[Recuerdos] •YM•YoonMin •

#17

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"Cuanto lo siento Jin hyung. Yo no sabía qué me iba a poner tan mal. Discúlpeme, por favor...por favor...por...fa...vor"

—...favor...

— ¿Qué?

"¿Jin hyung? No...no lo parece...de seguro es alguien...más"

Muchas dudas recorrían y se mecían a mí alrededor. Y ni siquiera podía decir concretamente qué era verdad o que no.

"Que se detengan. Solo eso."

— Jimin...Jimin...¡JIMIN!

Abrí los ojos asustado. Mi respiración se aceleró, y mis latidos se podían oír hasta el otro lado del planeta.

Estaba echado, pues una luz blanquecina me tapaba la vista, y no me dejaba ver a las demás personas que me rodeaban. Poco a poco fui abriendo más mi visión periférica, y pude moverme hacia otro lado menos brilloso.

— ¿Mmhn? —pronuncié torpemente, como si me levantase después de veinte horas.

— ¡Trae el agua, rápido! ¡No hay tiempo! acaba de despertar.

— ¿Jin hyung?

Podía sentir mi garganta seca, y tenía muchas ganas de toser sin control. Llevé una mano hacia mi frente, pues la sentía mojada, al principio creí que era agua, pero al tocarla mejor, pude ver que era sudor.

Mi sudor.

"Qué asco."

Intenté levantarme cuidadosamente pues aún tenía miedo de caerme por el mareo o por náuseas. Aunque no estaba seguro.

— Aquí tienes ChimChim. Tómalo —alguien me entregó un pequeño vaso de vidrio transparente con agua, en mi mano personalmente.

— Gracias...

No estoy lo bastante seguro de si se oyó, pero creo que captaron mis movimientos labiales. Pues vi una pequeña reverencia de correspondencia.

— Veo que estás mejor, pero que no se levante hasta que se recupere por completo —habló una voz mucho más vieja y gruesa, parecida a un doctor.

— No se preocupe —respondieron varias voces juntas.

Tosí un poco, antes de tomar el agua que me redujo las tenciones musculares; y que por otro lado, me relajó sin duda.

Al relajarme por completo, pude ver a mi alrededor a Jin hyung, Namjoon hyung y a...¡Hoseok!

"¿Qué hace él aquí? ¿Lo llamaron desde mi celular? Juro que cuando salga de estas condiciones voy a---"

Una voz me distrajo de mis maldiciones y ataques de ira.

— Jimin si necesitas descansar, solo debes decirlo ¿vale?

"¿Descansar? ¿De qué habla?"

Solo atiné a afirmar levemente con la cabeza.

— Y no te olvides que sigues en crecimiento por lo que no debes saltarte las comidas ¿me oyes? —era la voz del doctor de avanzada edad, quien después de meditar sus palabras, se estaba retirando por una puerta caoba.

Al escuchar cómo se cerraba la misma, todos los chicos se abalanzaron sobre mí de un momento a otro.

— Pobre ChimChim, debí suponer que era causa de Namjoon que estás así —alegó Hoseok de forma preocupada.

— ¿Yo? ¿Qué hice ahora? Jimin se puso así por las exigencias y palabras complicadas de Jin —defendió el de cabello oscuro.

— ¡¿Qué?! Disculpa que intente cuidar a alguien más que no seas tú ¿no es así Namjoon? —protestó en correspondencia el rubio de más talla.

— No hablen tan...alto...

Rogué de forma débil.

— Lo sentimos —dijeron al unísono mis tres amigos, junto a una acostumbrada reverencia de verdaderos sentimientos.

Mi voz sonaba mejor, y ya me había acostumbrado a la luz. Ahora era el momento de la verdad.

— Amm...disculpen por preguntar...

Capté la atención de todos los presentes de forma inmediata.

— Pero...me puede alguien explicar —continué— por qué Hoseok está aquí, y ¿dónde estoy?

Los tres chicos en torno a mí se miraron confusos por mi pregunta, pero no tardaron demasiado en ponerse de acuerdo en hablar.

— Veras Jimin...—empezó Namjoon—...estás en el lugar de descanso de empleados. Estás a salvo. No te preocupes por nada —palpó un poco mis cabellos, para luego soltarlos muy lentamente.

— Yo llamé a Hobi, ChimChim —se arrepintió el mayor de los presentes, en tanto rascaba un botón de su camisa—. No sabía que lo conocías, solo lo contacté para que nos ayudara a cuidarte.

— Y yo...—interrumpió el castaño—...yo solo pasaba por aquí hasta que mi celular timbró y me contacté con Jin. Es todo, absolutamente —volvió a repetir para convencerme.

Aunque no era necesario, se podía ver perfectamente que no era ninguna mentira. Así que eso hizo que mis latidos se redujeran.

— Bien. Gracias. Muchas gracias —les sonreí tiernamente.

Y sin previo aviso, me abrazaron.

Mis ojos se hallaban inquietos por ese acto, mas no hice ninguna objeción. Era su manera de mostrar su confianza y preocupación.

Y eso me daba ansias y energía para confiar en ellos.

— ¡Tres hurras por ChimChim! —se alejó con efusividad Hoseok de nuestro círculo.

— ¡Viva! ¡Viva! ¡Viva! —gritaron enseguida todos a excepción de mí, que me hallaba tímidamente observando la escena.

Al acabar, reí muyfuerte con todos.