Acuario & Tauro

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Una joven salió antes de su trabajo para ir a casa y poder hacerle una sorpresa a su novio

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Una joven salió antes de su trabajo para ir a casa y poder hacerle una sorpresa a su novio. Ese día era el aniversario de tres años de noviazgo y hacía un par de días habían tenido una fuerte discusión, donde él se fue de la casa que ambos compartían.

Acuario entró en el inmueble y se puso manos a la obra. Ella todavía tenía esperanza de que su novio aún volviera, hicieran las paces y que todo regresara a la normalidad. Una vez que metió la cena al horno, se dispuso a arreglar un poco el ambiente.

Si bien sabía que las peleas eran constantes entre ellos, siempre lo terminaban arreglando, después de todo, no eran tan idiotas como para dejar que ganara su orgullo y por consecuencia, pierdan a la persona que amaban.

Esta vez, había sido diferente. Acuario volvió tarde de su empleo y su novio creyó que ya le había puesto los cuernos para parecerse a su signo. En fin, ella se defendió, además de que le dolió que él haya pensado eso y terminaron gritándose muchas cosas de las que Acuario se sentía apenada y triste de haber dicho y escuchado. Tauro era su cable a tierra, era la paz que ella no tenía y necesitaba. Él había llegado a su vida sin esperarlo y en esos momentos en los que estaban alejados, le dolía estar acompañada solamente por la soledad que dejo su ausencia.

La rubia sonrió al observar el comedor. Había arreglado todo para que se viera romántico, o al menos eso intentó. Pero, algo faltaba, además de su novio, claro. Se miró a sí misma y recordó colocar una rosa en el centro de la mesa. Tauro siempre le decía que ella era como una rosa, con sus delicados pétalos y sus crueles espinas.

Corrió escaleras arriba para cambiar su vestimenta y se colocó un vestido de color vino; lo había comprado especialmente para la ocasión. Terminó de maquillarse y peinarse, y bajó las escaleras para esperarlo en el living mientras veía un poco de televisión.

En la tarde, le había escrito un mensaje a Tauro pidiéndole que fuera a casa a las nueve de la noche para hablar. Acuario miró por novena vez el reloj, que marcaba las tres de la madrugada y sintió ganas de llorar, aunque no lo iba a hacer.

Las velas ya se habían consumido y la rosa se marchitó por el calor cercano de las llamas. La cena se enfrió y Tauro jamás apareció.

(...)

Tres días después, Acuario volvía de su trabajo, caminando por obligación hacia su casa. Siendo sinceros, lo que menos quería era ver todos los retratos con fotos de Tauro y ella juntos.

Aunque, no esperaba encontrarse con que su novio estuviera de salida, con una maleta. Y mucho menos esperaba ver a una mujer morena con curvas pronunciadas, de la mano de su novio.

Ella iba a abrir la puerta cuando Tauro la había abierto para largarse y no volver. Ambos se quedaron sorprendidos al ver al otro frente a sí.

—Amor —murmuró Tauro sorprendido y nervioso, sin saber muy bien qué decir. Aunque Acuario se sentía feliz de verlo, frunció el ceño, dejando que sus sentimientos se apoderaran de ella.

—¿Amor? ¡¿Tienes una puta idea de lo que eso significa, idiota?! —preguntó herida y golpeó el pecho de Tauro con fuerza, por lo menos el haber practicado boxeo no había sido en vano.

La morena se mantenía mirando la escena en silencio, a un lado de la pareja que, con cada segundo que pasaba, se rompía.

—¡Me marchito! Y lo único que haces es mirar otras flores cuando yo te dí todos los pétalos que tenía —espetó Acuario golpeándolo una y otra vez, mientras Tauro la dejaba que lo haga, en cierta manera, sabía que ella debía estar sufriendo.

—Lo siento mucho —susurró Tauro, sosteniendo las manos de la muchacha, quien no quería mostrarse más débil frente a él, por lo que estaba conteniendo de manera descomunal sus lágrimas.

—¡Tú no eres capaz de sentir nada por nadie! —gritó y ella sacó la rosa que llevaba en su bolso. Aquella flor que se había marchitado hacía tres días atrás cuando él no apareció para su aniversario, Acuario ahora entendía porqué.

Ella tiró la rosa hacia los pies del taurino y éste la miró con confusión, hasta que las palabras de Acuario cobraron sentido cuando recordó que él la trataba como a una delicada flor. Pero, aquella rosa estaba muerta.

—Sólo fui una flor más en tu jardín,¿no es así? —se lamentó la acuariana, sorbiendo su nariz. Sus ojos picaban por las lágrimas que amenazaban con salir de sus ojos y sus manos sólo se mantenían cerradas para no ir a tirarle las extensiones que aquella mujer tenía en su cuero cabelludo.

—No, de verdad compartí momentos bellos contigo, Acuario —mencionó Tauro, suspirando. Se agachó hasta tomar la flor entre sus manos y la miró con melancolía.

—¿Pero, qué? Porque contigo siempre hay un pero —bufó con molestia y el joven taurino sonrió con tristeza.

—Yo no quería que las cosas sucedieran así, ¿bien? —Tauro jugaba con el tallo de la rosa, a pesar de que ésta tenía espinas y eso ya le estaba molestando a Acuario.

Ella era como una flor, su sonrisa era tan hermosa que te alegraba el día, tal y cómo los pétalos coloridos de una flor en primavera. Pero, también era cruel cómo las espinas. Y al ver que él jugaba con la rosa de tal manera, sintió que sólo había sido el juguete de Tauro.

—No quiero volver a verte.

—Él tampoco —habló la morena que se había mantenido callada hasta ese momento y la "pareja" miró a la mujer como si quisieran verla tres metros bajo tierra.

—Cállate, Aries —la regañó el muchacho, rodando los ojos. Ahora sí que se arrepentía de haber arruinado la bonita relación que tenía con la acuariana, pero ya no había vuelta atrás—. Sé que no te merezco, por eso me iré pero, si en algún momento estás dispuesta a darle una segunda oportunidad a este idiota, prometo hacerte feliz —dijo, mirando los ojos cristalizados de Acuario.

—No prometas lo que no podrás cumplir. Mejor vete y no vuelvas —Tauro soltó un último suspiro y asintió, de todas formas tenía un tren que abordar.

—Hasta pronto, Acuario —la nombrada vio que él volvía a sujetar la mano de la morena y la maleta con su mano disponible. Definitivamente, no quería verlo en un largo tiempo.

—Adiós, Tauro.

One shots zodiacales; [PEDIDOS CERRADOS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora