Tauro & Aries; two shot

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No iba a darme por vencido

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No iba a darme por vencido. Si Tauro no quería mi ayuda, yo no tenía porqué hacerle caso si ella seguía metida en su miseria. Ella me necesitaba más que nunca y ahí iba a estar para lo que necesitara porque eso es lo que hacen los amigos. Y aunque seguía doliéndome su indiferencia, aún continuaba regresando a su hogar cada día, intentando sacarla de su habitación.

A veces me preguntaba cuándo habría sido la última vez que vio el sol brillar, cuándo habría sido la última vez que realmente fue feliz.

Me armé de valor para volver a pronunciar su nombre, pero como toda la semana, no hubo respuesta de su parte. A pesar de ello, la imaginaba acurrucada en una esquina de su habitación, sin fuerza ni siquiera para comer. La imaginaba sin llorar porque eso me mantenía con esperanzas de que no estuviera tan hundida en el pozo de la depresión.

Era horrible la sensación de no poder hacer nada para ayudarla porque si ella no quería ser rescatada... No. No me rendiré, como tampoco la iba a abandonar. Era mi prioridad que volviera a ser feliz, aunque el precio fuera mi propia felicidad.

Estaba a punto de irme de su casa cuando se me ocurrió una idea para intentar hacerla cambiar de opinión.

—Tauro, sé que me escuchas, que deseas que me vaya y no siga perturbando tu intimidad, pero no me iré hoy hasta que podamos mantener una charla.

De aquello no esperaba respuesta alguna por su parte, aunque muy en el fondo quería que mis palabras tocaran su corazón.

—Si no quieres hablar, lo entiendo, aunque si me escuchas, ¿tan sólo podrías golpear la puerta una vez?

Quizás era una idea muy tonta, más ya no sabía qué hacer y yo no era el ser más brillante del mundo. Sin embargo, para el bien de todos, oí un pequeño golpe desde la habitación de Tauro. Me sentía muy feliz de saber que estaba cooperando, aun así intente disimularlo para no arruinarlo. No obstante, cualquier persona que pudiera pasar por aquí podría ver mi boba sonrisa de enamorado.

—Haremos lo siguiente, yo te haré algunas preguntas y tú golpearás la puerta una vez para decir que sí y dos veces para negar, ¿de acuerdo?

Hizo sonar la puerta una sola vez, así que me arrodillé frente la puerta para comenzar. Realmente la felicidad recorría mi sistema, aunque había una pequeña pizca de temor que me susurraba que era en vano intentarlo. Obviamente la ignoré.

—Bien, aquí va. ¿Sabías que la bufanda que te regaló tu mamá hace dos años la hice yo?

En mi mente, un sonrojo coloreaba sus mejillas mientras que sus ojos demostraban una verdadera sorpresa. Lo cierto era que mi rostro ardía de vergüenza porque eso era algo que jamás le había contado, me refería al hecho de tejer, aunque amaba hacerlo.

Luego de unos segundos escuché que ella daba dos pequeños golpes. Si mi misión era arrancarle al menos una palabra al final del día y eso implicaba dejar mi alma al desnudo, pues, lo haría.

—Eso sólo es la punta del iceberg —reí por lo absurdo y avergonzado que me sentía, pero una sensación de plenitud y libertad también me acompañaban, brindándome fuerza para continuar—. ¿Sabías que cuando tenía cinco años me perdí en la escuela y le dije mamá a la maestra?

Esta vez, solamente recibí un golpe porque esto sí lo sabía. Ella misma me había confesado alguna vez que en varias ocasiones llamaba a su maestra como si fuera su madre por el parecido que ambas tenían.

—Reconozco que eso no fue tan vergonzoso como la primera vez que te lo conté —ella volvió a golpear la puerta y me sorprendí, volviendo a ensanchar mi sonrisa—. ¿Sabías que sólo veo películas de terror cuando estás conmigo porque me cago encima sino?

Sabía que Tauro lo sospechaba, pero estaba seguro de que no sabía que yo disfrutaba cuando ella me consolaba entre sus brazos, alegando ser todo ficción.

—Apuesto a que no sabías que soy fan de Ladybug —como era de esperar, golpeó dos veces y oí el breve murmullo de su risa al otro lado. Me acerqué a la puerta y afirmé la frente en ella porque ya se me habían acabado los secretos, salvo uno—. ¿Sabes, Tauro? Hay una cosa que llevo intentando meses decirte, pero no me animaba...

No había nadie más en su casa, así que todo estaba en silencio, lo que hacía sentirme menos presionado, aunque un poco más ansioso.

—Quizás ya lo sabías, pero necesitaba contártelo yo mismo —tomé aire porque sentía el corazón desbocado, como si fuese a salir corriendo en cualquier momento—. Estoy enamorado de ti y no sabes cuánto disfrute el tiempo que duró nuestro beso.

Quería decirle la hermosa persona que era, tanto interior como exteriormente, pero no iba a hacerlo con una puerta en medio. No recordaba cuándo fue que mis sentimientos por ella se hicieron más fuertes, lo que si sabía era que quería protegerla de todo el mal que existía y eso no ha cambiado en nada.

—Entiendo si el beso no significó nada para ti o si sigues enamorada de Géminis, solo...

—No me dejes caer en la oscuridad otra vez.

Su voz era un tenue susurro que llegó a mis oídos como una triste melodía, que tenía ritmo de haber sido feliz. Después de aquello, noté que le había quitado el seguro a la puerta, así que me apresuré a levantarme para que no me viera en el suelo.

Su apariencia era peor a la que tenía la última vez que la había visto. Como imaginaba, sus ojos parecían haber dejado de llorar hace largos días, pero también habían perdido el brillo que solían tener.

—Tú eres mi lado brillante, jamás te dejaría caer —el abrazo que le siguió a ese momento fue maravilloso. Lo había esperado por mucho tiempo, así que lo disfruté como nunca lo había hecho.

A su lado me sentía completo. Ella rondaba mi mente cada segundo de cada día y no podía simplemente darle la espalda porque cuando peleas durante toda tu vida y trabajas día a día para conseguir hacer algo bien, no hay que dejarse vencer por el dolor a cada momento. Hay que levantarse y convertirlo en poder porque, después de todo, eso es lo que hacen los superhéroes.

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N/A

One shot dedicado a PegasuStone y a toda la gente que quería la segunda parte de “Algo más que amistad”; espero que les haya gustado. ❤

Eve xx

One shots zodiacales; [PEDIDOS CERRADOS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora