Capítulo 91

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Karol: ¿Antonella, eres tú?
Xx: Si, cariño. –Caminé hasta la puerta y la abrí.
Karol: Hola, adelante –Sonreí dejando que entrara.
Antonella: Temía que ya te hubieras ido.
Karol: Creo que me iré cuando la fiesta esté terminado –Volví al espejo.
Antonella: ¿Por qué, querida? –Preguntó preocupada.
Karol: Solo era sarcasmo –Sonreí avergonzada.- No sé qué hacer. –Volteé completamente a mirarla.
Antonella: ¿Tú y mi hijo discutieron? –Preguntó más preocupada aún, sentándose en la cama.
Karol: No, nada de eso -Suspiré- Su hijo me enamora cada día más, es todo un encanto.
Antonella: Que agradable es oír eso, cariño -Sonrió- pero, ¿qué sucede?
Karol: No sé qué hacer con mi cabello, estoy algo nerviosa y tengo algo de miedo.
Antonella: ¿Miedo por qué? –Me miró atenta y serena, su serenidad me recordaba tanto a Ruggero.
Karol: En la fiesta habrán amigos y amigas de Ruggero que no conozco, además de otras personas. Tengo miedo de que me juzguen –Miré al suelo.
Antonella: -Sonrió levantándose y caminando hacia mí- ¿Juzgarte por qué?
Karol: Tal vez algo de mí no les agrade. Tal vez yo no les agrade.
Antonella: ¿Tuviste ese mismo miedo antes de conocerme?
Karol: Cuando yo la conocí, no era novia de Ruggero aún...
Antonella: Tutéame, por favor. Es cierto, no lo eras en ese entonces, pero sabías que yo sabía que tú y mi hijo se gustaban. ¿Ya ves?, creo que eres una persona hermosa, agradable, con más virtudes que defectos. –Sonrió tocando mi hombro.- Que no te importe lo que digan ellos, mientras mi hijo te ame como lo hace.
Karol: ¿Por qué Ruggero me quiere a mí?, ¿Por qué alguien tan perfecto como él, me escoge a mí cada día? –Pregunté emocionada.
Antonella: La respuesta es sencilla; lo mismo se pregunta él sobre ti, cada día. –Guiñó acercando una silla de la habitación hasta dejarla a un lado mío, frente al espejo- Siéntate, querida.
Karol: -Me senté confundida- ¿Sucede algo? –Me miré en el espejo.
Antonella: No sucede nada malo.

Apoyó sus manos en mis hombros y suspiró. Quitó la horquilla de su cabello y miró mi cabello.

Antonella: Tienes un cabello muy lindo, creo que puedo ayudarte con este problema.

Cogió con delicadeza cada mechón y los colocó en la parte superior de mi cabeza, formando un moño. Lo ató con la horquilla que poseía y le hizo unos últimos toques.

Antonella: Ya está. Algo lindo y sencillo –Sonrió mirándome al espejo.
Karol: Te ha quedado hermoso, Antonella –Sonreí aliviada.
Antonella: No por nada he peinado a tres princesas. Eres mi cuarta princesa –Sonrió, me levanté y la abracé.
Karol: Eres como mi segunda mamá, te quiero mucho. –Sonreí en su hombro, evitando llorar para no correr el maquillaje.
Antonella: Y yo a ti, dulzura. Eres la chica perfecta para él. Eres más que bienvenida en nuestra familia. Sobre todo, quiero que sepas que siempre estaré para ti, pase lo que pase.
Karol: Gracias, digo lo mismo -Sonreí, respiré hondo y volví a sonreír- ¿Vamos?
Antonella: Claro. –Caminamos hasta la puerta.
Karol: A propósito, llevamos compañía.

Conducí hasta el otro lado de Buenos Aires, por un momento pensé "Tuviste que escoger un lugar tan lejos para festejar tu cumpleaños, Ruggero". Luego, pensaba en lo encantador que era, se me olvidaba todo. Aunque conducir no era exactamente lo mío, al hacerlo por tantos minutos, noté que no lo hacía tan mal. Aunque tenía ese miedo de "¿Qué si el auto quedara sin bencina?", pero después me concentraba en manejar. Me sentía independiente haciéndolo.
Llegamos al famoso lugar. Las luces de la gran mansión, desde mi punto de vista, se veían todas encendidas. Antonella me sonrió asintiendo. Miré a mi acompañante de atrás y le di algunas indicaciones. La madre de Ruggero y yo bajamos del auto al mismo tiempo. Ella dio la vuelta y avanzó a mi lado hasta la entrada. Uno de los guardias se encontraba ahí, no lo conocía, pero Antonella sí. Nos dejó pasar al instante y ella entró primero.
Justo lo que temía, cuando entramos, todos voltearon a ver.

Stole My heart- RuggarolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora