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04/08/23
Narra Jackie
Miré la hora del reloj, eran las 23:58. No sabía qué hacer, no sabía si debía ir. Estaba completamente segura que era James, era la persona que me citó allí, ¿qué quiere de mí ahora?
Caminé en dirección a los establos, si quería tener un final, lo tendría.
Paolo estuvo toda la noche ignorándome, mientras noté que tiraba un par de miradas hacia una amiga de Nelly. ¿Es tan difícil dejar de ser el imbécil que conocí? Es sencillo, el no sabía cómo estar solo. Creyó que yo sería la siguiente de su lista, la siguiente persona que estaría abierta a él, pero no soy la misma tonta que antes, solo noté un pequeño error de él y supe que no era el indicado parar abrirme nuevamente al amor.
- Llegaste- me sorprendió alguien a mis espaldas mientras me tomaba de mis hombros.
- ¿Qué quieres ahora?- respondí fría.
- Quería verte, quería saber cómo estabas- dijo ahora colocándose frente a mí.
- Ya me viste, y estoy bien- respondí sin dar muchas explicaciones.
- ¿Por qué no me di cuenta que eras tú?- colocó una de sus manos en mi mejilla, ocasionando que me erizara ante su tacto. Era increíble cómo una persona, o bueno, cómo él podía hacerme perder la cordura y el control con tan solo el tacto.
- Ya no soy la misma James- di un paso hacia atrás, alejándome de su tacto.
- Lo sé- guardó sus manos en los bolsillos de su pantalón- ¿Cómo haz estado?- preguntó nuevamente.
- He pasado mucha mierda- respondí rendida- pero no tengo por qué contarte mi vida James, tu y yo sabemos que no podemos volver a tener ningún tipo de relación.
Me miró sin decir nada, porque sabíamos que entre nosotros no se necesitan palabras, se necesitan unos cuántos segundos juntos para volver a conectarnos.
- Estoy consciente de que fui una mierda contigo, y no sabes cuánto me arrepiento. Jamás logré decirte - se acercó mucho, su nariz rozaba con la mía- que nunca encontraré a alguien a quien ame tanto como te amo a ti.
- James, no me hagas esto- intenté alejarme nuevamente de él, pero la pared no me ayudó a mi escape.
- Prometí jamás volverme a acercar a ti, y no romperé mi promesa- cerró los ojos con enojo y resignación, para luego separarse él de mí.
- ¿Entonces qué hacemos aquí?- pregunté ahora con el corazón a punto de salir de mi pecho.
- Quería verte una última vez- tomo aire- estoy en problemas. Mi mundo cayó directamente a un agujero desde la última vez que te vi- se tomó el rostro con ambas manos y siguió hablando- entré al mundo de la droga, pero no para consumirla. Necesitaba dinero, y lo conseguí, me ayudó un momento para dejar de pensar en lo nuestro, me ayudó a llenar aquel vacío que tu amor dejó, pero todo se volvió tan monótono y peligroso.
- James- no sabía qué decirle. Porque no sabía que iba a caer tan bajo, no sabía el peligro en el que estaba al estar a pocos centímetros de él, a lo que me alejé con temor de lo que podía llegar a hacer ahora en momentos de ira o si no conseguía lo que él quería.
- No debes temerme, no te lastimaré, eres la única persona en este planeta a quien no volveré a hacer daño. Quería que sepas todo esto antes de que esto termine mal para mí- dijo ahora con los ojos un poco cristalizados, pero que él no permitía que cayeran lágrimas por estos.
- Debo irme- dije sin decir nada al respecto lo que me dijo- hasta nunca James- me volteé y caminé los más rápido que pude hacia el hotel.
(***)
- ¿Dónde estabas?- dijo Paolo molesto al momento que notó mi presencia en la habitación. Él se encontraba de espaldas, sentado en un sofá viendo hacia la noche estrellada, mientras tomaba alcohol de una botella.
- ¿Disculpa?- respondí molesta e indignada. Porque no debía dar ningún tipo de explicación a nadie y mucho menos a él.
- ¿Con quién estuviste?- lanzó la botella hacia el suelo, haciendo que esta se rompiera en mil pedazos.
No respondí, estaba en shock. No sabía qué hacer en este momento, si salir de la habitación o confrontar aquella actitud inmadura con la que me estaba hablando en estos momentos.
- ¿No me vas a decir?- se acercó molesto directamente hacia mí.
- ¿Qué te sucede?- supe responder con temor a que él me hiciera algo. Mis piernas se congelaron en aquel lugar, no podía moverme de allí, si daba tan solo un paso caería. Tenía miedo.
- Eres una simple zorra- me dijo molesto muy cerca a mi rostro.
- Hablemos mañana Paolo, estás muy borracho- salió de mi.
- ¿Quieres regresar con el imbécil con el que estabas verdad?- se rió sarcásticamente y me empujo contra la pared teniendo de mis brazos, dejándome sin escapatoria.
- Basta Paolo, no hagas esto- dije antes de sentir su mano en mis clavículas, subiendo directamente hacia mi cuello, con intensiones de ahorcarme.
Lágrimas corrían por mis mejillas, porque no podía hacer más que intentar golpearlo para liberarme. Su agarre me hacía imposible el hablar o gritar, y era por este motivo por el cual no quería volver a tener a nadie cerca de mí, porque dejaría que tomen de mí lo que quisieran.
Y perdí esta batalla contra él. Mi cabeza comenzaba a sentirse algo pesada, mis ojos comenzaban a sentirse cada vez más débiles.
Sentí que la puerta de la habitación se abrió, no noté quién ingresó pero nos separó a ambos.
Finalmente caí en un profundo sueño.
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OLVIDEMOS APARIENCIAS
Novela JuvenilMentiría si digo no amar el físico, porque es lo primero en lo que se enamora mi corazón. No entiendo qué logró hacer conmigo para tenerme a sus pies, somos completamente diferentes. Ella no pertenece a mi mundo, pero su hermana sí. ¿Acaso te impor...