Capítulo 96

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Y así fue como choqué mi auto, pensando en ella. No fue grave, por suerte, pero no estaba en condiciones de seguir conduciendo, definitivamente no. Llamé a Jorge, él me salvó, me condujo hasta su casa en su auto y luego fueron a recoger el mío para llevarlo a reparar.

Michael: ¿No hubiera sido mejor comprar uno nuevo? –Untó mermelada en su tostada.
Ruggero: -Negué con la cabeza- Jorge me dijo que su amigo lo tendría como nuevo este viernes.
Michael: Cinco días sin auto, ¿cómo le harás? –Rió.
Ruggero: -Encogí mis hombros sonriendo- Me harás de chofer, o sea, estaré contigo estos cinco días. –Reí saliendo de la cocina.
Michael: ¿Así como el amigo soltero de las películas? –Me siguió.

Todo lo malo venía en un gran paquete de obsequio de cumpleaños atrasado. Y ella, ella, ella, nada más que ella. ¿Así se sentía amarla y no tenerla?, horrible. Jorge me llevó a mi departamento horas más tarde y me dejo uno de sus autos. Pensé en llamar a Anthony pero me diría "Deberíamos salir a conocer chicas esta noche", algo típico de sus domingos. Aunque salir me distraería y es lo que necesitaba, distracción, pensar en otras cosas. Y así fue como lo llamé y quedé de pasar a buscarlo a las diez.

Estaba preparando algo para cenar, pasta, lo que yo llamo supervivencia. El timbre sonó tres veces, dejé las cosas ahí y caminé hasta la puerta. Lo intuí.

Xx: Hola. –Sonrió.
Ruggero: Ana. –Dije con dificultad.
Ana: ¿Cómo estás?
Ruggero: -Presioné mis labios y negué con la cabeza- ¿Cómo está? –Me atreví a preguntar.
Ana: Mejor que cuando llegué. –Volvió a sonreír, miré lo que llevaba en su mano.
Ruggero: La extraño, Ana. Estoy muy mal sin ella. No creí antes que podría extrañar así a alguien...
Ana: No Rugge. –Interrumpió, su media sonrisa se evaporó. De repente me sentí avergonzado.
Ruggero: Kendra jamás la igualaría. –Confesé desesperado.
Ana: -Miró las cosas evadiendo mi confesión- Me ha pedido que te traiga estas cosas. Ropa tuya que había en su casa, un gorro y unos documentos. –Extendió sus manos con mis cosas y las tomé con cuidado. Una de mis camisetas se corrió y noté algo reluciente bajo esta. Miré bien y vi la cadena de plata con mi inicial que le había obsequiado. Sentí un golpe en el pecho interiormente. Bajé mi mirada a mi cuello, traía puesta aún la cadena con su inicial. Sonreí dolido.
Ruggero: Gracias, Ana. –Dejé las cosas a un lado y volví a ella.
Ana: ¿Necesitas algo? –Preguntó por cortesía tal vez. A ella, pensé. Sus besos, volví a pensar. A ella, pensé nuevamente.
Ruggero: Nada. Gracias por todo. –Noté su cabello más rojiso.
Ana: Los chicos y yo estamos para lo que necesites. –Sonó como "Nada más que decir, adiós".
Ruggero: Ella... ¿Vino contigo? ¿Está abajo? –Pregunté tímido. Negó rápidamente y se despidió. Cerré la puerta y observé la cadena con ambas manos apoyadas en mi cintura.

Iba a arrancarme la cadena hasta que lo recordé. Su maquillaje, su vestido, su shampoo. Volví a la puerta rápidamente, tal vez ya se había ido. Abrí mi puerta y miré por si seguía ahí. Las dos estaban hablando algunas puertas más allá. Ana estaba hablándole y ella escuchaba apoyada en la pared de brazos cruzados. Al verla quedé casi paralizado. Sus labios rojos naturales y sus ojos perdidos, así lucían, perdidos. Me miraron y al notarme, ella rápidamente caminó hasta el ascensor, casi corriendo. Ahora se escapaba de mí, cuando juramos que nos tendríamos el uno al otro. Pensé en correr tras ella, pero si se arrancaba era porque no me quería cerca. Ana me miró y caminó hasta donde estaba yo.

Ruggero: Yo... yo solo, es que yo... -Tenía la vista fija en ella cerrando el ascensor. Al no verla ya, agaché la mirada- Ve tras ella, te necesita.
Ana: ¿Querías decir algo? –Preguntó. Negué con la cabeza, sin levantarla. Entré a mi departamento y me lancé al sofá.

Karol Sevilla.

Corrí hasta el auto y entré. No sabía porque había salido ahí, pero verlo me erizó la piel, me hizo volver a sentir esas mariposas traicioneras en mi estomago, me hizo feliz y eso era lo que no debía suceder. Ana llegó un minuto después.

Stole My heart- RuggarolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora