar algún regaño del profesor. Era cierto que ya no estaban en secundaria y que sus mentores no debían reprocharlos por nada, pero a este profesor le molestaban ese tipo de actitudes.

Una vez lejos de ese salón, Capricornio dejó de retener el aire en sus pulmones y lo expulsó mediante un suspiro.

La castaña caminaba sin prisa mientras miraba el pequeño patio interno que tenía la facultad de Derecho. Era un pequeño espacio verde, donde varios estudiantes estaban en grupos o alejados de los demás para poder fumar o compartir conversaciones con sus propios compañeros y amigos.

—¿Me vas a contar qué soñaste?

La pregunta de Escorpio había tomado al azabache por sorpresa. Por lo general, cada vez que ella preguntaba algo, solía mirarlo a los ojos para que supiera que tenía toda su atención. Sin embargo, ese no era el caso en ese instante y le pareció raro.

Antes de contestar, Capricornio intentó seguir la mirada de su amiga para descubrir qué era lo que estaba viendo. Sus orbes azules enfocaron a una pareja que estaban besándose intensamente. Al instante él se sonrojó y tosió un poco, regresando su mirada hacia el frente; creyó que estaba presenciando un momento privado, momento por el que él, a sus veintitrés años todavía no había pasad, y el recordarlo lo incomodaba. Escorpio volteó a verlo y le pareció rarísimo el sonrojo que teñía las mejillas de su amigo. Aunque ya le había hecho una pregunta y no le haría otra hasta obtener la respuesta.

One shots zodiacales; [PEDIDOS CERRADOS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora