Aquella tarde vimos películas y comimos caramelos mientras ella arreglaba sus uñas y hablaba de sus planes con Jorge, incluso mencionó la palabra seria, "hijos". Reí al acordarme de las veces en las que Ruggero decía querer que yo fuera la madre de sus hijos. Escuchaba atenta lo que decía intentando expulsar cada recuerdo que se aproximara a mí para no perder la cuerda de la conversación. Yo estaba perezosamente recostada en un sofá masticando los caramelos que pertenecían a la mercancía de la banda. Cada caramelo llevaba la cara de alguno de los chicos y los envoltorios estaban esparcidos por todos lados. Ana cogió uno de la bolsa y lo observó, la miré entretenida y ella volteó el caramelo a mí, un lindo y bien peinado Ruggero estaba en él. Ella sonrió ligeramente y haciendo un movimiento fugaz, lanzó el caramelo hasta el pequeño basurero que había al otro lado de la sala, buena puntería. Reímos y negué con la cabeza.
Karol: Eso ha sido cruel. –Dije sonriendo. Encogió sus hombros, indiferente.
Ana: Es en donde merece estar, lástima que no hay caramelos con la cara de esa gringa desabrida. –Hizo una mueca y reí más fuerte.
Karol: Déjala ir, ya debe tener suficiente con el cargo de conciencia.
Ana: Claro que no es suficiente. Créeme que de tenerla en esta misma sala, le arrancaría ese cabello castaño sin piedad. –Parecía seria y rodé los ojos divertida.
Karol: No sería bueno que ensuciaras tus lindas manos haciendo eso.
Ana: -Su rostro se ablandó y suspiró- Mereces a alguien mejor, chica. Mereces a alguien quien te aprecie y te respete, quien te sea leal y Ruggero ha sido uno menos para el indicado. –Sonrió. Ruggero era mi primer amor, siempre sería importante para mí lo quisiera o no. Asentí sonriendo.
Karol: Entonces, ¿Jorge y tú saldrán esta noche? –Cambié de tema, aliviada.
Ana: Si, pero volveré temprano. Mañana tiene ensayo de la banda. –Sus palabras clavaron en mí como si obviamente no las esperaba oír. Fruncí inconscientemente el ceño y abrí los ojos de par en par. Ella me miró confundida y buscaba una respuesta con su mirada. Tragué saliva.
Karol: Ensayo con la banda... -Repetí. Ella asintió aun sin entender.- El está de vuelta. –Realmente odiaba sacar a Ruggero en todas nuestras conversaciones pero era inevitable. Supuestamente él estaría de vuelta de sus vacaciones en California el viernes, no hoy martes.
Ana: -Suspiró paciente- Dijimos que el hecho de su presencia ya no debe afectarte. Solo... piensa que él es... un chico feo, muy feo y desagradable y malo, muy malo. Y...
Karol: Es el peor consejo que me has dado. –Bromeé y lancé una almohada amistosamente. Ella la cogió y me la lanzó de vuelta pero me sentí tan perezosa que dejé que cayera en mi cara.
Ana: En fin, tienes que ver a otros chicos, y lo digo en serio. –Asintió cerrando el esmalte rojo cuidadosamente.
Karol: Lo sé, pero nadie llama mi atención aún. -Encogí mis hombros. Luego algo invadió mi mente y no pude evitarlo, debía preguntarle- ¿Has visto fotos de sus vacaciones? –Levantó su mirada a mí, luego de unos segundos asintió.
Ana: Solo algunas...
Karol: El... -Interrumpí- ¿El se veía feliz?
Ana: Bueno, el lucía normal...
Karol: ¿Habían chicas con él? –Volví a interrumpir con mi mente inquieta. Negó rápidamente con la cabeza.
Ana: Solo amigos íntimos. –Suspiré. Por un lado me sentí aliviada. Volteé mi cabeza a la ventana, el sol se escondía discretamente y sentí como si ese sol fuese el amor que había entre nosotros, se iba. Di un respiro profundo.
Karol: Bien. Nota mental: Ver a otros chicos. –Sonreí abiertamente mientras me levantaba a recoger los papeles del suelo.Esa noche me dormí sintiendo el cuerpo frio y pesado. Tiraba del cobertor de mi cama como si no cubriera lo suficiente. Despertaba constantemente luchando con el frío, los ruidos nocturnos y un sentimiento ahogado en el pecho. Mi cuerpo acurrucado bajo las sabanas, mirando la luna llena en la ventana. Sin ninguna estrella que le rodeara por la neblina. ¿Se sentiría tan sola como yo?
Mis ojos ardían un poco y unos golpecitos interiores en mi cabeza hacían que me retorciera de molestia. Sentía como mis labios cambiaban de color a uno menos cálido. Entonces imaginé a Ruggero apoyando sus labios en los míos, quitándome el enfermizo frio que se apoderaba antes de estos. Con tan solo imaginarlo, mis pálidas mejillas tomaban color. El sentimiento me impulsaba a cerrar los ojos y sentir que flotaba, calmando cada molestia que podría tener. De pronto me hundí en las sabanas y sin saber cómo, estaba sentada en una banca de un parque, con los arboles bailando de alegría y escuchando una melódica risa a mi lado. Inhalé el aroma antes de voltear y ver a Ruggero acariciando mi cabello con una sonrisa fácil. Automáticamente una sonrisa tímida se dibujó en mi cara y mis ojos apreciaron su fascinante apariencia. "Me estás matando con esa sonrisa", murmuraba cerca de mi oído, arrebatándome eso que se llamaba aliento. El clima era perfecto, el pasto era de un verde limpio y cautivante, rosas de mil y un colores desconocidos se esparcían por lo largo del parque. Una de mis manos estaba entrelaza con la suya en su regazo y la otra estaba apoyada en mi rodilla. La mano libre de él corría los mechones traviesos de cabello que se soltaban con el pasivo soplar del viento. Podía oír a mi corazón palpitar y brincar de emoción. El desvió sus ojos de los míos y miró más allá de su hombro, sonriendo aún. Curiosa le seguí la mirada, para encontrar a una sonriente Isa caminando hacia nosotros con una rosa de un hermoso color escarlata. Vestía un vestido color crema que le había obsequiado la última navidad antes del accidente y una hermosa diadema dorada en su cabeza, con su cabello largo suelto y alegre. Ella me sonrió más aun y volteó su mirada a Ruggero, luego a la rosa que sostenía y se la entregó a Ruggero, manteniendo esa mirada angelical. El la recibió y la olió, como absorbiendo el aroma de una manera embriagadora. Miraba confundida pero sonriente. El levantó esos preciosos ojos a los míos nuevamente y me extendió dulcemente la rosa. Con la mano que segundos antes se encontraba en mi rodilla, la cogí y la llevé a mi nariz para sentir el olor. Era ese aroma que él tenía cada día. Era esa droga que literalmente me quitaba la respiración. La dejé sobre mi regazo y volví la vista a Isa. Ella se inclinó levemente a besar mi mejilla y apoyó una de sus manos en mi hombro descubierto. Acercó su cara a mi oído para susurrarme algo, lo hizo pero solo sentí sus labios moviéndose, no oía nada, mi oído era inmune. Me aterré al no oír que me decía y esa sonrisa desapareció en mi rostro, miré a Ruggero y el tenía su cabeza agachada, acunada tristemente en su manos. El viento se intensificó y podía sentirlo golpear mis mejillas, haciéndome temblar del frío y apretando los ojos desesperada. Esperaba que al abrirlos, vería a Ruggero ahí sentado a mi lado, pero no vi más que mi almohada cubriendo la mitad de mi cara. Di un salto de susto al ver a Ana mirando desde la ventana hasta el cielo. La ventana estaba abierta y a eso se debía el viento rebotando en mi cara. Ella volteó a mirarme con una infaltable taza de café en sus manos.
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Stole My heart- Ruggarol
FanfictionHay veces en la vida en las que sientes que todo te juega en contra, que pagas cada error que has hecho, que la vida nunca te volverá a sonreír, que dices "no puedo más", que nada ni nadie vale la pena. . . Pero en realidad, son solo pensamientos d...