Cáncer & Capricornio; two shot

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Narra Capricornio

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Narra Capricornio

Entré al bar solamente para esconderme de mi amigo. Géminis podía ser muy molesto cuando se lo proponía.

Dí un vistazo al lugar y maldije en voz alta. Era un club de strippers.

Aquí había conocido a Cáncer.

—El show ya va a comenzar, ¿o te lo vas a perder, guapo? —me dijo una mujer con voz seductora. Traía un vestido que dejaba poco a la imaginación y demasiado maquillaje en su rostro. No me dejó contestarle y me guió hasta una mesa vacía, donde proseguí a sentarme en una de las sillas.

Las luces se apagaron y la típica música sensual se empezó a escuchar a través de los parlantes. Miré impaciente a la mujer, quien no se había ido de mi lado. Dijo que debía ver el espectáculo y luego me podría marchar. De hecho, no tenía nada que protestar, así que, accedí.

El telón se abrió y mi mandíbula se cayó hasta el suelo, metáforicamente hablando.

Las luces se encendieron, dejándome ver a Cáncer. Se suponía que mi ex novia ya no trabajaba aquí. Sin dudas, estaba loca. Lo tenía todo y lo perdió.

—¿No se mueve como una diosa? —murmuró el hombre que estaba sentado en la silla de la mesa contigua a la mía y fruncí el ceño. Cáncer amaba cuando todas las miradas estaban puestas en ella.

No le contesté al tipo que miraba a mi ex con lujuria, me causó repulsión. Me levanté con brusquedad del asiento y la mujer me tomó del brazo con fuerza y volvió a sentarme, ¿qué come para ser tan fuerte?

—Sólo mira y espera —pidió y asentí mientras ahogaba un bufido.

Digamos que la última vez que vi a Cáncer, yo estaba ebrio y casi la obligué a tener relaciones sexuales en mi auto. Agradezco que eso no haya pasado.

De eso habrá pasado un año, tal vez dos, no lo sé.

La canceriana bailaba alrededor del caño que había en el centro del escenario mientras el público le tiraba dinero. Alguna vez fui uno de ellos, en estado de ebriedad, obviamente.

La mirada de Cáncer se cruzó con la mía y no apartó su vista hasta unos segundos más tarde. Un sentimiento extraño se hizo presente en mi estómago y la mujer junto a mí me miró con una sonrisa, ¿qué mierda seguía haciendo allí?

—Sabes que está moviéndose así porque estás tú, ¿no? —me susurró la mujer y evité poner los ojos en blanco. Por supuesto que lo sabía, lo estaba haciendo a propósito. Ella sabía de qué forma movía su cuerpo, y sí, maldición, yo lo sabía muy bien.

—Déja de joder, Leo —está situación ya me estaba cabreando en lugar de "excitarme".

No podía negar que el baile de Cáncer parecía una real obra de arte pero tampoco le iba a dar la satisfacción de decirle lo sensual que bailaba, eso lo sabíamos de sobra.

El baile terminó y Cáncer desapareció tras el telón. Me levanté nuevamente de la silla y Leo volvió a sentarme. La observé con molestia y en sus ojos pude notar diversión.

—Cáncer quiere hablar contigo —reí con ironía, debía ser una broma de mal gusto.

—Me largo de aquí —volví a levantarme y al girarme, choqué con la figura esbelta de mi ex, que oportuna.

—Debemos hablar, por favor —me miró a los ojos y todavía no tengo muy claro el porqué, pero no me negué a su petición.

Me guió hasta una sala, donde estábamos sólo nosotros. Más una cama tamaño king, no me gustaba por donde iba la cosa.

—No vamos a tener sexo, cambia esa cara —habló, sacándome de mis pensamientos y volteé a mirarla mientras ella trababa la puerta de la habitación.

—¿Qué es lo que quieres?

—También te extrañé, Capricornio —ambos bufamos al mismo tiempo y ella suspiró—. Lamento las condiciones en las que terminó nuestro noviazgo...

—Me engañaste con Acuario —recordé y ella hizo una mueca "arrepentida"—, con mi maldito primo.

—Lo siento, ¿sí? —Cáncer se sentó en la cama y palmeó el colchón a su lado. Me senté y no tardó mucho antes de poner su mano sobre mi pierna—. Dije que no te amaba, pero sólo era para no seguir haciéndote daño.

—Lo único que falta que digas es que quieres que volvamos a ser novios para amarnos —mencioné con sarcasmo y ella me miró con una chispa de esperanza—. La respuesta es no, Cáncer.

—Dame sólo una oportunidad más —se sentó sobre mí y comenzó a dejar besos alrededor de mi cuello mientras yo no ponía ningún tipo de resistencia—. Déjame demostrarte que sólo te amo a ti y a nadie más.

No dejó que le contestara, en lugar de eso, me besó con pasión en los labios y le seguí el beso de la misma manera mientras que ella enrollaba sus manos alrededor de mi cuello y yo llevaba mis manos a su firme trasero.

Me tumbó en la cama y rodé hasta quedar yo sobre ella. Cáncer sonrió y podría jurar que su sonrisa ya no me provocaba la misma ternura que antes. No sentía la «magia» que ella me producía. Ahí me di cuenta que ya no era lo mismo.

Continuamos besándonos y a medida que avanzaba el tiempo, ambos teníamos menos ropa puesta.

—Creo que ya no hará falta encender la calefacción —bromeó, ya que afuera del club estaba nevando.

No reí. No sentía nada, literal. Sabía que lo que estaba haciendo no tenía sentido y luego me arrepentiría, pero estaba dispuesto a disfrutar el momento.

(...)

—Entonces, ¿tuviste sexo con ella otra vez? —preguntó mi amigo y negué con la cabeza.

—Claro que no, tengo cara de estúpido  pero no lo soy —Géminis sonrió y palmeó mi espalda, en señal de apoyo.

Entré en la empresa donde trabajaba y mi primo me chocó, tirando todos los papeles que traía encima.

—Fíjate por donde vas —espetó de mal humor y me reí.

—Sigue con tu vida, Acuario, ella no sabe cómo perder —dije y él me miró con el ceño fruncido—. Recuerda que ella está suelta.

El idiota de mi primo no entendió en ese momento a lo que me refería, sino hasta dos meses más tarde, cuando me enteré de que Cáncer engañó a Acuario con uno de sus amigos.

(...)

Me encontré a Cáncer en la avenida, en realidad, sólo nos vimos a lo lejos. Ella guiaba a un muchacho hacia su departamento mientras me miraba fijo hasta que ambos desaparecieron tras la puerta.

Esperé dos horas hasta que el chico salió y me acerqué a él.

—¿Por qué mi novia se puso nerviosa al verte? —preguntó apenas me reconoció. Que ingenuo, se parecía a mí, cuando todavía era inocente.

—Ella se apoderará de tu mente para atraparte y luego te cambiará por alguien nuevo —mencioné mientras miraba el edificio con amargura. Queríamos vivir juntos, formar una familia. Aunque, creo que sólo yo quería eso.

—¿De qué estás hablando? ¿Por qué me dices esto? —El muchacho se notaba preocupado y confundido, no podía juzgarlo, yo en su lugar estaría peor.

—Sé de qué va esto, caí en ello dos veces y ahora sólo te estoy advirtiendo —sin decir más, me alejé a paso normal del joven. Del edificio.

Y de Cáncer.

One shots zodiacales; [PEDIDOS CERRADOS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora