Mentiría si digo no amar el físico, porque es lo primero en lo que se enamora mi corazón. No entiendo qué logró hacer conmigo para tenerme a sus pies, somos completamente diferentes. Ella no pertenece a mi mundo, pero su hermana sí.
¿Acaso te impor...
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Este capítulo ya se encuentra editado, espero que te guste mucho.
03/08/23
Narra Jackie
- Ya no te necesita el jefe, si en algún momento necesita algo me estaré comunicando contigo-dijo ahora la señora dejándome en el aeropuerto. Habíamos dormido en un hotel la noche anterior, en la cual no pude dormir. No dejaba de pensar que en cualquier momento llegaría alguien y me lastimaría, como hace seis años
Miré el ticket aéreo que me dio antes de bajarme de la camioneta, la cual arrancó rápidamente al verme abajo de esta. Era un vuelo directo hacia mi ciudad, hacia la ciudad que me tenía atada a todo.
Una vez adentro, segura de que nadie me seguía, o que alguien me vigilaba llamé a Paolo para comentarle esto. Sin embargo, no iba a desobedecer lo que me ordenaban las personas de Jota Jota. No iba a poner en riesgo mi vida ni la de la gente que me rodeaba, porque al final sabrán quién soy.
(***)
- Señorita, sígame por favor- se acercó un guardia de seguridad, llevándome a una sala donde se encontraban varias sillas, las cuales daban espalda a otras sillas. Un sujeto de espaldas se encontraba sentado.
Entré en silencio, esperando que sea obra del profesor McRoberts o de alguien que me está cuidando.
Esperamos mucho tiempo junto con el sujeto de mis espaldas, a quien no le había visto el rostro aún. Iba a ser una eternidad seguir aquí sin que nadie nos dijera absolutamente nada.
- ¿Crees que se demoren mucho?- rompió el silencio el sujeto.
- No lo sé, es mi primera vez aquí- respondí nerviosa. Porque no sabía el motivo del estar en este lugar.
- ¿Estabas de vacaciones?- preguntó ahora.
- Algo por el estilo- dije sin dar muchos detalles.
Me levanté nerviosa y cansada de tanto esperar a golpear la puerta que nos conectaba a la oficina en la que estarían los oficiales que nos trajeron en primer instante. Golpeé molesta esta puerta.
- ¿Cuánto tiempo nos tendrán aquí?- dije molesta a través de la puerta.
Al no tener respuesta, caminé por el lugar intentando no perder el control, estaba molesta, incómoda y quería salir de aquí. Incluso nos retiraron los celulares y nuestras pertenencias antes de entrar al lugar.
- Me gustan las chicas con carácter- dijo ahora el sujeto- así como tú.
- ¿Disculpa?- me coloqué frente a él confrontándolo.
Se levantó de su lugar, notando nuestra diferencia de altura.
Un sujeto con cabello rizado, algo de barba descuidada, tatuajes en todas las zonas visibles, ojos color marrón y un aspecto dominante que estuvo a poco de hacerme perder mi valentía, por temor a acercarme a él.
- Tienes buen carácter- dijo ahora frente a mí- lástima que no me interesa nadie en este momento- giró un poco su rostro intentando mirarme de mejor manera.
- Comprendo- respiré profundo- ¿crees que puedes "alagarme" de esa manera?- reí sarcásticamente.
- Estuvieras deseando que lo hiciera- caminó un paso más cerca a mí, dejándonos a solo centímetros.
La puerta de la oficina se abrió dejando ver unos cuántos oficiales en busca de nosotros, haciendo que ambos nos separemos de la distancia que comenzábamos a tener.
- Vas primero- uno de los oficiales le señaló al sujeto, para llevarlo fuera de aquí.
Miré de nuevo su trayecto y noté cómo caía algo de su cuerpo, como un pequeño collar o algo. Caminé discretamente al lugar donde se encontraba aquel collar, tomándolo con mis manos, dejando que mi corazón deje de latir por unos momentos, mientras que mi respiración comenzaba a entrecortarse poco a poco.
Era mi collar.
Era James quien estaba frente a mí.
- Vamos Jackie- entró ahora Paolo a la habitación, cortando mi estado de shock.
- Me tuvieron dos horas allí- dije intentando guardar rápidamente mi collar, y evitar preguntas.
- Fueron solo tres minutos Jackie, no te lo tomes en serio- rió.
Mi mente no dejaba de pensar en su rostro, su mirada, su cabello. Era increíble, cómo unos cuántos años habían pasado y que él haya cambiado tanto, de tal manera que no fuimos capaz de reconocernos el uno al otro, teniéndonos a centímetros.
Narra James
Aquel aroma, aquella sonrisa, aquella voz no iba a ser tan fácil de olvidar.
Era ella.
Comencé a comparar aquella imagen que tenía de ella en mi mente, con la que tuve en frente por tan solo segundos, sabiendo que no era la misma Jackie de la que me enamoré a los 16 años. Algo dentro de ella había cambiado, y no sabía si era para bien.
Seguía con aquella mirada triste, aquella mirada que lograba romper mi corazón en mil pedazos, porque sabía que yo era el responsable, pero ahora no se me cruzaba en mente el motivo del que se encuentre así.
Pero seguía siendo mi Jackie en el fondo de toda la imagen de mujer valiente que demostraba ser ahora.