Cáncer & Libra

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AVISO; este one shot contiene temática homosexual lésbico, si no es de tu agrado, te invito a retirarte

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AVISO; este one shot contiene temática homosexual lésbico, si no es de tu agrado, te invito a retirarte.

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Narra Libra

¿Es raro que esté desnuda en mi sofá? Creo que no, dado a que desprendo un asqueroso olor a alcohol por todo mi cuerpo. Recuerdo haber bebido unas cuantas botellas de cerveza pero, no recuerdo haberme embriagado hasta quedarme como vine al mundo. Cubro mi cuerpo con una sábana que estaba en el suelo y luego de hacer tres pasos, alejándome del sofá, recuerdo que no hay nadie en mi casa, por lo que arrojo la tela azul marina al suelo.

Me meto al baño y me doy una ducha rápida para quitarme el olor a ebriedad. Una vez fuera, y vestida, miro el desastre que es mi hogar. La cocina está revuelta, como si alguien hubiese intentado cocinar y dejó todos los utensilios sucios. El living no está en mejores condiciones, hay botellas desparramadas por el suelo, entonces, pequeños recuerdos de la noche anterior llegan a mi mente.

Había decidido salir a caminar un rato bajo la luz que emitía la luna; eran las tres de la madrugada, no podía dormir y Cáncer no me dejaba en paz. Había estado pensando últimamente en ella y en cómo habría sido mi vida junto a su persona, esto último me estaba matando lentamente pero, yo misma había sido quién terminó la relación y en momentos como esos, me arrepentía tanto de haberlo hecho.

A las pocas cuadras de distancia de mi casa, distinguí la silueta curvilínea de una pelinegra que conocía demasiado bien para mi gusto. Ella llevaba un vestido rojo ajustado, que le llegaba hasta por encima de sus rodillas. Su melena oscura ahora estaba rizada; Cáncer lo llevaba liso porque sabía que a mí me gustaba.

Ella iba acompañada por una mujer más y un hombre, que la sostenía por la cintura y los tres reían como si no hubiese un mañana, y por favor, deseaba que así fuera. Se veía feliz y lo único que quería era su felicidad, aunque no lo conseguí. Seguí caminando por la acera, fingiendo no haberla visto pero, sentí una mirada sobre mí y la atrapé mirándome, por lo que ella volteó a ver hacia otro lado.

En ese momento, recordé cuando éramos amigas por internet. Nos habíamos conocido en un grupo, a ambas nos gustaba ver series; empezamos a hablar y habíamos congeniado muy bien, demasiado bien. Pasó el tiempo, no había ni un solo día en el que ella no me hablara o viceversa, y yo me empezaba a sentir atraída por la pelinegra que se hallaba detrás de una pantalla a miles de kilómetros de mí. Creí que nunca iba a sentir algo más que amistad por una persona que ni siquiera había visto frente a mí, pero la vida era cruel y te sorprendía cuando menos lo esperabas. Meses más tarde, ella me confesó que se sentía atraída por alguien de su mismo sexo y eso me volvió loca. Le hice una escena de celos, la primera de muchas he de admitir, y terminé gritando mi amor por ella a los cuatro vientos. Aún podía recordar sus ojos mieles, brillando por las lágrimas que luego bajaban por su rostro. Aún podía observar la gran sonrisa que Cáncer tenía, adornando su hermoso rostro, al escucharme decir que me gustaba. Pero, nuestra relación empezó y no duró demasiado, no duró lo que a mí me hubiese gustado que durara.

Llegó el día en el que nos pudimos conocer, bueno, vernos frente a frente, porque ella venía a mi país con su familia y yo fui a esperarla al aeropuerto. Ese día moría de los nervios. Ahora deseaba jamás haberla conocido porque era muy difícil de olvidar.

Apenas la vi salir por la puerta de llegada, ella corrió hasta abrazarme, al fin y al cabo, estaba cumpliendo uno de mis sueños al conocer a mi amiga. Sin embargo, yo le había pedido ser novias después de haberme confesado y mi corazón saltó de alegría al escucharla aceptar mi amor. Cáncer no rompió el abrazo pero sí, unió nuestros labios en un beso que no podría olvidar nunca.

Volviendo al recuerdo de ayer, esperé volver a atraparla mirándome, aunque eso jamás sucedió, debido a que Cáncer no volteó a verme una segunda vez. ¿Acaso ella estaba saliendo adelante? Bueno, no había que ser un gran genio para darse cuenta de lo obvio pero, ¿yo era tan fácil de olvidar? Esa pregunta estaba haciendo que mi mente se rompiera.

Regresando al presente, empiezo a ordenar el lugar, no me gusta ver tanto desorden por aquí. En cierta medida, estoy limpiando el desastre que dejó el huracá.

Una vez que termino de limpiar, dejando un poco decente este lugar, me recuesto nuevamente en el sofá y tomo mi celular para ver la hora pero, al desbloquearlo, me encuentro con el chat de Cáncer abierto.

"Sé que no lo haces pero, si te pregunto si me amas, espero que me mientas."

¡¿En qué mierda pensaba al enviarle aquel mensaje?! Bueno, está claro que lo que menos hice fue pensar en mis actos y sus consecuencias.

Siento ganas de estrellar mi cabeza contra la pared, tal vez así aprendería a no embriagarme hasta perder la conciencia y se reorganizarían mis ideas... O por lo menos, podría despertar con amnesia y no recordar el momento en el que terminé de perder lo poco que me quedaba de dignidad.

Estoy a punto de arrojar el teléfono hacia el suelo y escucho que me llega la notificación de un mensaje nuevo.

Que no sea Cáncer, por favor.

Maldición.

"Supérame, Libra."

¿En qué momento comencé a llorar? Ni yo misma lo sé, lo único cierto es que Cáncer ya no siente lo mismo que yo por ella y al parecer, la única que sufre soy yo.

Maldigo el día en que mandé a la mierda a mi madre, quien me decía que no debía hablar con extraños por internet. Ella solía decirme que era peligroso, pero mamá no me dijo que podía terminar con el corazón roto.

One shots zodiacales; [PEDIDOS CERRADOS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora